Ibrahim (nombre ficticio) llegó en octubre a El Hierro en cayuco. Sobrevivió a la ruta canaria, la más letal de acceso a Europa. Sin embargo, pocos días después de alcanzar La Restinga fue hallado muerto en el baño del convento de Frontera, habilitado como espacio de acogida temporal. Un informe publicado por las entidades Iridia y Novact, Llegadas marítimas a Canarias: excepcionalidad y racismo, evidencia carencias en la asistencia sanitaria que reciben los supervivientes en el Archipiélago. “Se ha detectado que en muchas ocasiones en la primera asistencia a costas no se estaría dando rehidratación y alimentación adecuada”, subraya el documento.
La investigación advierte que el estado de la salud de las personas migrantes puede empeorar en las horas posteriores al desembarco “por el efecto de la adrenalina a la llegada y por la evolución natural de algunos cuadros clínicos”. “Es necesario que tras el primer triaje en el muelle, se lleve a cabo una reevaluación de cada persona, para la detección y tratamiento de patologías graves como tuberculosis, pie de patera, o deshidratación severa”.
Según las entidades, esta atención podría evitar casos como los del 28 de octubre, cuando una persona falleció en un CATE tras desembarcar en El Hierro “aparentemente por una combinación de hipotermia y de deshidratación”. “O muertes como la de una persona que pereció cuando era trasladado en helicóptero desde el hospital de El Hierro al de la vecina isla de Tenerife a causa del grave estado de salud supuestamente causado también por la deshidratación”.
Asimismo, los investigadores han detectado falta de garantías de presencia de personal sanitario de forma inmediata a la llegada de los migrantes, lo que pone en riesgo el derecho a la salud y a la vida de los supervivientes. El informe propone que haya asistencia sanitaria realizada por profesionales en las horas posteriores al desembarco. “El tiempo de intervención debería ser lo más breve posible porque en el muelle no se dan las condiciones para atender a las personas que acaban de sobrevivir a un viaje potencialmente traumático, en muchas ocasiones sin espacios para sentarse ni descansar ni protegerse de las inclemencias del tiempo (exposición solar, frío, lluvia, viento”, apuntan.
Para evitar estas muertes, Iridia y Novact proponen priorizar la atención sanitaria y psicológica por delante de la actuación policial. “Se han de encontrar alternativas a la detención sistemática de las personas que llegan por mar, especialmente en el caso de niños, niñas y adolescentes”, indica el estudio. En esta línea, las entidades también plantean la opción de hacer pruebas de embarazo a todas las mujeres que llegan a las islas. El objetivo es que tengan derecho a interrumpir el embarazo si así lo desean, ya que pueden haber sufrido abusos sexuales durante su trayecto migratorio.
Falta de previsión
El informe, publicado en diciembre de 2023, concluye que muchas de las vulneraciones de derechos que se produjeron en 2020 y 2021 se han repetido también en 2023, cuando han sobrevivido a la ruta casi 40.000 migrantes. Entre las lagunas en la gestión migratoria de Canarias, las entidades destacan la falta de previsión, que “favorece la aparición de discursos racistas y contrarios a los derechos humanos”.
Al igual que sucedió en 2020, las organizaciones han identificado deficiencias en la asistencia letrada que reciben los migrantes en los CATE (Centro de Atención Temporal de Extranjeros), así como también la falta de traductores. A diferencia de la anterior emergencia humanitaria, los migrantes no permanecen atrapados en las Islas sin poder salir. A pesar de ello, “la rapidez en los traslados a la Península también ha generado deficiencias en la detección de casos de vulnerabilidad y el acceso al procedimiento de asilo”.
En cuanto a la atención de menores no acompañados, competencia exclusiva del Gobierno de Canarias, Iridia y Novact lamentan la falta de un reparto efectivo de niños y adolescentes entre el resto de regiones españolas.