El Plan General de Ordenación de Los Llanos de Aridane como ejemplo de lo que no se debe seguir haciendo en Canarias

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Posiblemente, los planes de ordenación del territorio son los documentos de gestión pública de carácter plurianual más importantes de cualquier municipio. En este sentido, desde el pasado 24 de noviembre, se encuentra en exposición y consulta ciudadana, el Avance y Estudio Ambiental Estratégico del Plan General de Ordenación de Los Llanos de Aridane (PGO), donde se determinan los ejes estructurantes de su desarrollo económico y social para los próximos años.

En política, las casualidades raramente existen y es mucha casualidad que el anuncio haya salido el mismo día en el Boletín Oficial de Canarias y en el de la Provincia y por ello, haciendo coincidir la mayor parte del periodo de consulta y elaboración de alegaciones, con el periodo de tiempo donde la sociedad que hemos creado entre todos, nos obliga a que seamos felices, nos divirtamos, gastemos el dinero que no tenemos y deseemos lo mejor al prójimo y así, seguir ignorando asuntos que tanto nos afectan y dejando que otros decidan por nosotros.

El actual grupo de gobierno del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane se ha contagiado muy pronto del delirio desarrollista que ha caracterizado a las anteriores corporaciones y por ello, la opción económica que defiende para el litoral del municipio es la de urbanizar y desarrollar la actividad turística y residencial en la franja costera que va desde el núcleo de Puerto Naos hasta el sur del Charco Verde y de la carretera hacia el mar.

Pero nada de esto es nuevo, ya que desde la elaboración de los primeros documentos de planificación territorial que se han propuesto o aprobado para La Palma, desde los años 70 y 80 del siglo XX, el litoral de Los Llanos de Aridane siempre ha sido ‘objeto de deseo’ para su urbanización y la creación de miles de camas turísticas.

Se trata de unas fincas de la máxima productividad agraria, debido a sus horas de sol, temperatura media anual, riqueza del suelo y calidad del agua de riego, donde se produce un 90,48 % más de kilos de fruta por fanega y hay un 37,50 % más de plantas por fanega, al aire libre, que la media de Canarias.

Ante este nuevo intento de atropello contra un suelo agrícola de máxima calidad, ¿no tienen nada que decir las entidades agrarias de La Palma? ¿no tiene nada que opinar la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, por la descapitalización irreversible que supondría arrasar con parte de las mejores fincas plataneras y agrícolas del Archipiélago?

De manera paralela a la tramitación administrativa del PGO y sobre parte del mismo suelo costero, desde hace algunos meses se viene avanzando por parte del Cabildo de La Palma y el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane en un expediente administrativo denominado ‘Instrumento de Planificación Singular Turística para la Ordenación Estructural y Pormenorizada del Litoral de los Llanos de Aridane’.

Lo que se pretende con el mismo es urbanizar un área que abarca una extensión de 28,25 hectáreas y que representa, aproximadamente, la superficie de 40 campos de fútbol, entre el Hotel Sol y Punta Cho Bito, próximo al Charco Verde y por debajo de la actual carretera que conecta Puerto Naos con El Remo, con el objeto de construir 2.600 camas turísticas.

Este PGO de Los Llanos de Aridane, es, una vez más, la punta de lanza para convertir gran parte del litoral y de las medianías desde Fuencaliente hasta el Puerto de Tazacorte en un espacio turístico y los argumentos de los decisores públicos se centran, esta vez, en el marco del mal llamado proceso de reconstrucción de La Palma, una vez finalizada la erupción volcánica de 2021.

La iniciativa para urbanizar este espacio en los Llanos de Aridane no está aislada de otros proyectos, ya que conforma una pieza más del ‘pack desarrollista’ formado por la carretera desde El Remo hasta Fuencaliente, la vía de circunvalación y acceso al Puerto de Tazacorte, la nueva carretera desde el túnel de la Cumbre y otras iniciativas turísticas impulsadas o apoyadas por los otros ayuntamientos del Valle, con el objetivo de dar un vuelco a la realidad social, territorial, económica y cultural del Valle de Aridane y con graves implicaciones en la calidad del empleo creado, el uso del agua, la generación de residuos o el consumo energético. Supone seguir afianzando el mismo modelo productivo que está colapsando en otras islas y que nos está llevando en Canarias a la situación de crisis social, económica y ambiental que estamos sufriendo.

Si estas zonas del litoral de Los Llanos de Aridane no se han urbanizado todavía, es principalmente, porque la rentabilidad del plátano en dichas zonas, es tan alta, que no compensa su venta para la urbanización. Estas zonas deben salvaguardarse para siempre de su urbanización, ya que constituyen un activo económico, paisajístico y social de primera magnitud para el uso y disfrute de las generaciones venideras. Ni Canarias ni La Palma, se pueden permitir el lujo de perder una fanega más de suelo productivo agrario.

Seguimos defendiendo que los agricultores del plátano al aire libre y que practiquen una agricultura integrada o ecológica deben tener derecho a recibir una compensación monetaria directa, independientemente de la recibida por kilo comercializado, debido al beneficio paisajístico que genera su actividad y que es una de las señas de identidad de La Palma.

Este tipo de actuaciones de gran impacto territorial con implicaciones en la sociedad y en la economía de la isla, hace que debamos poner de nuevo sobre la mesa de debate, la posibilidad de retirar a los ayuntamientos las competencias urbanísticas que tienen actualmente para impulsar y aprobar este tipo de planeamiento que califiquen suelos como turísticos y que éstas pasen al Gobierno autónomo, que debe legislar y tomar decisiones desde un ámbito regional, posibilitando un auténtico debate público, previo a la toma de decisiones.

Un ayuntamiento, que en este caso es el de Los Llanos de Aridane, de manera unilateral, no puede ni debe tomar decisiones sobre el territorio que afecten de manera tan importante a la isla en su conjunto.

Desde mi punto de vista, la planificación territorial debe hacerse desde la base de un proceso previo de integración municipal, para que el Valle de Aridane sea un solo municipio, con la unión de El Paso, Los Llanos y Tazacorte y que la isla de La Palma no tenga más de tres ayuntamientos en el horizonte temporal de 2030.

Y en el marco de la planificación insular, impulsar y formalizar un pacto para garantizar la protección efectiva y activa del suelo agrícola en el Valle de Aridane, la protección real de las coladas volcánicas y limitar la dispersión urbanística residencial y turística, colmatando previamente, los núcleos urbanos existentes.

Este avance de planeamiento para Los Llanos de Aridane supone seguir profundizando en un modelo de desarrollo económico que ha hecho de Canarias una de las regiones españolas y europeas con los peores indicadores de desempleo y precariedad laboral, desigualdad social, crisis ambiental, vulnerabilidad geoestratégica o corrupción.

* Pedro Higinio Álvarez Rodríguez es economista