Con motivo del Día de la Mujer Rural, que se celebró el pasado 15 de octubre, el Ayuntamiento de Villa de Mazo reconoció la labor de la quesera y criadora de cabras palmeras, María Yolanda Rodríguez, indica en la Asociación de Criadores de Cabras de Raza Palmera en una nota de prensa.
Señala que María Yolanda Rodríguez, procedente del barrio de Montes de Luna, en el municipio de Villa de Mazo, lleva cerca de 30 años trabajando cada día en la ganadería de cabras palmeras “mano a mano con su marido Juan Vicente, y su hijo mediano, Daniel Rodríguez”.
“Mi día a día es un sin parar”, explica. Las Lameras es una pequeña empresa artesanal, con 170 cabezas de ganado. Con la leche de sus cabras palmeras elaboran diferentes quesos muy artesanos: frescos, semicurados y curados, estos últimos madurados en cueva natural. Toda su producción quesera se comercializa por la zona.
La jornada de María Yolanda empieza muy temprano, a las cinco y media de la mañana, suena el despertador y arrancan el día con un buen café para empezar con buen pie. Después del desayuno, se reparten las tareas: Yolanda se encarga de la gestión del empaquetado, del ahumado del queso, de la limpieza, del virado del queso de cueva, mientras que padre e hijo se encargan del ordeño, la alimentación del ganado y de salir a pastoreo con el rebaño.
Después del ordeño, cuajan la leche y la dejan reposar durante 45 minutos, para ella, es el tiempo perfecto para realizar algún reparto por la zona o pueblos vecinos. Una vez pasado este tiempo, comienza la elaboración artesanal del queso: a mano, con cuajo natural y sal marina. Para María Yolanda es un procedimiento bonito, pero duro, ya que a veces se hace un poco pesado, porque, como cuenta, haciendo queso trabajas todos los músculos superiores del cuerpo. Pero ella con orgullo hace cada día este trabajo.
El queso fresco lo elaboran durante todo el año, y dependiendo de la época, elaboran el ‘queso de manada’, un tipo de queso que como bien explican en la Denominación de Origen Queso Palmero, “es un queso que llega directamente de nuestra tradición benahoarita, ya que con esta denominación se quiere representar el queso elaborado de una sola manada, de esa manada de 40-50 ejemplares de pura raza palmera que eran llevados de costa a cumbre por los herederos de los pastores benahoaritas: los pastores de cumbre. Un queso, una manada, elaborado con leche cruda y sólo con ingredientes naturales de la isla de La Palma: leche cruda de cabra palmera, cuajo natural y sal marina. Queso de Manada, aquel queso que además de ser artesano tenga un peso igual o superior a los 8 kilos y que la ración de volumen empleada en la alimentación de las cabras sea obtenida por el pastoreo directo de los recursos forrajeros autóctonos de la zona de producción”.
Por la tarde, después del almuerzo, descanso y las labores de casa, aunque la labor sea más pequeña, para Yolanda María no deja de ser igual de importante: “Es aquí donde hay que darle el último toque al trabajo para tener los mejores resultados”, dice sonriendo, “hay que pasar por chapa y pintura”, refiriéndose así al queso que se ahuma para darle ese toque ahumado resultado de la quema de penillo y pencón (tunera seca).
“Aquí en la ganadería, no hay día de parón, de vacaciones o festivos. Es un trabajo de día tras día, pero si te gusta, disfrutas mucho de él”, asegura.
María Yolanda ahí sigue, al pie del cañón desde Las Lameras. Las puertas de su granja están abiertas para todos aquellos interesados en conocer el trabajo, la raza autóctona, las instalaciones y cómo elabora, cada día, sus quesos artesanos.
“Detrás de cada raza autóctona hay un mundo: una historia, una familia, un vínculo al territorio, pasión, trabajo y mucho esfuerzo. También hay un paisaje, un territorio lleno de biodiversidad, un producto artesano de alto valor ambiental y de calidad, y toda una red de saber hacer que se transmite de generación en generación”, concluye.