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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“Me duele que me hayan llamado mono por ser de raza negra”

Ha viajado por muchos países y nunca había sentido rechazo por el color de su piel. Keba Danso (Dakar, 1984), director de cine, gestor cultural y defensor de los derechos humanos, que reside en la Isla, sufrió el pasado jueves un episodio de discriminación racial en plena Avenida Marítima de Santa Cruz de La Palma. “Un chico y una chica que iban en un coche con un niño se pararon cuando me vieron; él me señaló e hizo gestos de mono, y los dos se rieron de mí”, ha denunciado a La Palma Ahora. “Lo que más me dolió es que lo hicieran delante de un niño, a los que yo siempre he intentado transmitirle respeto por las distintas culturas”, asegura.

Ante esta actitud despreciable, Keba decidió tomar la matrícula del vehículo y seguirlo. Lo alcanzó en un semáforo, pero el conductor, cuando se percató de su presencia, huyó del lugar con rapidez. “Quería hablar con ellos y decirles que sentía vergüenza de que hubiesen hecho esos gestos delante de su hijo y de que se hubiesen reído de mí”. El joven cineasta senegalés prosiguió la búsqueda de la pareja por la ciudad. “Estuve todo el día en tensión, y al chico lo volví a ver en la estación de guaguas de la Avenida de Los Indianos, pero al verme, otra vez se fue corriendo en el coche, y ya no lo he visto más”, dice.

Keba afirma que “esto es la primera vez que me pasa, y he viajado por muchos países; quiero denunciarlo para la gente sepa que esta persona es racista, aunque no creo que sea palmera”. “Me preocupa que lo que me pasó a mí le ocurra a un niño negro o a alguien que sea débil, porque pueden hacerle mucho daño”, subraya. “Yo tengo fortaleza, en mi cultura me han enseñado que a la persona que no te quiere nunca le debes hacer caso, porque si se lo haces, le abres una puerta para que entre en ti; hay que ignorarla, eso es lo mejor”, recomienda.

Se resiste a creer que la pareja que se rio de él sea de La Palma. “Yo vivo bien en esta isla, y cuando conté en Facebook lo que me ha ocurrido, he recibido apoyo de muchísimos palmeros, que se han ofrecido incluso a ayudarme a encontrar a estas personas y denunciar el hecho”. Insiste en que “lo que más me dolió fue que lo hicieran delante de un niño, porque siempre he trabajado con los pequeños fomentando la interculturalidad; estuve todo el día con dolor y pensando: ¿Por qué hacen esto delante de su hijo? Los padres son los modelos, y sus hijos harán lo que hagan ellos”, recuerda.

Considera que, en la actualidad, “muchos actos de racismo se producen porque la gente piensa que los de fuera vienen a quitarles el puesto de trabajo, porque el racismo de verdad, como el que se dio en Estados Unidos, ya casi no existe”. “Los racistas quieren vivir solos, encerrados en su mundo, pero eso es imposible, porque vivimos en la globalidad, tienen que convivir las diferentes culturas, todos estamos conectados, cerrarse es empobrecerse”.

En La Palma, resalta Keba, “me han recibido muy bien, me siento acogido, y mucha gente después de que ha conocido que sufrí un acto de racismo me para por la calle y me abraza; prefiero ser un mono que personas como las que se rieron de mí”, concluye.