Cinco científicos de Canarias han urgido este jueves a través del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) a que se cambie la Ley de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales que entrará en vigor el 29 de septiembre de forma que siga siendo posible controlar las poblaciones de gatos asilvestrados en las islas debido a su grave impacto sobre especies amenazadas de la fauna autóctona.
Porque temen que desde que comience a aplicarse esa ley estatal, en la que “no se distingue entre los gatos domésticos propiamente dichos y los asilvestrados, a todos los efectos será prácticamente imposible llevar a cabo estas acciones de control, con el consiguiente perjuicio para numerosas especies autóctonas”.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha difundido este jueves a través de su servicio de prensa y en su web una tribuna sobre la amenaza que representan los gatos asilvestrados en Canarias, un texto que firman Aurelio Martín y Juan Carlos Rando, profesores de la Universidad de La Laguna; Félix M. Medina, biólogo del Cabildo de La Palma; Juan Luis Rodríguez Luengo, biólogo del Gobierno canario; y Manuel Nogales, investigador del propio CSIC en Tenerife.
Y todo ello en medio de la polémica que ha abierto la orden de la Consejería de Transición Ecológica de Canarias que autorizaba a cazar esta temporada gatos, perros y hurones asilvestrados hasta el 29 de septiembre, la fecha en la que entra en vigor la ley que cataloga a esos animales como “de compañía” y les otorga nuevas protecciones, una orden en que este mismo jueves ha derogado el Gobierno de Canarias.
En su tribuna, los cinco científicos que demandan una reforma “cuanto antes” de la Ley de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales con medidas para Canarias advierten de que los gatos asilvestrados están involucrados en la extinción de 63 especies vertebrados en todo el mundo y que su impacto es peor en las islas.
“En los ecosistemas insulares han estado involucrados en el 14 % de todas las extinciones de aves, mamíferos y reptiles y en el declive del 8 % de los mismos catalogados en peligro crítico; entre ellas se encuentra el chochín de Stephens (Traversia lyalli), la tórtola de Socorro (Zenaida graysoni), de la que aún quedan algunos ejemplares en cautividad, el paíño de Guadalupe (Oceanodroma macrodactyla), o el ratón de la isla de Estanque (Peromyscus guardia), extinguido por un único gato”, detallan.
En Canarias en concreto, añaden, los gatos asilvestrados “depredan sobre una gran cantidad de reptiles, aves e insectos” y tienen entre sus piezas de caza “especies endémicas como el pinzón azul de Gran Canaria (Fringilla polatzeki), el pinzón vulgar canario (Fringilla canariensis), el mosquitero canario (Phylloscopus canariensis), la tarabilla canaria (Saxicola dacotiae) y el petirrojo tinerfeño (Erithacus superbus)”.
Inciden, además, en Canarias sobre aves marinas como el paíño europeo (Hydrobates pelagicus), el petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii) o la pardela cenicienta (Calonectris borealis) y sobre diferentes especies autóctonas de lagartos, lisas y perenquenes.
“Es de especial preocupación su efecto sobre los escasísimos lagartos gigantes de El Hierro (Gallotia simonyi), La Gomera (G. bravoana) y Tenerife (G. intermedia), los tres en peligro de extinción. En este último caso, los gatos constituyen la principal amenaza para estas tres especies endémicas críticamente amenazadas”, subrayan los firmantes de la tribuna.