No hemos sabido parar
cuando era conveniente
a pesar de que hubo gente
que lo quiso remediar.
Es tarde para frenar
lo que ya se ha desbocado,
un modelo equivocado
que acaba con la cultura
ignora la agricultura
y deja al pueblo tirado.
Jócamo, 17.XI.2024
NOTA: Las autoridades competentes en la materia reclaman en la internacional ‘World Travel Market de Londres’ más turismo para Canarias.
Por supuesto, “turismo de calidad” interesado en visitar lugares con un “modelo turístico sostenible”. Eso dicen, como si a la mayoría del turismo de masas que llena hoteles, apartamentos, viviendas vacacionales, etc., les importase el equilibrio ecológico de nuestro maltrecho territorio.
Ver o escuchar a nuestras autoridades velar por continuar incrementando la cifra de visitantes, nos genera pena y rabia contenida.
Anhelar copiar el modelo de las islas turistificadas para las llamadas tres ‘islas verdes’ cuyo color las ha salvado de la debacle, constituye una mezcla de penosa ingenuidad e ignorancia.
Turismo sí; pero no así.
La realidad muestra que superada la capacidad de carga determinada por parámetros técnicos racionales, el turismo deja de ser un beneficio rentable para el territorio que lo soporta. Genera riqueza para unos pocos, pero pobreza, desencanto y pérdida de calidad de vida para muchos.
El Hierro y La Palma están a tiempo de vacunarse; La Gomera, dada su proximidad a Tenerife, tiene más difícil controlar la epidemia.
El dilema no es fácil de resolver, porque cuando el convoy se embala, lo arrastra la inercia, se sobrecalientan los frenos y sólo lo para la catástrofe inevitable.