“Es penoso que no se apoye a la ciencia por una mala utilización de los recursos públicos”

Se jubiló en 2008, pero sigue vinculado a la investigación y la docencia, aunque ahora tiene “más tiempo disponible” para cuidar su jardín, leer libros de astrofísica o participar en tertulias sobre estudios de sociología histórica. El insigne hematólogo Manuel Fernández, natural de Santa Cruz de La Palma, fue durante 40 años (1968-2008) jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Puerta de Hierro de Madrid y, de 1982 a 2008, también ejerció como catedrático de Hematología en la Universidad Autónoma de Madrid. Al frente de su equipo hematológico, convirtió al citado centro hospitalario en pionero en España en el trasplante de médula ósea. Su contribución a la ciencia ha sido especialmente relevante en la consecución de procedimientos innovadores en la metodología de los trasplantes de progenitores hematopoyéticos y terapia celular. El profesor Fernández ha explicado a LA PALMA AHORA, de forma didáctica, cuál ha sido su línea de investigación. “La sangre es un elemento vital para poder sobrevivir, la componen diferentes tipos de células que se generan en la médula ósea, y cuando esta se enferma por diferentes procesos como puede ser una plasia por efectos de las radiaciones o de algún virus, o cuando se desarrolla una leucemia, impide que la sangre se forme normalmente, y en muchos de estos casos la única solución es reemplazar esa médula por una de un donante sano, lo cual es complejo, porque tenemos que lograr, por lado, que no haya rechazo por parte del paciente y, por otro, evitar también que el trasplante de las células de la médula ósea rechacen al receptor, porque tiene células que son inmunocompetentes y atacan a ese receptor”. Pero para ello, subraya, “hace falta una compatibilidad muy alta, y eso solo se encuentra en el 20% de los casos entre familiares -cuando las familias son suficientemente grandes- y para el resto hay que buscar donantes en personas ajenas a la familia; la alternativa que alivia esa dificultad está en el uso de la sangre del cordón umbilical, que tiene menos exigencias de compatibilidad”.

Formación de post grado en Estados Unidos

Este eminente investigador palmero realizó su formación de post grado en Estados Unidos, concretamente en el Hospital Anderson de Houston, uno de los centros oncológicos más importantes del mundo, y en la Clina Mayo de Rochester, en Minnesota. La Sociedad La Investigadora de Santa Cruz de La Palma, en el marco de la celebración del 129 aniversario de su fundación, le concedió el pasado jueves la ‘Medalla de Investigador Ilustre’. “Es una satisfacción que en la tierra natal de uno le den una distinción de este tipo, es gratificante; llevaré siempre esa medalla con muchísimo cariño y orgullo, porque viene de mi ciudad natal y de una institución en la que, desde jovencito, bastante buenos ratos pasé jugando al parchís y al ajedrez, leyendo la prensa y echando algún baile en sus salones”, ha recordado.

Manuel Fernández, a pesar de estar jubilado desde 2008, sigue vinculado al mundo de la investigación y la docencia. “Soy profesor y facultativo emérito. En el Hospital Puerta de Hierro todavía llevo un laboratorio, aunque ya hago pocas cosas, pero algo hago, y sigo enseñando a los alumnos en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid”, dice. Reconoce que “me he divertido muchísimo haciendo lo que hecho en la vida” y destaca como “satisfacciones” la concesión del Premio de Investigación e Innovación de Canarias y el nombramiento como miembro de honor de la Sociedad Europea de Trasplante de Sangre y Médula Ósea, además de otros reconocimientos que ha recibido a lo largo de su relevante carrera profesional, en la que ha atendido con éxito a “unos cuantos palmeros” aquejados de graves dolencias hematológicas.

Autor del ‘Manual de Banco de Sangre’

El doctor Fernández es también autor del ‘Manual del Banco de Sangre’. “Cuando regresé de Estado Unidos, el problema de las transfusiones de sangre en España seguía siendo muy complejo, porque la metodología estaba anticuada, y lo que yo hice fue modernizar los procedimientos y la tecnología”, precisa, y añade: “Entonces, el Puerta de Hierro era el hospital central de todo el nuevo sistema de la Seguridad Social, y elaboré ese libro a instancias de los propios responsables de la Seguridad Social para que sirviera de manual unificador para todo el territorio nacional; aunque ya está bastante anticuado- tiene más de 40 años- sigue siendo la base de la mayor parte de los bancos de sangre”, asegura.

La falta de apoyo a la investigación en España, sostiene, “ha sido una queja crónica porque no ha recibido toda la inversión que merece, aunque en algunos momentos sí ha habido un poquito más de conciencia y se han dedicado recursos públicos y privados a este campo, pero otros en los que no se ha dado a este aspecto de la vida científica todo el merecimiento que tiene, puesto que es la base fundamental del desarrollo económico del futuro”. “Aquí las prioridades económicas han ido por otros lados, como estamos viendo de forma tan penosa todos los días en la televisión, comprobando cómo los recursos han ido a parar a sitios, a lugares a donde último debían haber ido, y no digo más”. Pero el prestigioso hematólogo dijo más: “Es penoso que no se dedique dinero a la ciencia, aunque si hay otras necesidades más perentorias hay que atenderlas, si bien a largo plazo la prioridad es la investigación y el desarrollo tecnológico; pero cuando vemos que esa falta de recursos públicos es debida a su mala utilización, de una forma fraudulenta, resulta auténticamente penoso; esperemos que pueda corregirse esta situación, aunque me temo que es una historia de nunca acabar”, señala con cierta resignación.

Manuel Fernández ha escrito un libro sobre el medio siglo de existencia del Hospital Puerta de Hierro. “Yo llegué allí cuando se inauguró y soy el único que queda activo después de 50 años; he entregado un ejemplar a la biblioteca de La Investigadora y otro a la Escuela de Enfermería”.

Reside en Madrid, aunque viene “con frecuencia” a La Palma. “Ahora tengo más tiempo disponible para otras cosas, para actividades muy diversas, desde cuidar mi jardín hasta realizar lecturas de astrofísica, que me encantan, o estudios de sociología histórica; me reúno con algunos compañeros y hacemos tertulias y pequeños viajes para conocer cosas concretas de interés histórico”.