Este viernes, 20 de septiembre, se cumplen tres años y un día de una condena de obligado cumplimiento impuesta a miles de palmeros que aquel 19 de septiembre de 2021 empezaron a perderlo casi todo.
Ha pasado el tiempo y aunque se han hecho algunas cosas, muchísimas siguen aún pendientes.
Muchísimas cosas muy importantes. Pero, quizás, una de las más importantes sea la de cambiar el chip de algunos en nuestra isla que no terminan de comprender qué fue lo que en realidad pasó aquel triste día.
Porque lo que pasó aquel 19 de septiembre fue que nuestro sistema económico, legal y político colapsó totalmente. No estábamos preparados para aquello. Sabíamos que nuestra tierra era volcánica, pero lo veíamos desde la lejanía del tiempo, alejados de los recuerdos del San Juan, recordando aquel Teneguía hermoso.
Pero el de 2021 no fue un volcán bonito junto al mar ni tampoco un volcán tranquilo sobre terrenos deshabitados, austeros, como lo fue el de 1712.
El de 2021 fue un volcán que arrasó miles de propiedades privadas que habían sido trabajadas con muchísimo esfuerzo durante muchos, muchísimos años, siglos, por los habitantes de la zona, por sus padres, por sus abuelos, bisabuelos...
Ese volcán pasó por encima de propiedades que eran y siguen siendo propiedades privadas, que están registradas en el Registro de la Propiedad. Son propiedades que siguen teniendo dueños, tengan o no tengan lava sobre ellas.
Y parece que la condena que acompaña a algunos palmeros es, precisamente, que aún hoy no se dan cuenta de que esa lava que ellos ven tiene dueños. Y de que esos propietarios tienen sus derechos.
Tienen derecho a volver, si quieren.
Tienen derecho a reconstruir, si quieren.
Tienen derecho a dejarlo como está, si quieren.
Pero son ellos quienes deben decidir qué hacer con sus propiedades. Nadie más.
Y son las administraciones públicas quienes deben poner los medios, los mismos medios que había antes de 2021, para que los propietarios vuelvan y reconstruyan, si quieren.
Se oye hablar todo el rato a tanta y tanta gente de parques naturales, de espacios protegidos, de recursos naturales que deben salvaguardarse... ¡Pero nadie habla de proteger a quienes perdieron tanto!
¿A ellos quién les protege? ¿Nadie?
El Paraíso, Alcalá, Todoque, La Laguna...
Deben volver a existir.
La LP2 existía antes del 19 de septiembre de 2021.
Debe volver a existir.
La Montaña de Noelia no existía antes de 2021.
Debe desaparecer.
Y así, con todo.
Las administraciones públicas deben recordar una cosa muy importante: deben devolver a los ciudadanos lo que perdieron. Todo lo que perdieron.
Todas sus carreteras y caminos, el acceso al agua, los servicios... Deben devolverlo todo para que ellos puedan volver a sus propiedades, si quieren.
A día de hoy queda mucho por hacer. Mucho. Y todo esto sigue siendo, hoy por hoy, para tantos y tantos palmeros, una condena. Una condena de tres años y un día.