Los centros de emisión de lava del cono principal del volcán de Cumbre Vieja se encuentran muy poco activos y el gran problema que genera ahora la erupción son los gases, que están dificultando el acceso a viviendas e incluso, las obras para finalizar la nueva carretera a Puerto Naos.
El director técnico del Plan de Emergencias por Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, ha señalado en la rueda de prensa posterior a la reunión de los comités técnico y científico que el panorama que presenta este viernes la erupción es “sensiblemente parecido” al registrado este jueves en cuanto a las coladas.
Al respecto, la portavoz científica, María José Blanco, ha indicado que desde el foco efusivo situado al oeste del cono principal la lava sigue discurriendo por un tubo volcánico que tiene varios jameos, y del que parten dos coladas que se desplazan, también al oeste, sobre las anteriores. La más activa, que confluyó sobre la colada que surgió al oeste de la montaña del Cogote (actualmente inactiva) sigue sobre esta última y se precipita sobre la isla baja, en la zona de Las Hoyas.
Se encuentran muy poco activos los otros centros de emisión del cono principal, con pulsos muy esporádicos de actividad estromboliana y emisión de cenizas “y muy intensos de gases”, ha precisado la portavoz científica. Además, las grietas y fracturas en la parte superior del cono secundario han ido modificando su morfología, lo que ha producido pequeños desprendimientos hacia su interior y hacia los cráteres adyacentes.
La altura del penacho volcánico ha alcanzado este viernes los 1.200 metros y se ha dispuesto en dirección sur-suroeste desde el foco eruptivo, lo que es favorable para la operación del aeropuerto de La Palma.
Sin embargo, la emisión de dióxido de azufre asociada a este penacho registrada ayer fue alta, pese a continuar la tendencia descendente a partir del 23 de septiembre, cuando superó las 50.000 toneladas. Esto provocó que ayer se registraran niveles regulares y desfavorables en cuanto al dióxido de azufre registrado en las estaciones de Los Llanos de Aridane, Tazacorte y Puntagorda, y en el primer municipio citado se superaron los valores límite en seis ocasiones, una de ellas incluso por encima del umbral de alerta.
En cuanto a las partículas en suspensión inferiores a 10 micras, se registró un aumento generalizado en todas las estaciones a lo largo de la mañana de ayer y en la de este viernes, aunque se han alcanzado niveles buenos en la de San Antonio y razonablemente buenos en el resto.
María José Blanco también ha señalado que la sismicidad a niveles intermedios sigue baja, así como la registrada a más de 20 kilómetros, y en las últimas 24 horas el sismo de mayor magnitud ha sido uno de 3,6 mgLg localizado a 10 kilómetros.
En la jornada número 82 desde el inicio de la erupción, según ha contabilizado Miguel Ángel Morcuende, se está repitiendo la dinámica de los últimos días y no ha habido más superficie afectada por las coladas.
Ahora “el gran problema que tenemos son los gases”, que impiden en momentos determinados acceder a las viviendas, a la limpieza de cenizas y a la retirada de enseres en las zonas de exclusión.
También está planteando problemas para terminar las infraestructuras y por ello el director técnico del Pevolca ha insistido en que “si los gases nos dejan”, se necesitarán dos semanas de trabajo continuo para terminar la nueva carretera a Puerto Naos.
Los gases en la zona sur de la emergencia están siendo objeto de una monitorización permanente por los servicios de calidad del aire del Gobierno de Canarias y la Unidad Militar de Emergencias, que efectúa recorridos continuos para asegurar la posibilidad de acceder o no a las zonas evacuadas, donde se pasa de trabajar “con absoluta garantía” a momentos con alta concentración de gases, especialmente dióxido de azufre y monóxido de carbono, que obligan a evacuar a las personas allí presentes.
Actualmente hay 547 personas alojadas en hoteles de Fuencaliente, Los Llanos de Aridane y Breña Baja, y 43 personas dependientes lo hacen en centros sociosanitarios, y se estima que la erupción ha dañado más de 72 kilómetros de carreteras, incluidas calles destrozadas y otras zonas del viario público “subsumidas” por la lava.