La nube del volcán ‘dirige’ las observaciones astrofísicas en La Palma

Esther R. Medina

Garafía —
1 de octubre de 2021 20:53 h

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El volcán ha alterado la vida en La Palma, y el Observatorio de Astrofísica del Roque de Los Muchachos (ORM), el más importante del hemisferio norte, situado en el municipio de Garafía a 2.426 metros de altitud, tampoco se ha podido librar de la onda expansiva de esta enérgica erupción que se inició el pasado 19 de septiembre en Cumbre Vieja. La nube de cenizas que emite continuamente el centro emisor de magma obligó a cerrar las cúpulas de los telescopios para evitar la entrada de dañinas partículas. Sin embargo, cuando el viento aleja el penacho, algunos de la veintena de instrumentos de observación ubicados en la cima de la Isla deciden abrir sus cúpulas, con precaución, durante algunas horas.

El administrador del ORM, Juan Carlos Pérez Arencibia, ha señalado a este periódico que “el observatorio se encuentra operativo, en el sentido de que está abierto, no tenemos los accesos cerrados y no hay ninguna alarma especial; los sismos no nos afectan, el único impacto más o menos apreciable es cuando la nube de ceniza sopla hacia el norte de la Isla y puede haber deposición de cenizas”.

“Todos los telescopios están coordinados, tenemos instrumentos que miden ciertas propiedades de las partículas en suspensión, que los utilizamos también para la calima, pero la ceniza tiene partículas más gruesas y debemos estar pendiente de las previsiones meteorológicas, además de hacer mediciones en el propio entorno y colocar una cámara web apuntando sobre la nube que también nos da información, y con esos datos, los telescopios deciden abrir o cerrar; los robóticos son más fáciles de manejar y más rápidos en sus aperturas y cierres”, explica Arencibia.

“Cuando hay ceniza nadie observa, pero si estamos ante la ausencia de partículas es cuando cada telescopio toma la decisión de abrir o no, hay días que se puede observar y días que no; si las condiciones son favorables y la nube no está en dirección norte, algunos telescopios pueden tomar la decisión de abrir, es ir al día a día, ver las previsiones que hay en las 24 horas siguientes; no tenemos obsesión por observar, la prioridad es conservar los equipamientos”, subraya.

El Gran Telescopio Canarias (GTC), el mayor instrumento óptico e infrarrojo del mundo, por ahora, no arriesga. Su director de Operaciones Científicas, Antonio Cabrera Lavers, ha manifestado a La Palma Ahora que “la instalación la tenemos cerrada porque estamos evaluando cómo definir un protocolo para operar en función de los vientos, estamos acumulando datos cuando la pluma (nube) viene hacia el observatorio y cuando va en dirección opuesta, y una vez que tengamos claro que hay condiciones que pueden permitir operar con seguridad, pues abrimos, pero de momento estamos analizando datos”. “La ceniza es bastante peligrosa para los telescopios”, asegura. “Si no podemos observar con seguridad, esperaremos a que el volcán pare”, afirma.

“Nosotros trabajamos con astrónomos visitantes en cola (con cita previa) y lo que haremos será observar más adelante lo que no podamos hacer en estos momentos; ahora hemos aprovechado para adelantar todos los trabajos técnicos que teníamos previsto”, apunta. Cabrera Lavers, situándose en el peor de los escenarios, estima que el volcán puede estar activo como máximo hasta navidades, y a partir de esa fecha se retomará con normalidad la actividad científica.