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La Sabina de Tecorón (Juniperus turbinata ssp. canariensis)

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En la Hoya de Tecorón

mirando al sol de poniente

portentosa y reluciente

despertó la admiración.

Vivió siglos de ilusión

sin poder con la sequía

que con el tiempo vendría

a mermar su fortaleza

y acabar con la belleza

de su antigua lozanía.

Jócamo, 5.X.2024

NOTA: La “Sabina de Tecorón” era un hermoso ejemplar de esta especie (Juniperus turbinata ssp. canariensis) englobada en el complejo de la sabina mediterránea (Juniperus phoenicea). Como en otras plantas llegadas a las islas desde la antigua flora continental de Europa y África, la deriva genética promovida por el aislamiento insular, la han diferenciado con sutiles diferencias morfológicas y genéticas.

En El Hierro, isla de la que la sabina es símbolo vegetal, son muy populares los seculares ejemplares abanderados de La Dehesa, típicos por su tronco recostado y copa deformada por los vientos del lugar.

Presente en todo el perímetro insular, cuando se libra de la acción del viento, el árbol adquiere un porte regular, con una copa hemisférica sostenida por uno o varios troncos ramificados desde la base. Era el caso de la “Sabina de Tecorón”, un portentoso ejemplar que rozaba los 15 m de altura, con potentes ramas abiertas en copa, capaz de dar sombra a todo un rebaño.

La mítica y admirada sabina, como otras más de la zona, no ha podido resistir la pertinaz sequía y elevadas temperaturas de las últimas décadas (el 12 de agosto de 2023, la estación de la Aemet próxima al lugar registró 46,2°C, récord regional del año), que han terminado con su centenaria vida.

Otra evidencia local del cambio climático global.