Gracias

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Normalmente pienso que no podría escribir un artículo de este tipo. Quizás sea porque la vida me ha mostrado una y otra vez que la gente no cambia, que las situaciones no se modifican, que los problemas no se solucionan... 

Por eso, cuando inesperadamente pasa todo lo contrario es bueno, en mi opinión, ser agradecido. Es lo mismo que mi abuelo Domingo siempre me decía: hay que ser una buena persona y cuando haya que dar las gracias, hay que darlas. 

Y de eso van estas líneas.

Porque hace un tiempo escribí en este mismo diario un pequeño artículo titulado El cajero nada automático de Las Manchas. En ese artículo me preguntaba qué sentido tenía que nos hubieran instalado en el barrio un cajero que, sin embargo, no había funcionado nunca. Provocaba en todos una sensación extraña a medio camino entre la pena y la rabia. 

En ese artículo decía literalmente que “me gustaría tener la suerte de que algún responsable de Cajasiete leyera estas líneas y me pudiera explicar qué sentido tiene tener un cajero automático con media pantalla negra y que nunca, jamás, tiene dinero ni funciona”

Y ¿saben qué? Creo que tuve esa suerte. ¿Por qué no la habré tenido con el sorteo de El Niño? 

Así que hoy escribo estas líneas simplemente para dar las gracias. Las escribo para agradecer al máximo responsable de Cajasiete de La Palma haber leído ese artículo, haberse hecho eco de lo comentado y, sobre todo, haber buscado y alcanzado una solución. 

Porque a veces la gente sí cambia, las situaciones sí se modifican y los problemas sí se solucionan. Y gracias a ello desde hace apenas unos días el cajero nada automático de Las Manchas, es ahora 100% automático. Y esto que quizás parece una tontería es en realidad un gran favor para un barrio que ha sufrido lo inimaginable desde aquel 19 de septiembre que todos recordamos... y algunos queremos olvidar. 

Y dicho esto termino estas líneas con solo dos palabras más: gracias Cajasiete.