“Sabíamos que se iban a morir, lo sabemos siempre porque es nuestro día a día en la frontera”. El 21 de junio, más de 60 familias estaban pendientes del teléfono. Sus seres queridos estaban en una neumática en medio del Atlántico. Durante doce horas, los migrantes no dejaron de pedir auxilio. Mientras tanto, España y Marruecos negociaban a quién correspondía el rescate. El Estado español lo delegó en Rabat, que tardó medio día en llegar. La lancha se hundió y la tragedia se saldó con la muerte de 39 personas. Entre ellas, un niño de cuatro años.
El último informe de Caminando Fronteras, Monitoreo del derecho a la vida de 2023, no solo revela que Canarias sigue siendo la frontera más letal del planeta, con 6.007 muertes en un año. El documento recopila los obstáculos a los que se enfrentan las familias que buscan a sus muertos en la ruta atlántica. También profundiza en algunas de las causas de estas tragedias, entre las que está la falta de coordinación entre los Estados.
Como ejemplo de ello, el colectivo apunta a la noche del 21 de junio. La Fiscalía Superior de Canarias ha denunciado ante el Decanato de Las Palmas de Gran Canaria el naufragio y ha exigido que se investigue si se cometió un delito de omisión del deber de socorro. “Esa noche fue terrible. Llamábamos todo el tiempo, suplicábamos que les salvasen la vida, pero les dejaron morir, como tantas veces”, cuenta en el informe una portavoz de la comunidad migrante.
Unas grabaciones de Salvamento Marítimo mostraron cómo España encargó a Marruecos el rescate de esta patera, a pesar de las dudas mostradas por el avión de rescate. Este insistía al centro coordinador de Salvamento Marítimo en Las Palmas en que las aguas en las que navegaba la barcaza eran de búsqueda y rescate españolas. Sin embargo, desde el centro coordinador insistían en que, por la proximidad al Sáhara ocupado, era zona marroquí. España no se hizo cargo, aunque una embarcación de salvamento estaba a una hora de la zodiac en peligro.
Caminando Fronteras denuncia que Salvamento Marítimo “ha estigmatizado y criminalizado” hasta “en cinco ocasiones” los datos que las organizaciones sociales y las familias ofrecen sobre la ubicación de embarcaciones a la deriva. “Esto supone un riesgo para la vida de las personas”. La mala meteorología, las embarcaciones sobreocupadas y las condiciones de los puntos de salida (playas con orografías complicadas) también provocan accidentes mortales.
La memoria de los muertos de Senegal
En 2023, la ruta que conecta Senegal con El Hierro alcanzó un importante protagonismo. La nacionalidad senegalesa se convirtió en la mayoritaria entre quienes llegaban a las islas, pero esta travesía ha dejado al menos 3.176 víctimas. En los tránsitos desde el país hacia el norte de África, los senegaleses sufren “graves violaciones de derechos humanos”. En ocasiones, terminan siendo retornados a su país y con un gran estigma a su alrededor. “El retornado es un fracasado. Al menos el muerto perdió la vida porque es la voluntad de dios”, explican desde una organización social senegalesa.
La inestabilidad política y social que atraviesa el territorio es una de las grandes causas del éxodo de senegaleses hacia Europa. También lo es la falta de recursos en el sector de la pesca, diezmada por la presencia de barcos de China y Europa. En 2023 no solo aumentaron las salidas. También las desapariciones de embarcaciones en el Atlántico. “Denunciamos desapariciones todas las semanas. Hay cayucos que están en ruta hacia Europa, pero también hay muchas detenciones por parte de las autoridades. La gente huye y ese discurso sobre los riesgos de la migración no sirve en la huida”, afirma un pescador de una cofradía senegalesa.
La huida de jóvenes preocupa a las familias. “Hay muchos menores que han salido a manifestarse, a protestar porque la política no les deja ningún futuro”, cuentan activistas senegaleses. La única solución que encuentran es subirse a un cayuco. En las embarcaciones que han llegado a Canarias destaca el número de niños desde ocho años hasta diecisiete. “Les intentamos convencer para que se queden, pero ellos no quieren escuchar eso”, añaden.
En el país se han creado proyectos de acompañamiento de duelo con el objetivo de poner “nombre a la tristeza”. “Sin el cuerpo no se cierra la herida”, explica un imán. Estas prácticas también se produjeron en 2006, con la bautizada crisis de los cayucos. Las muertes y las desapariciones tienen en Senegal un largo recorrido que ha dejado “una huella colectiva en el país”. “De aquella época no hay datos de personas muertas, pero en el barrio se ven los huérfanos que ya crecieron. Querríamos que el Estado elaborara las cifras de los que han salido y desaparecido, pero eso es imposible”, cuentan en el informe activistas del país.
“Mis otros hijos me dijeron que había que hacer el duelo. Lo hice para darles gusto, pero sigo esperando, no voy a dejar de hacerlo. Siento en lo profundo de mi corazón que está vivo, que mi niño está vivo. Una mamá siempre siente a su hijo”, narra la madre de un desaparecido.
Información falsa por dinero
Durante el segundo semestre de 2023, las salidas desde Mauritania aumentaron. Los migrantes viajan en cayucos de madera y fibra más pequeños que los senegaleses. Esta travesía no solo la emprenden los nacionales mauritanos, sino también personas del resto del continente, como senegaleses y malienses.
Caminando Fronteras advierte que en este país hay quienes tratan de aprovecharse de la desesperación de las familias ofreciendo información falsa a cambio de dinero. “Les estafan haciéndoles creer que sus seres queridos siguen vivos”, cuenta el informe. El colectivo apunta a la ausencia de transparencia y claridad por parte de las autoridades como un elemento que contribuye a la difusión de informaciones falsas que impactan en las familias.
Asimismo, defiende la importancia de que las familias reciban acompañamiento. El 27 de octubre una familia contactó con Caminando Fronteras diciendo que su hijo y su sobrino salieron de Mauritania el 10 de octubre con 60 personas más. “A las familias les habían llamado dando informaciones confusas sobre la posibilidad de que los chicos ya hubieran llegado a Canarias, pero sin aportar ningún dato fiable”, incluye el documento.