Es el primer año que participa en el Corpus Christi de Villa de Mazo. Mariela Ramos, de 36 años, se ha sumado en esta edición a la confección de primorosas obras que convierten el casco urbano del municipio en un singular museo de arte popular y efímero. “Querían gente joven en el arco de El Pueblo y El Poleal, y decidí colaborar para mantener esta tradición”, ha señalado a La Palma Ahora. Recuerda que esta manifestación artística “está declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, es un símbolo de este pueblo y hay que invitar a los jóvenes a que se incorporen para que perdure en el tiempo”. “Deben coger el relevo; yo ya he incorporado a mis hijos”, subraya.
Mariela siempre había visto el Corpus “de fuera”, pero este año lo ha vivido “por dentro”. “Me ha emocionado el trabajo que hemos realizado en grupo, porque aquí participa todo el mundo y hay mucha convivencia entre niños, jóvenes y mayores”.
Al contrario que Mariela, Jorge Pérez lleva toda su vida vinculado al Corpus. “Tengo 43 años y participo desde que nací, desde muy niño”, dice. “Para mí, esto es una representación del arte de cada barrio y no quiero que se pierda esta tradición, cada uno tiene que poner su granito de arena para mantener la costumbre porque, de lo contrario, se pierde”, advierte. “Los jóvenes participan poco, pero vamos saliendo adelante”, añade.
Jorge no oculta que “hacer un arco cuesta mucho, es un trabajo muy laborioso; lleva tiempo, pero cuando lo veo terminado siento una alegría enorme, y cada año me da más satisfacción porque uno lo vive”.
La Villa de Mazo se ha convertido este jueves en una cita obligada para los palmeros. Habitantes de toda la Isla han acudido al municipio artesano por antonomasia para contemplar los 13 arcos, las alfombras y los tapices que confeccionan con esmero los macenses. Después de meses de intenso trabajo y entrega, Mazo ha exhibido con orgullo sus obras de filigrana que causan admiración.