Ángela, Darío, Ruth y las voces de la juventud de La Palma que quiere oportunidades en su isla

Jennifer Jiménez

Los Llanos de Aridane —
1 de enero de 2022 21:59 h

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Reconstrucción es la palabra más repetida desde que el pasado 25 de diciembre se diera por finalizada la erupción que comenzó en La Palma el 19 de septiembre. En esta etapa que se abre tras meses de sufrimiento, la juventud palmera quiere ser escuchada. Ahora que el nombre de la isla ha dado la vuelta al mundo, los jóvenes quieren que se conozca el trabajo que han venido realizando y alzar la voz para construir una isla en la que imperen valores como la sostenibilidad, el respeto por los animales y el medio ambiente, pero en la que sobre todo haya oportunidades para ellos, para que emigrar sea una opción y no una obligación. Ruth, Jeromy, Darío, Vero, Angélica o Keba quieren una isla que no solo fomente las actividades relacionadas con el turismo, sino que tenga en cuenta otras inquietudes como las relacionadas con el arte y la cultura, que son vehículos de conducción hacia la integración y que permiten romper estigmas. 

Ángela reivindica que la juventud se pueda permitir vivir en el paraíso

Ángela tiene 25 años e imparte clases de ilustración en el local que la asociación juvenil Karmala Cultura tiene cedido en Los Llanos de Aridane. Las clases también han servido en las últimas semanas para que la población de este municipio afectado directamente por la erupción pueda disipar ante lo que está ocurriendo. Esos tres meses explica que se han vivido “con mucha incertidumbre”. “Creo que es más el miedo a que estamos acostumbrados a que las cosas no vayan muy allá y ves que en una erupción volcánica tus amistades y familiares pierden su barrio, sus casas y todo”. Por ello, apunta que es difícil de asimilar que el volcán también sea un reclamo turístico. “Estamos viviendo una catástrofe y a la vez que se ponen guaguas lanzaderas gratuitas para el turismo. Es como una sensación de que todo está destinado a los de fuera (al turismo) y no a las personas de aquí”, añade. La joven es muy crítica con el modelo económico de Canarias y sostiene que es necesario repensarlo, que la pandemia también lo ha puesto de relieve. Esta necesidad de diversificar la economía cree que viene de muchísimo antes, pero “estas catástrofes lo hacen más evidente todavía”, apunta. 

La joven estudió Ilustración en la Escuela de Arte Manolo Blahnik, en La Palma, y luego Grabado en La Madriguera, el taller de Paula Bonet en Barcelona. También se ha seguido formando en la escuela de arte Fernando Estévez, en Tenerife. “Nunca me he querido ir de La Palma realmente”, asegura. “Me gusta vivir en La Palma y creo que también hay que hacer resistencia con el tema de quedarse aquí y que la juventud pueda optar a vivir en el paraíso que disfrutan los que vienen de fuera por unos días a vivir un paraíso que nosotros no nos podemos permitir”, señala. Para que la juventud tenga esas oportunidades de no solo trabajar en el sector turístico apunta que se necesita más apoyo. “Debería haber más diversidad. Yo, por ejemplo, para hacer grabado nunca he podido hacerlo aquí porque no hay. Entonces, obligatoriamente la juventud se tiene que ir para formarse. Se tiene que ir tanto por puestos de trabajo como por estudios”, indica. 

Ruth y Jeromy, los fotógrafos de las miradas de los animales 

Tienen 23 años. Ruth nació en Santa Cruz de La Palma y Jeromy en Telde, Gran Canaria. Ahora ambos residen en La Palma, donde recientemente han iniciado un proyecto fotográfico en apoyo de la protectora de animales Benawara, que ha cuidado de los animales obligados a ser separados de sus familias al haber sido evacuadas de sus viviendas por la erupción. Explican que la protectora ha realizado una labor encomiable, pero con la iniciativa 'Una mirada, una vida' piden ayuda para que quien pueda ofrezca otro hogar temporal a las mascotas. En su página Village de la Mode los jóvenes tratan de combinar la fotografía de animales con la de moda y juegan con el blanco y negro principalmente. Hace cinco años empezaron a colaborar con una protectora de Gran Canaria para dar a conocer animales para que fueran adoptados. Después, surgió un proyecto en el Maroparque para concienciar sobre los animales exóticos que no deberían estar en las viviendas. Jeromy se formó en Imagen y Sonido y Ruth es peluquera canina. Además, los dos son educadores caninos y fotógrafos, rama en la que quieren desarrollarse profesionalmente, pero lamentan que a la juventud no se les dé oportunidades “precisamente por el hecho de ser jóvenes”. 

A Ruth y a Jeromy les gusta vivir en La Palma, pero “a veces parece que tenemos esa presión de tener que irnos fuera”, señala Jeromy. “Mucha gente te dice que te tienes que ir fuera, que te tienes que ir a la Península si quieres que te vean y en Canarias se debería reconocer más a los jóvenes”, apunta Ruth, a lo que Jeromy añade que “no solo a los jóvenes, sino a todos en general, porque parece en las Islas cuesta más salir a la luz”. Ambos reprochan que para tener trabajo haya que tener ya un nombre labrado. “Debería haber jóvenes y personas con experiencia, todo en un equilibrio, porque el joven se hará mayor y el que venga detrás va a tener el mismo problema”, remarca Jeromy, que añade que a sus 23 años le gusta ayudar a las personas de 15, pero también le gustaría que quien tiene 50 le aconseje y le ayude a avanzar. 

Sobre el modelo económico de Canarias y las oportunidades que se brinda a la juventud remarcan que la formación que se imparte muchas veces está orientada a la hostelería, al turismo, la cocina… “Nos dicen que es lo que tiene salida”, afirma Jeromy y “todo está muy enfocado a eso, pero creo que en las Islas hay que abrirse mucho más”, agrega Ruth. Los fotógrafos defienden que en el ámbito artístico “estamos muy pobres aún”. También lamentan que se fomente un único camino al éxito, que es el de estudiar Bachillerato y luego la Universidad, ya que todo el mundo no tiene por qué pasar por la escuela de Arte para dedicarse a la fotografía, por ejemplo. “Creo que hace falta dar más visibilidad a los jóvenes y que se nos dé credibilidad”, zanja Ruth. 

Darío y su premio Joven Canarias por su lucha sostenible 

Tiene 17 años y una conciencia ambiental muy trabajada. Darío es un aficionado al senderismo, pasión que aprendió de su padre. En estas caminatas se percataba de que muchas veces en los barrancos y las zonas de la isla que visitaba se encontraba basura. Por ello, desde niño se marcó el objetivo de limpiar estas zonas y concienciar para que se respete el medio ambiente y más en una isla que es Reserva de la Biosfera. Coordina una iniciativa llamada Jóvenes con pensamiento verde, mediante la que se organizan cuadrillas para ir los fines de semana a limpiar residuos. Una iniciativa de la que se siente orgulloso, ya que La Palma “es naturaleza, nuestro corazón es lo verde, es su Caldera de Taburiente, es el bosque de Los Tilos o La Laguna de Barlovento”. Por ello recibió este año el premio Joven Canarias. Defiende que cuidar el ecosistema es clave en un lugar protegido internacionalmente y reconocido como destino starlight. Su compromiso le lleva a estar continuamente concienciando a su alrededor de la necesidad de llevar los residuos al punto limpio, de no tirar nada en la calle y utilizar las papeleras. 

Cuando acabe Bachillerato quiere estudiar el doble grado de Periodismo y Lengua Castellana. Un camino que no quiere que se desvincule nunca de su activismo ecologista y su defensa por el paisaje de La Palma. Le gustaría trabajar en un área del periodismo que le permita seguir concienciando sobre estos valores. Su meta, confiesa, sería poder llegar incluso a la ONU, “que es complicado siendo un ciudadano de una isla que nadie conocía hasta ahora”. Darío afirma que existen muchos prejuicios hacia la juventud, pero añade que hay muchos jóvenes concienciados. “Mi círculo de amigos lo enfoco a personas que se motiven y me gusta estudiar porque creo que es la llave que nos va a permitir ser lo que queramos”. El joven confiesa que está muy implicado en la participación ciudadana de su municipio y trata de seguir de cerca la actividad política de los concejales y alcaldes. Cuando descubre puntos de la isla que son utilizados como vertederos escribe a los ayuntamientos para informarles. 

Sobre la reconstrucción de la zona afectada, destaca que lo principal es reponer a las personas de todo lo que les hace falta, también de carreteras e infraestructuras que necesitan para volver a muchos de los barrios. No obstante, sí recuerda que las infraestructuras se crearon hace muchos años, cuando no había tanta conciencia medioambiental, pero ahora es el momento de hacerlo de una manera más moderna y sostenible. Explica que todo el mundo le dice “Darío, tienes que volar alto” y el responde que sí, que quiere salir de su isla para formarse y “ser un alma libre”,  pero quiere que lo que aprenda “repercuta en mi isla porque ¡qué mejor regalo a la naturaleza y a los ciudadanos que aquí me apoyan, a mi familia y a mis amigos!”. Su entorno siempre le dice que las cosas buenas que hace se las van a recompensar, “y yo digo, bueno, pues yo se las quiero recompensar a mi isla”.

Vero: “Si no apuestan por los jóvenes, nos tenemos que ir”

Vero tiene 22 años y es estudiante de Matemáticas en la Universidad de La Laguna (ULL). Señala que uno de los problemas a los que se enfrenta la juventud palmera es el hecho de tener que abandonar la isla para irse a estudiar a Tenerife quienes quieren cursar una carrera en la universidad y quien quiere estudiar algo más específico como un doble grado debe marcharse fuera. “Lo cual es un problema porque desde mi punto de vista la gente no tiene un poder adquisitivo tan elevado aquí”, asegura. Sostiene que es importante que no solo se tenga en cuenta la variable de isla no capitalina en la beca, sino que se podría hacer un estudio de la renta para ver de qué otra forma se puede ayudar y que se pueda ofrecer otro tipo de titulaciones y oportunidades laborales. “También es un problema que ahora mismo en La Palma la población está envejecida y es por eso porque si no apuestan por el futuro laboral o general de los jóvenes, ellos tienen que irse”, apunta. En su caso asegura que si pudiera encontrar un trabajo de acuerdo a sus estudios o a lo que a ella le interesa se quedaría, pero “es muy complicado”. “Es una isla pequeña, pero apostar por los jóvenes no está mal. Muchas veces hay un estigma y esperan que el joven no vaya a ser lo suficientemente capaz o no creen que sea apto para el trabajo” y, en este sentido, recuerda que a la juventud se le culpa de muchos males como la pandemia. A esto se le suma que vivimos en una sociedad cada vez más informada y que muchos jóvenes se les genera problemas de salud mental por esa presión. Entre ellas, menciona la “ansiedad ambiental” porque muchas personas jóvenes sienten que todo es culpa de ellos. “A mí me parece importante la frase de actúa local y piensa global, pero también es importante que se comprometan las instituciones”, añade. 

Es la actual portavoz de juventud de Karmala, una asociación que sirve de punto de nexo para muchos jóvenes de la isla. Señala que precisamente en este espacio la juventud puede compartir y escucharse unos a otros o encontrar a personas con sus mismos intereses. “La salud mental es igual de importante que la física y es importante que haya descanso mental”, remarca. En las actividades que ayuda a coordinar asegura que se fomenta la cultura y el arte, pues en la isla los jóvenes a los que les gusta practicar fútbol tienen donde acudir, pero este otro tipo de inquietudes no estaban tan cubiertas. Tras la erupción, considera que es muy importante prestar atención a las personas jóvenes, con ayuda psicológica y material, ya que muchas personas han perdido todo y a ello se le suma la ansiedad por la selectividad, por su futuro, por no tener un lugar donde estudiar. “Creo que hay que darle ayuda de primera mano y apostar por los proyectos de cultura y de ocio”, añade. Vero recuerda que además de personas afectadas porque lo han perdido todo también hay quien, como ella, no han asimilado que hay lugares que les han marcado y a los que ya no podrán volver. “A mí, por ejemplo, me gustaba mucho coger olas en los Guirres, era una de las mejores playas de la isla y ahora ya no existe”, subraya. En ese proceso de reconstrucción que se abre apunta que “darnos voz es importante, pero la juventud también necesita ser escuchada”. La estudiante afirma que muchas veces desde la parte política “se les llena la boca diciendo que la juventud es el futuro, pero se necesitan recursos”, destaca. 

Keba y su empeño en crear red entre la juventud

Keba fundó hace ocho años la asociación Karmala, con áreas centradas en cultura, o juventud, con perspectiva social y feminista. Las actividades que se realizan están orientadas a fomentar la creatividad y el arte como vehículo conductor que acompañe a los jóvenes, pero siempre con una visión intercultural. Es un espacio para encontrarse y reflexionar que además surge por la necesidad de conectar a la juventud en una isla cuya población se encuentra muy diseminada entre pueblos. Cuentan con dos sedes, una en Santa Cruz de La Palma y otra en Los Llanos de Aridane, que en los últimos meses cobró mayor relevancia como vía para que personas afectadas directa o indirectamente por la erupción pudieran tener un punto de respiro. Karmala ofrece desde formación sobre cine, fotografía, infografía… y multitud de talleres creativos. “Los jóvenes se cruzan en el espacio y pueden dialogar aunque unos vengan a fotografía y otros a poesía”, señala.

A Keba todo el mundo le saluda por Santa Cruz de La Palma y también por Los Llanos de Aridane, núcleos donde es muy conocido. Creó Karmala Cultura hace unos ocho años, pero salió de su país natal, Senegal, antes para presentar un documental en la Península. Su idea al principio era viajar de España a Senegal constantemente pero llegó a La Palma. “Me enamoré”, asegura. De su país se trae esa figura de “hermano mayor”, es decir, una persona que aconseja a los jóvenes y les acompaña. Pero también se trae esos valores de comunidad, hospitalidad y el ayudarse unos a otros que tanto se fomenta en la mayoría de países de África. Muchos jóvenes de La Palma se van de la isla para estudiar y después no regresan. “Para que vuelvan tienes que ofrecerles algo”, señala. Considera que es fundamental que la juventud salga, pero también que se conecte con otras personas de aquí de su edad, no solo con su familia, ya que uno de los grandes problemas que afectan a todas las culturas es que “los jóvenes no hablan con sus padres”. Por ello, reivindica este espacio de diálogo y punto de unión, también los encuentros en los que jóvenes de distintos pueblos se conocen, conocen a jóvenes migrantes… En una de esas actividades apunta que una de las participantes le propuso abordar el tema de la salud mental, una cuestión sobre la que insiste en que hay que hablar más. 

La directora general de Juventud del Gobierno de Canarias, Laura Fuentes, también aboga por incluir ayudas específicas a las personas más jóvenes afectadas directa o indirectamente por la erupción en La Palma. Para el caso de la EBAU subraya que habría que ser flexible porque no se les puede exigir a los estudiantes que lleguen a mayo y se enfrenten a una prueba que decide su futuro y en la que no se tenga en cuenta esta situación que han vivido, un asunto en el que la Consejería de Educación ha realizado los primeros movimientos para que en toda Canarias solo entren los contenidos que la población palmera haya podido estudiar. 

Fuentes insiste en que se dé importancia a cómo le está afectando esta catástrofe a la juventud y se ayude a gestionar esa ansiedad y las emociones. Una de las cuestiones que le preocupa es que no se incluya la variable de edad a la hora de cuantificar los daños. No obstante, añade que en verano apoyó varios proyectos de formación y cultura y pretende seguir apoyando a asociaciones como Karmala para que los jóvenes tengan un lugar al que acudir. “Que la gente piense que en La Palma también se pueden dedicar a la cultura, artesanía e incluso a la investigación”, insiste. Por ello, desde su área se han ofrecido a los ayuntamientos de la isla para que presenten proyectos juveniles en 2022 y que sean financiados por la Dirección General de Juventud. “Estaremos atentos y receptivos para que sea la juventud palmera la que ayude a la isla”, concluye.