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La COVID-19 obliga a cambiar el 'boca a boca' para reanimar a una persona con síntomas de ahogamiento por balones de oxígeno

Europa Press

Las Palmas de Gran Canaria —

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La nueva normalidad cambiará la técnica del 'boca a boca' para reanimar a una persona que ha sufrido un ahogamiento en espacios acuáticos por elementos como el ambú -balón de oxígeno- para suministrar aire y evitar el contacto directo, lo que “hará aumentar la cifra de muertes por la menor efectividad en la ventilación”.

Así lo ha informado este jueves plataforma para la prevención de accidentes acuáticos 'Canarias, 1500 Km de Costa', patrocinada por el Cabildo de Gran Canaria y la colaboración de la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias, en un comunicado en el que añade que la cultura de la prevención se hace hoy en día más necesaria.

En este sentido, el riesgo a contraer el Covid-19 ha provocado la articulación de una nueva normativa para preservar la integridad física del profesional de la seguridad acuática.

Al respecto, el promotor de 'Canarias, 1500 Km de Costa', Sebastián Quintana, ha señalado que en lo que a los bañistas se refiere, para garantizar la distancia social deberán acceder al agua de forma directa, sin pararse en la orilla para saludar o charlar con amigos o conocidos.

Además, ha apuntado que ir aseado desde casa, respetar la distancia de seguridad, garantizar un aforo limitado en las playas, el cribado permanente de la arena, respetar los horarios, la prohibición de realizar juegos colectivos o la limpieza de elementos urbanos y las instalaciones públicas, serán los nuevos requisitos para acudir a la costa de manera segura.

Quintana ha apelado aquí al sentido cívico como mejor guardavidas. “No podemos poner un policía detrás de cada bañista por lo que se ha de apelar a la auto responsabilidad”, ha insistido.

Generar una cultura de la prevención

Por otro lado, ha entendido que esta situación es una oportunidad para generar una verdadera cultura de la prevención y seguridad aunque ha advertido de los riesgos de una desescalada precipitada, ya que no todos los ayuntamientos tienen listos sus planes de contingencia para acometer con plenas garantías la afluencia de cientos de miles de personas a los 8.000 kilómetros de costa que tiene España, así como los 1.500 de costa canaria.

Por ello, ha puesto como ejemplos municipios como Arona (Tenerife) o Gijón, cuyos alcaldes apuestan por la apertura paulatina de sus playas “hasta garantizar las medidas sanitarias, medioambientales y de seguridad para todos los usuarios”.

Aumento de los medios humanos y técnicos

El promotor de la plataforma ha hecho especial hincapié en que la nueva normalidad conlleva un incremento en dotación de medios humanos, técnicos y materiales en muchos de los 600 puntos de costa donde se puede practicar el baño en las Islas.

Este aumento, que en Canarias Quintana ha estimado en 1.500 efectivos más, supondrá una mayor inversión de los ayuntamientos, muchos de los cuáles no tienen capacidad presupuestaria para asumirlo.

De igual modo, ha señalado que es un riesgo que se pretenda que un socorrista haga de acomodador, de enfermero para tomar la temperatura corporal del bañista, de revisor de colas en los accesos a piscinas o para el recuento de personas.

“Esa no es su función y podría mermar la calidad de la vigilancia, la prevención y la reacción en caso de un accidente acuático”, aseveró el responsable de 'Canarias, 1500 km de Costa'.

La distancia debe ampliarse de 2 a 5 metros en las playas

El Decreto publicado por el BOE, en las playas “se permite la práctica de actividades deportivas, profesionales o de recreo, siempre que se puedan desarrollar individualmente y sin contacto. La distancia social en entornos acuáticos también se establece en dos metros”.

No obstante, Quintana ha reparado en que la distancia interpersonal debe ampliarse hasta los cinco metros, sobre todo para aquellos deportistas o bañistas que acaban de realizar un gran esfuerzo físico (surfistas, windsurfistas, nadadores, etc.).

Finalmente, en cuanto a la utilización de juguetes flotantes o elementos hinchables, debido al riesgo de contagio por contacto en su superficie, la recomendación es evitar su uso.

La excepción aquí estaría en los menores de edad que, para garantizar su seguridad mientras permanecen en el agua, requieran del uso de 'churros', manguitos o chalecos.