Ruta canaria

Doce muertos, un menor desaparecido y una neumática rota: así fue el último naufragio de la ruta canaria

Efe

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La neumática que ha protagonizado la última tragedia conocida en la ruta canaria se rompió el domingo por la mañana, horas antes de que la localizara un avión de Salvamento Marítimo, lo que provocó que muchos de sus ocupantes cayeran al agua y doce o trece de ellos se ahogaran.

Es el testimonio que los supervivientes del naufragio (38 personas) han ofrecido a los voluntarios del programa de desaparecidos de Cruz Roja, que ha logrado identificar a ocho de los fallecidos como tres hombres de Senegal, tres hombres de Costa de Marfil, un hombre de Mali y una mujer de Guinea.

La alerta que puso en marcha la búsqueda de esa barca con 50 o 51 ocupantes la recibió la Guardia Civil sobre las 17.00 horas a través de Caminando Fronteras, organización con la que había contactado poco antes un familiar de las personas que iban a bordo tras haber buscado ayuda en Marruecos y, finalmente, dar con su número.

Ese familiar contó a la ONG española que un pariente suyo lo había llamado con un teléfono por satélite desde la misma lancha sobre las 12.00 horas (hora canaria) y le había contado que todos a bordo estaban muy preocupados, porque la barca perdía flotabilidad. 

Tras la llamada, ya nadie pudo contactar con los ocupantes de la zódiac, ha explicado a EFE la portavoz de Caminando, Helena Maleno.

Lo que ocurrió entre esa llamada de socorro y las 18.55 horas, cuando los encontró el avión Sasemar 101 a unos 80 kilómetros al sur de Gran Tarajal (Fuerteventura) y a 80 kilómetros al nordeste del punto desde el que, presuntamente, habían partido hacia Canarias, Tarouma, en el Sahara, se ha podido reconstruir con los supervivientes.

Según han informado a EFE fuentes de los servicios de emergencia con acceso directo a sus declaraciones, los 38 jóvenes subsaharianos a los que rescató finalmente la Salvamar Ízar (32 hombres y seis mujeres) han relatado que habían salido hacia Canarias el sábado pasado y que todo fue bien hasta el domingo por la mañana. En ese momento, aseguran que la neumática se rompió.

No se sabe si se deshinchó poco a poco o si reventó de repente, pero los testimonios indican que “muchas” de las personas que iban a bordo cayeron al agua. Algunas lograron subirse de nuevo a la parte de la lancha que seguía a flote; el resto, se hundió en el mar. 

El informe que transmitió el piloto del avión de Salvamento sobre las 19.00 de la tarde corrobora que el flotador de babor (lado izquierdo) estaba completamente desinflado cuando la encontraron desde el aire y los marineros de la Salvamar Ízar precisaron después que cuando ellos llegaron a los náufragos (21.00 horas), también tenía problemas de flotabilidad el lado de estribor (derecho), han indicado fuentes de la sociedad pública de rescate.

En Salvamento aseguran, no obstante, que cuando la Ízar llegó al rescate de ese grupo de emigrantes africanos, ninguno estaba en el agua. Sus responsables supieron de la tragedia que había ocurrido al día siguiente, porque los supervivientes no contaron nada ni de camino al puerto, ni cuando los atendían los servicios sanitarios en el muelle de Gran Tarajal (sobre las 23.00 del domingo).

Fue este lunes por la mañana cuando algunos de los familiares reconocieron a los supervivientes en las fotografías difundidas por EFE el domingo por la noche y alertaron a Caminando Fronteras de que no eran 38 las personas que iban a bordo, sino 50. Después, algunos de los supervivientes contaron que faltaban varios de sus compañeros a los responsables del Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) de Fuerteventura y también a la Cruz Roja.

Esta entidad ya se ha puesto en contacto con los responsables de la Cruz Roja y la Media Luna Roja en Guinea, Mali, Senegal y Costa de Marfil para facilitarles los nombres de ocho fallecidos identificados por algunos de los supervivientes, por si es posible localizar a sus familias y poner en marcha los trámites oportunos.

Entre los desaparecidos, hay una adolescente, posiblemente menor de edad. 

Las fuentes han precisado, no obstante, que las identidades obtenidas son provisionales, porque ninguno de los desaparecidos tenía un pariente o un amigo cercano a bordo. Son solo los nombres que recordaban sus compañeros.