Me refiero con este epígrafe a esos hechos palmeros tan idiosincráticos que solemos llamar peculiaridades o singularidades. Uno de los últimos que me llenan de orgullo y regocijo es ese programa canario que habla de la singularísima experiencia de las cabras palmeras como agentes forestales entre los que tengo algunos muy admirados amigos, me refiero a los agentes forestales, no a las cabras. A partir de ahora no será un insulto decirle a alguien que está como una cabra, sino todo lo contrario, será un elogio, será decirle que se preocupa por nuestro medio ambiente, por la prevención de incendios, por el cuidado de nuestros montes. Yo mismo sin ir más lejos estoy como una cabra y perdonen que me dé autobombo, visibilizando y poniendo en valor, palabras del novísimo latín político, las excelencias de nuestro medio ambiente que para mí siempre ha sido un ambiente entero.