El Teneguía que ha cumplido este año su cincuentenario, nos acostumbró mal con su benignidad, con un escaso impacto en el territorio y las personas. No así esta última erupción de Cumbre Vieja donde la comarca del Valle de Aridane y La Palma, en su conjunto, han sido testigos y damnificados por el volcán que mayor capacidad de destrucción ha hecho sobre el territorio, las personas, sus pertenencias y la actividad económica si lo comparamos con el resto de los volcanes históricos de la isla.
Con la esperanza de que nos encontremos ya en el capítulo final de esta pesadilla que no ha dado tregua, ni un instante, en los casi tres meses que lleva sin soltar la palabra y esperando, al mismo tiempo, que la coordinación de las administraciones entre sí con la participación del movimiento vecinal y asociaciones de afectados, con el correspondiente orden de prioridades, agilicen y atiendan las necesidades de los afectados a través de una puntual y eficaz gestión de todas las ayudas. Tarea compleja para la que nadie estaba preparado y que debe evitar, en todo momento, añadir más dolor al causado por la erupción, de ahí que el conocimiento e identificación de las circunstancias de cada uno de los afectados sea imprescindible para resolver tantas necesidades perentorias.
En la medida que nos acercamos al final de este trágico episodio de la historia geológica de la isla, tenemos la obligación de ir pensando cómo vamos a afrontar el panorama que nos ha dejado el volcán en los municipios de El Paso, Los Llanos y Tazacorte y que ha afectado, también, al resto de la isla, especialmente al sector primario.
En ese mirar a lo inmediato sobre un territorio inhóspito para abordar la ingente tarea de llenar tantas ausencias y pérdidas, materiales, culturales y sentimentales, es necesario, también, alzar la mirada hacia adelante, hacia el futuro, para que desde la resiliencia de un plan de recuperación integral y sostenible nos permita convertir las consecuencias de esta crisis volcánica en oportunidades para la recuperación económica, que debe partir de una nueva cultura del territorio, donde la gestión de sus recursos debe realizarse desde una perspectiva de equilibrio con todos los sectores cuyo desarrollo pueden aportar diversidad a la economía, riqueza y empleo para la comarca, para la isla.
En esa nueva visión del territorio y sus recursos están, sin lugar a duda, los energéticos como pilar fundamental de la vida doméstica y la actividad económica que, en estos últimos meses, en España y toda la UE, se ha demostrado como la regulación actual de los mercados eléctricos están encareciendo no solo el recibo de la luz sino, también, los costes de todo el sistema productivo aumentando la inflación y dificultando la recuperación económica postpandemia.
En La Palma se viene desarrollando una transición energética impulsada por la plataforma desde 2015 y coordinada actualmente por la Palma Renovable con la colaboración del Cabildo insular y que, a partir de febrero de 2019, ha pasado a formar parte de una de las seis islas piloto del proyecto europeo “Energía Limpia para las islas de la UE”, del que forma parte el actual proceso de descarbonización de la economía insular a través del compromiso de un centenar de entidades públicas y privadas.
Si algo es una erupción volcánica, y este lo ha sido con creces, es una expresión gigantesca e incontrolable de energía, de ahí su poder de destrucción y, en este sentido, decía INVOLCAN en las redes sociales que la energía del volcán ha sido, en los dos meses que lleva activo, de unos 286,2 Teravatios/h, energía equivalente al consumo insular durante unos 35,9 años si tomamos como referencia el consumo del 2020.
Esta expresión destructiva sobre el territorio no ha tenido en cuenta circunstancias personales, colectivas ni territoriales que se han manifestado en el entorno de Cumbre Vieja los últimos meses de este año. De la misma manera que lo viene haciendo desde hace muchísimos millones de años cuando la primera erupción, desde profundidades submarinas de unos 4.000 metros han ido construyendo, volcán sobre volcán, colada sobre colada, un edificio insular de más de 6.000 metros de altura desde el fondo oceánico hasta el Roque de Los Muchachos. Tal vez esta erupción nos ayude a entender la naturaleza del territorio que pisamos y a abordar una planificación territorial de acuerdo con dicha identidad geológica. Decía el humorista gráfico El Roto, hace unos días en relación con esta crisis volcánica, “Recordad: Sin lava no hay islas”.
Desde la perspectiva de un plan resiliente de recuperación económica de la comarca afectada y teniendo en cuenta que la geotermia tiene múltiples aplicaciones, ¿podremos aprovechar el potencial geotérmico que tiene la isla para su incorporación al sistema eléctrico insular, desde la perspectiva de la soberanía energética y la democratización de las renovables para una transición hacia un nuevo modelo que contribuya a la diversificación económica, la creación de riqueza y empleo local?
Es evidente que la geotermia va a estar presente en el plan económico de recuperación de La Palma. Una tecnología que tiene ya más de un siglo de historia porque fue en 1913 en Italia, en la pequeña localidad de Larderello, (Pomarance) provincia de Pisa en La Toscana donde se construyó la primera central geotérmica del mundo de 250 kw. En 2013 se inauguró en esta localidad un museo para conmemorar su primer centenario. Actualmente tienen más de 30 centrales gestionadas por Enel Green Power (Enel la multinacional italiana accionista mayoritaria de Endesa) con una potencia total de unos 800 MW que cubre la demanda de unos dos millones de habitantes. Por lo tanto, existe ya un conocimiento y una tecnología aplicada con un cierto nivel de madurez que podríamos utilizar en La Palma de acuerdo con las características de la geotermia que tenemos en la isla.
En otros territorios, como es el caso de la isla mayor de Hawái tiene una central geotérmica de 30MW que cubre la demanda del 20% de una población de 198.000h. También, en buena parte de los territorios insulares de las Regiones Ultraperiféricas de la UE ha habido un desarrollo de la geotermia cosa que no ha ocurrido en Canarias. Aquí, para no variar, el abandono de la geotermia forma parte de la ausencia de una planificación energética del sector que se constata cuando observamos que Canarias, en relación con otras CCAA, se encuentra en el desarrollo de las renovable en el grupo de la cola y, también, en el mismo lugar cuando esa comparación la hacemos con las demás Regiones Ultraperiféricas. Por lo tanto, estamos hablando de un problema de política energética.
¿Qué ha ocurrido con los estudios e investigaciones sobre geotermia en Canarias?
Después de casi medio siglo de diferentes investigaciones aisladas, no se ha terminado de realizar la evaluación del potencial geotérmico de las islas, por lo tanto, no podemos afirmar, como se ha venido haciendo, que la geotermia en Canarias no es viable.
Los estudios e investigaciones sobre distintos aspectos de la geotermia en las islas se han venido realizando a partir de los años setenta del pasado siglo, principalmente por Instituto Geológico Minero de España (IGME), más como iniciativas científicas que como objetivos de una política sectorial, que buscaba nuevos recursos energéticos para reducir la dependencia del petróleo, en un contexto de crisis energética internacional (Los precios del petróleo se cuadruplicaron, de 3 a 12 dólares/barril) por el boicot de los países árabes productores a Europa porque apoyaron a Israel en la guerra del Yom Kipur de 1973.
En las Azores se iniciaron estudios similares, por las mismas fechas, en la isla de San Miguel y en 1980 ya se construyó una central piloto de 3MW en la vertiente norte del volcán “Lago de Fuego” que posteriormente dio lugar a la central de “Ribera Grande” de 14MW, unos años después, se puso en funcionamiento una segunda central “Pico Vermelho” de 10MW. En total la isla mayor de la Azores con una población de 133.000 habitantes cubre el 50% de su demanda eléctrica con los 24 MW de generación geotérmica y, además, gestionada por una empresa pública “EDA Renováveis S.A. del grupo EDA. En 2017 en la isla de Terceira de 56.000 habitantes se ha inaugurado la primera fase la tercera planta geotérmica de Azores ”Pico Alto“ de 4MW y con una segunda fase pendiente hasta los 10MW.
En otro espacio insular francés de la RUP como Guadalupe también tiene una central geotérmica incorporada a su sistema eléctrico, en Guadalupe desde 1980 una central “La Bouillante” de 15MW con un proyecto de ampliación para en 2021 llegar a los 45MW.
En Canarias, posteriormente a los estudios del IGME, ha habido dos iniciativas privadas, una empresa alemana en 2003 “Ingennio Energy Solutions” para un proyecto en Fuencaliente de 3MW y otra australiana, Petratherm, dentro del Plan Nacional de I+D+i de 2008-2011 a través del proyecto Geothercan “Desarrollo experimental de modelos 3D para la caracterización de yacimientos geotérmicos en el subsuelo de Canarias mediante el uso y aplicación combinada de métodos geofísicos, geoquímicos y geológicos”. Estas iniciativas se abandonaron porque había muchas incertidumbres que no ayudaron a superar la etapa de la inversión inicial de capital riesgo y que tampoco encontraron mucho apoyo de los gobiernos de turno.
En los últimos años en La Palma, dentro del proceso de la “Ruta por la soberanía energética de la isla” que se puso en marcha desde la Px1NME en 2015, se empezó a introducir la geotermia en el debate energético. Se traslada a las reuniones de la Mesa Insular de la energía del Cabildo. Se acaba contactando con INVOLCAN para activar los estudios geotérmicos correspondientes y con las modestas aportaciones del Cabildo y de Involcan, se fueron retomando las investigaciones hasta donde las subvenciones lo permitían, porque la inversión inicial era muy alta para llegar a las perforaciones exploratorias que permitiesen la evaluación final del potencial geotérmico.
¿Dónde se encuentra actualmente los estudios realizados en La Palma?
Los últimos trabajos realizados por Involcan son las investigaciones MT (magnetotelúricas) a través de modelos 3D de resistividad eléctrica realizados en los últimos años en la isla y publicados en octubre 2020 (https://geotermiaonline.com/10105/un-estudio-3d-detecta-yacimientos-geotermicos-)
indican la presencia de reservorios geotérmicos entre 2 y 8 km de profundidad situados a ambos lados, este y oeste, de Cumbre Vieja. Investigaciones que hay que terminar con las perforaciones exploratorias para evaluar el potencial de este recurso energético, así como su viabilidad técnica y económica.
Ahora que nos encontramos con un proceso eruptivo, el último de Cumbre Vieja, que nos ha machacado el territorio hasta el alma, es el momento de darle la vuelta a esta crisis volcánica, convirtiéndola en una oportunidad para que la gestión de tanta energía acumulada en subsuelo ayude a pagar los platos que ha roto y, ahí, entendemos que toca abordar el desarrollo de la geotermia con lo que puede contribuir a una transición hacia un nuevo modelo energético insular sin petróleo y sin monopolios. Si, sin monopolios, como en Las Azores donde la empresa pública EDA Renováveis S.A. tiene el 51% de las acciones o Gorona del Viento en El Hierro donde el Cabildo tiene el 70% de las acciones. Porque sería del género tonto, entregar los recursos propios de la isla como son el viento, el sol y la geotermia, si finalmente es viable, a una multinacional extranjera para que continue haciendo negocio con los recursos que tenemos en la isla, descapitalizándola y, nosotros, a continuar pagando recibos de la luz cada vez caros. Porque de lo que se trata es de que el recurso geotérmico ayude a los palmeros/as y no a intereses particulares foráneos.
Hoy el reto tecnológico a resolver en la generalización de las renovables es el de la gestionabilidad y, en este sentido, se están investigando diferentes tecnologías de almacenamiento, principalmente, baterías, hidráulicas fluyentes o de bombeo o tecnologías renovables gestionables como la termosolar o la geotermia.
¿Qué papel podría tener la geotermia en el sistema eléctrico de La Palma? Dentro de la ruta trazada por el Manifiesto del Electrón (2017) que tiene el apoyo de todas las administraciones locales de la isla, cuyo objetivo es un nuevo modelo energético insular descentralizado y participativo, su papel sería el de aportar estabilidad al sistema, lo mismo que la hidráulica fluyente como el Salto de Mulato, para resolver la intermitencia de las renovables en una transición hacia una isla 100% renovable.
Propuestas para después del volcán. - Algunas sugerencias para que el aprovechamiento geotérmico de Cumbre Vieja ayude a pagar parte de tantas pérdidas como ha ocasionado la erupción más larga y destructiva del volcanismo histórico de la isla. 50 años después de la erupción del Teneguía la geotermia sigue siendo una asignatura pendiente en la política energética canaria. No podemos seguir renunciando a un recurso energético propio del que continuamos desconociendo su potencial tanto para la generación de electricidad como otros posibles usos.
Este aprovechamiento geotérmico debe realizarse desde una perspectiva insular e incorporando el desarrollo conjunto de otros recursos renovables como son el solar, eólico e hidroeléctrico, en el marco de la transición energética que se está realizando, a partir de la Px1NME con el manifiesto del Electrón de 2017 y, su desarrollo actual, en el plan insular de descarbonización de la economía como resultado del compromiso de un centenar de entidades públicas y privadas y, todo ello, formando parte del proyecto europeo de “Energía Limpia para todas las islas de la UE” que coordina La Palma Renovable con la colaboración del Cabildo.
1.-Potencial geotérmico. A partir de los conocimientos adquiridos con los estudios e investigaciones geotérmicas realizadas en la isla y la nuevas circunstancias geológicas creadas por este último volcán, corresponde al gobierno canario, en coordinación con las administraciones locales de La Palma e Involcan, redactar el proyecto interdisciplinar necesario de investigación que permita evaluar el potencial geotérmico actualizado de La Palma, incluyendo las perforaciones exploratorias profundas necesarias para poder concretar las características del reservorio correspondiente, así como su viabilidad técnica y económica.
2.- Gestión pública de los recursos renovables. Como el objetivo es que se recuperen quienes han tenido tantas pérdidas con este volcán y no una multinacional energética, es la gestión pública y cooperativa de los recursos energéticos propios, la mejor manera de contribuir a la recuperación económica para salir de la peor crisis que ha tenido La Palma en su historia. No a través de la privatización que nos descapitaliza y empobrece, sobre todo, en estos momentos que nos encontramos en una transición energética protagonizada por recursos renovables que tenemos en la isla. Una oportunidad inmejorable para diversificar nuestra economía y crear riqueza y empleo local.
En consecuencia, para la gestión del potencial geotérmico, lo mismo que el resto de los recursos renovables, La Palma necesita de una entidad pública que asuma esta responsabilidad. Ya el Cabildo tuvo en el pasado una empresa energética “Riegos y Fuerzas de La Palma S.A.” (1947-67) que construyó el Salto de Mulato (1955-2004) y gestionó la electricidad de la isla durante dos décadas y, en la actualidad, tenemos ejemplos como el del Cabildo de El Hierro que tiene la mayoría de las acciones de Gorona del Viento o en Las Azores donde la empresa pública “EDA Renováveis S.A.” tiene el 51% de las participaciones.
3.- Vinculación de las edificaciones a la transición energética. Como hay que construir cientos de viviendas nueva para las personas que las han perdido, se deben hacer siguiendo los criterios de eficiencia y ahorro de las correspondientes Directivas de la UE (Directiva 2010/31/UE). Teniendo en cuenta que las edificaciones se convierten en parte esencial del sistema energético y de la transición energética por su función en la gestión de la demanda y la reducción de emisiones. Directivas que recogen la denominación de edificaciones de “consumo energético casi nulo” como aquellas que, habiendo alcanzado la más alta eficiencia energética, la poca energía que requiere la genera en el propio edificio o su entorno con energías renovables y, posteriormente, la Directiva 2018/844/UE que hace referencia a que las edificaciones deben, también, contemplar la gestión de recursos energéticos distribuidos como son el almacenamiento, autoconsumo compartido, agregación, comunidades energéticas, puntos de recarga…Dichas directivas establecieron que son obligatorias para las nuevas edificaciones y rehabilitaciones que se hagan a partir del 31 de diciembre 2020. En este sentido, el 27 de diciembre se publicó en BOE el RD 732/2019 que modificaba el Código Técnico de Edificación del RD 314/2006 para adaptarlo a las directivas de eficiencia en la edificación.
4.-Activación general del autoconsumo in situ y autoconsumo compartido en todas las edificaciones de los municipios del Valle, tanto domésticas como culturales y deportivas, así como las instalaciones vinculadas a las diferentes actividades económicas, empaquetados de plátanos, explotaciones ganaderas y comerciales. Para ello es necesario incrementar la información, siguiendo el ejemplo de la Oficina Verde de la Palma Renovable y las ayudas para una mayor autosuficiencia energética local y que, sin lugar a duda, se trata de la forma más eficaz y barata de gestionar nuestra demanda doméstica que representa un 46% del consumo total de la isla, colaborando, también, con las medidas de mitigación contra el cambio climático y un precio de la luz más justo.
A través de la figura de las comunidades energéticas locales, el protagonismo en la gestión de la demanda se puede ir ampliándose al almacenamiento, participar en proyectos de autoconsumo compartido y comprar o vender electricidad. Ya en La Palma hay una comunidad energética insular “Energía Bonita” que está dando sus primeros pasos.
5.- Recuperación de los aprovechamientos hidroeléctricos. Para ir avanzando hacia una isla 100% renovable tenemos que desarrollar los recursos que tenemos en el entorno. Ya en el pasado tuvimos en el Valle las hidroeléctricas de Argual (1933-68) y Tazacorte (1933-72) y en el norte el Salto de Mulato (1955-2004) que, junto al Electrón, finales del siglo XIX, en el barranco de El Río en Las Nieves, en S/C de La Palma, constituyeron el primer capítulo de la historia de la electricidad en la isla. Ahora, dentro del proceso de recuperación de la comarca afectada por el volcán, necesitamos ir avanzando hacia el mayor grado de autosuficiencia energética que es la forma más sostenible y barata de obtener la electricidad que demandan los vecinos de El Paso, Los Llanos y Tazacorte, así como la actividad económica del Valle.
A mayor autonomía energética menos electricidad hay que transportar de la central térmica de Los Guinchos y menos riesgos de ceros energéticos.
Por lo tanto, dentro del plan de recuperación de la comarca del Valle, hay que impulsar el aprovechamiento hidroeléctrico del agua de la Caldera de Taburiente, de la misma manera que, también, el Salto de Mulato, parado desde 2004 y que, recientemente, la Junta de Gobierno del CIALP declaró la extinción de la concesión de Endesa y la reversión de las instalaciones a la institución insular.
6.- Por último, solicitar al cabildo la convocatoria urgente del Consejo sectorial de energía y, en su defecto, la Mesa Insular, para tratar la situación actual de la transición energética en la isla y, especialmente, ver el papel que, después de la última erupción de Cumbre Vieja, puede tener la geotermia en el cambio de modelo energético insular y en la recuperación económica después del volcán.
Antonio Cabrera