Los cantones o bandos prehispánicos de Benahoare (IV): Ahenguareme
6.- El cantón de Ahenguareme
“El cuarto señorío era desde El Charco hasta el término de Tigalate, y a toda esta tierra llamaban antiguamente Ahenguareme; y de esta parte eran señores Echentire y Auquahe, dos hermanos; y éste llamaron de este nombre por ser muy moreno, y Azuquahe quiere decir ”moreno“ o ”negro“ en su lengua (J. Abreu Galindo, 1977: 267).
El topónimo Ahenguareme puede referirse a dos plantas canarias: ruda (Ruta ramosissima) y el incienso (Artemisia thuscula) (I. Reyes, 2011: 57). Los arbustos de incienso son muy abundantes por las medianías del actual municipio de Fuencaliente. Es una planta medicinal, por lo que era muy apreciada, en la época histórica, por sus cualidades estomacales, ayudando a expulsar los gusanos intestinales y aumenta la secreción de orina. Se utilizaban sus hojas y flores en infusiones y en sahumerios (F. J. Pais Pais, 1996: 178). Este uso curativo, con toda probabilidad, también sería conocido por la población aborigen.

El cantón de Ahenguareme se extendía por una de las zonas más áridas y secas de la antigua Benahoare, ocupando todo su extremo meridional y extendiéndose a ambas vertientes (oriental y occidental) de Cumbre Vieja. A pesar de todo, contaba con magníficos pastizales herbáceos y arbustivos, ideales para el mantenimiento de rebaños de cabras y ovejas, que ocupan desde la orilla del mar a la crestería, que alcanza los 1656 metros en la Montaña de La Manteca.
Por ello, no debe extrañarnos que, tras la conquista, este territorio fuese explotado como una dehesa comunal a la que tenía acceso, mediante el pago de los correspondientes cánones, la comunidad pastoril de La Palma. Este aprovechamiento y riqueza se desprende de esta cita textual, tras la erupción del Volcán Martín-Tigalate en 1646: “…deshizo las tierras de Foncaliente y otras circunvecina, y se destruyó y quemó todo el pinar y monte de Foncaliente, y se ha perdido y perdió mucha cantidad de ganado que se apazentaba en aquellas partes, y se impidió el uso de pastos de la mayor parte del ganado desta Isla que, por su término, de todos los vecinos se usaba de echar allí en el invierno…” (M. Santiago, 1960: 321). Es muy posible que, en diferentes momentos de la etapa prehispánica, estos parajes tuviesen un uso ganadero que fue esencial a partir de su incorporación a la Corona de Castilla.

Las prospecciones superficiales que realizamos en 1995 para la elaboración de la Carta Arqueológica de Fuencaliente nos permitieron constatar un poblamiento aborigen bastante intensivo entre la orilla del mar y los 800 metros de altitud, aproximadamente. La escasa presencia de cavidades naturales obligó a la población indígena a establecerse en poblados de cabañas que, a juzgar por la riqueza en restos arqueológicos superficiales (fragmentos de cerámica, piezas líticas, fragmentos de fauna doméstica y conchas marinas) fue especialmente destacable en Las Indias, Los Quemados y Las Caletas. No obstante, también habitaron en pequeñas covachas, amplios cejos y tubos volcánicos, entre los que sobresale la Cueva de Los Palmeros, dispersos por las coladas lávicas que recorren toda su orografía. También destacan algunos yacimientos funerarios y de carácter mágico-religioso entre los que sobresale la estación de grabados rupestres del Roque Teneguía, así como conjuntos de canalillos-cazoletas.

Resulta interesante destacar la atención que le dedican las fuentes etnohistóricas a dos puntos de agua muy importantes situados, precisamente, en la zona más árida de la Isla, como son Tagagrito-Fuente Santa y Uquén-El Tión.“La parte más estéril de agua que esta isla de La Palma tiene, es la que care a la banda del Sur; porque, si no es alguna fuente de muy poca agua, no hay otra; y aun de ésa no se puede aprovechar todas veces, porque una fuente que nace a la orilla del mar no se pueden aprovechar de ella, si no es de baja mar, porque, cuando crece, la cubre; y sale tan caliente que, puesta una lapa del mar en el nacimiento de la agua, se despide de la concha. Y salir tan caliente lo causa el minero de azufre por donde pasa el agua: Los naturales antiguos llamaban este término en su lenguaje Tagragito, que es ”agua caliente…“ (J. Abreu Galindo, 1977: 264). Según Ignacio Reyes, este topónimo tiene el significado de ”pequeña corriente de agua muy caliente“ (2011: 366).

Según J. Abreu Galindo, “Hay en esta banda, en un término que llaman Uquen, una fuente en una concavidad debajo de tierra, a la cual se entra por un agujero que está en medio de un llano de losas de piedra viva, tan estrecho que es necesario que entren a gatas, la cara hacia la entrada, por no perder de vista la entrada y su claridad; y de esta suerte entran un trecho, y en el fin se hace una gran sala. Y por entre aquellas losas cae distilaba el agua, en goteras, tan buena que es contento beber de ellas. Los antiguos la llamaron Tebexcorade, que quiere decir ”agua buena“. Y no es de maravillar tanto el edificio que allí que allí obra la naturaleza, cuanto el distilar el agua en tierra tan seca y de losas de tan poca humedad y corpulencia; porque están delgada la techumbre de esta cueva, hecha de aquellas losas, que, si encima tocan con cualquiera cosa, atruena toda la concavidad de abajo, que al parecer se figura delgada aquellas losas como tablas, y con cualquiera golpe parece que la horadan y rompen” (1977: 264). Por su parte, Tebexcorade se puede interpretar como “…todo estanque…” (I. Reyes, 2011: 393). Este nombre se conserva en una zona y una galería situada en el Barranco del Riachuelo (El Paso), conocida como Tabercorade. La actual Fuente del Tión podría ser, perfectamente, la de Uquen.

Según Carmen Díaz Alayón “La zona de Uquén, aproximadamente de treinta hectáreas y entre los 800 y 950 metros de altitud, está situada en el noroeste del municipio de Fuencaliente y distante cinco kilómetros del núcleo de Los Canarios. El área está deshabitada y es objeto de aprovechamiento para pastos y cultivo de viñedos de modo preferente· (1987: 162). En registros documentales del siglo XVIII se recoge una Cruz de Uquén, Riscos de Uquén y también las variantes Oguén/Oquén y Doguén/Doquén. Tiene el significado de ”…encierro, cerramiento…“ (I. Reyes, 2011: 435).
También existe el topónimo Uquenes: “De La Costa hasta la cumbre…ya aquí no tienes nada más que mirar, desde La Costa, que allá abajo a donde iba uno, eso habían higueras a montones hermosas. Y después todo eso por ahí pa’rriba, esas Indias, esos fondos esto todo eran higueras. Subes pa’rriba pa contra aquí arriba, llegas a esos Uquenes …”. La zona de Uquenes estaba llena de “higueras blancas por ahí…y por aquel barranco pa’rriba estaba lleno de higueras y eso se ha secado todo. Pero, ya digo, la gente sembraba higueras…es que daba…¡pero si era la mantención casi de una casa familia muchacho! tu sabes lo que te da a ti que tu llegaras y tuvieras tu dentro de la casa 2 ó 3 ó 4 cajas de higos pasados…”. También se daban muy bien las tuneras: “… después también por aquí arriba esos Uquenes aquello, esas tuneras que están así aquello, muchos no quieren meterle eso, cochinilla, porque después el tuno, salía el tuno y salían muchos manchados con tinta y aquello.” Estos datos, de un enorme valor antropológico y toponímico los legó D. Rafael Díaz García, quien falleció a los 90 años, a su nieto Aythami González Díaz, a quien agradecemos profundamente que nos haya permitido dar a conocer esta preciosa y valiosa información.
El cantón de Ahenguareme, al igual que hemos visto para Aridane, Tihuya y Guehebey, ha sufrido, en la época histórica, una serie de erupciones volcánicas que han sepultado una parte importante de su territorio. La más antigua, Volcán de Tigalate-Martín (1646), aunque reventó en Villa de Mazo, afectó, principalmente al territorio fuencalentero. Es muy probable que sus lavas sepultasen una barranquera que marcaría el límite con el cantón vecino de Tigalate, que veremos en el próximo capítulo, aproximadamente por la misma línea que divide los municipios actuales de Fuencaliente y Villa de Mazo).
Posteriormente, en 1677, reventó el Volcán de Fuencaliente-San Antonio conocido, sobre todo, por el sepultamiento de la Fuente Santa. Este cataclismo provocó daños en una de las estaciones de grabados rupestres más interesantes y grandes de la antigua Benahoare, cual es el Roque Teneguía, que cuenta con 83 paneles de motivos geométricos ejecutados con la técnica del picado. Fueron descubiertos en 1960 por el geólogo Telésforo Bravo. Buena parte de los paneles habían sido cubiertos por la arena y el granzón lanzados por esta erupción. En 1970 se procedió a la recuperación y desentierro de los petroglifos situados en la base de este impresionante pitón fonolítico. Los trabajos fueron dirigidos por Luis Diego Cuscoy. El Roque Teneguía y sus grabados estuvieron a punto de ser volados con dinamita para dejar paso al canal de agua Barlovento-Fuencaliente. Finalmente, la presión popular consiguió que se salvasen merced a la perforación de un túnel en la base del roque.

Apenas un año después, en 1971, tuvo lugar, muy cerca del yacimiento rupestre, la erupción del Volcán Teneguía a la que, nuevamente, sobrevivieron las inscripciones prehispánicas aunque, igualmente, se vieron afectadas, aunque en menor medida que en 1677, por la “lluvia” de escorias volcánicas.

Bibliografía general
-ABREU GALINDO, J.: Historia de la conquista de las siete islas de Canaria, (Santa Cruz de Tenerife), 1977.
-ÁLVAREZ RODRÍGUEZ, Nuria y PAIS PAIS, Felipe Jorge: Los yacimientos funerarios benahoaritas en las antiguas demarcaciones territoriales de La Palma, Actas de las IV Jornadas Prebendado Pacheco de Investigación Histórica, (Tegueste), 2011, Págs. 17-42, ISBN 978-84-938791-0-5 (Publicación digital).
-DÍAZ ALAYÓN, C.: Materiales toponímicos de La Palma, (Santa Cruz de Tenerife) 1987.
-LUIS DIEGO CUSCOY, L.: El Roque de Teneguía y sus petroglifos, Noticiario Arqueológico Hispánico, II, (Madrid), 1973, Págs. 59-143.
-FRUTUOSO, Gáspar: Las Islas Canarias (de “saudadec da terra”), Fontes Rerum Canariarum, (La Laguna), 1964.
-PAIS PAIS, F. J. y TEJERA GASPAR, A.: La religión de los benahoaritas, (Santa Cruz de Tenerife), 2020.
-REYES GARCÍA, Ignacio: Diccionario ínsuloamaziq, (Islas Canarias), 2011.
-SANTIAGO, M.: Los volcanes de La Palma. Datos histórico descriptivos, El Museo Canario, Nº 75-76, (Las palmas de Gran canaria), Págs. 281-346.
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