Seis manos de tres generaciones unidas en la minuciosa labor artesana de confeccionar arcos y alfombras en el Corpus de la Villa de Mazo. Marta Lorenzo, de 77 años, su hija Daniela y su nieta Flavia, del barrio de Montes de Luna, amanecieron este jueves con el rostro cansado pero satisfechas y felices. “Esta fiesta la llevamos en los genes; yo no concibo un miércoles sin las alfombras de Corpus; es un tema artístico unido a un sentimiento”, ha asegurado a LA PALMA AHORA Daniela Rodríguez, antropóloga de profesión. “Es un arte efímero, un trabajo laborioso, absolutamente artesanal, que estrecha las relaciones vecinales en esta época”, asegura. “Tu vida se organiza en función del arco, al que le tienes que dedicar mucho tiempo”, asegura, y expone sus emociones. “Cuando el arco sale del lugar de enrame y se desplaza en los camiones, el corazón te palpita, no puedes evitarlo”, confiesa. “El momento en que ves que se levanta en la calle, es superemocionante, y en mi caso, el sentimiento no es religioso”, aclara.
Su madre Marta Lorenzo tiene 77 años y lleva desde los 13 participando en el Corpus de Mazo, sin faltar ni un año a la cita de la fiesta más representativa del municipio artesano por antonomasia. “El Corpus es algo muy grande y muy emocionante para mí; dedico más de un mes al año a preparar el arco y la alfombra, pero es un trabajo muy agradable”, indica. “Quiero que mis hijas y nietos sigan la misma tradición porque yo tengo ya 77 años y estoy en esto desde los 13 años”. Recuerda que “antes hacíamos las alfombras de sal teñidas con carmín, y conseguíamos unas rosas con unos tonos precioso, o con añil, y también con condimento, que daba un amarillo tan bonito”.
La pequeña Flavia Rodríguez, de 8 años, prácticamente se acaba de incorporar a la tradición. “Ayudo a abuela desde hace tres años y quiero seguir haciendo lo que hace ella”, afirma. “Este año pegué los faroles del arco y elegí el pasillo”, comenta con un una carita un poco cansada después de una noche de intenso trabajo artesano en las empinadas calles de Mazo, estrechando lazos y conviviendo con sus vecinos desde la infancia.
La antropóloga Daniel Rodríguez, tía de Flavia, resalta que en el Corpus de Villa de Mazo los hombres y las mujeres tienen tareas diferenciadas, aunque todos entienden de labores artesanas. “A grandes rasgos, las mujeres se encargan más de pegar los pétalos, de las tareas minuciosas, y los hombres son los ‘conseguidores’ de otros materiales como el ciprés o los encargados de talar ramas de árboles”, explica. “Este material se lleva al lugar de enrame y se corta con machete en trozos de pocos centímetros; hay que cargar también camionetas de salado (planta) y picarlo, que se encargan de secar las mujeres en las azoteas”.
Daniela está convencida de que “el hecho de que Mazo sea un pueblo artesano tiene que ver con esas habilidades de los vecinos para confeccionar arcos y pasillos; son capaces de hacer filigranas que muy complejas”, subraya.
La alcaldesa electa de la Villa de Mazo, Nieves Lady Barreto, se encontraba a mediodía de este jueves en la calle principal de la Villa de Mazo, como cualquier vecino mas, con la escoba y la pala en las manos, limpiando y dando los últimos retoques antes de que llegaran al municipio palmeros de todos los rincones para contemplar el museo de arte efímero con obras de acusada verticalidad. “El Corpus es la fiesta principal de Mazo, la que más muestra la labor de los vecinos; el ayuntamiento es mero transmisor de lo que se hace, solo organiza el tema de los arcos con su madera y su hierro, pero ellos son los protagonistas”, ha destacado a este digital.
El Corpus, resaltó Barreto, “nace de los propios vecinos y es una fiesta de convivencia, amistad y solidaridad”, y especificó que se trata de “un acontecimiento festivo religioso, porque las calzadas se engalanan para el Santísimo, pero trasciende más allá de eso, porque en los centros de enrame se reúnen los vecinos, comparten experiencias mayores y jóvenes”.
La alcaldesa de Mazo destacó que en las labores artesanas “no se utilizan productos químicos ni colorantes artificiales, y tenemos arcos más o menos coloridos en función de cómo haya sido la primavera”.
Esta fiesta, sostiene Nieves Lady, “es arte efímero, el lunes todo se tiene que destruir para que nazca un nuevo Corpus, pero también es una fiesta de convivencia, solidaridad, amistad y compañerismo”. Además, añadió, “tiene toques etnográficos, porque recuperamos parte de la historia de un barrio en ese mes de enrame, mantenemos viva las tradiciones y la convivencia entre los vecinos, y eso no lo puede hacer una administración, sino los habitantes de cada barrio sacando adelante fiestas como esta para que hoy, cuando nos visiten, vean el pueblo bonito y adornado”.