''El próximo mes, cuando cobre, que ahora tengo poco dinero, iremos a un hotel y pasamos la noche juntos''. Este es uno de los mensajes que un hombre de Tenerife envió a un usuario del campamento para migrantes de Las Raíces. En los chats, a los que ha tenido acceso este periódico, el hombre se ofrece a recoger al destinatario en el recurso de acogida para tener sexo con él. Además, a través de Facebook, le envía fotos desnudo y le exige que haga lo mismo. ''No te enojes conmigo, solo tengo miedo'', le responde el usuario después de repetirle que no quiere nada con él.
La Asociación Hay Raíces ha denunciado casos de explotación sexual y abusos por parte de algunos residentes de la isla a los usuarios del campamento. Los voluntarios aseguran que es un hecho que se lleva dando ''desde hace tiempo'' aprovechando la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran las personas alojadas en el recurso, gestionado por la ONG Accem.
Integrantes de Hay Raíces cuentan que trataron de interponer una denuncia por este caso ante la Policía Nacional, pero al tratarse de un adulto y no ser ilegal la prostitución, no se pudo llevar a término. Sí existen otros delitos relacionados con el proxenetismo, pero no hay una ley específica que lo regule en su totalidad.
''Hay otro hombre que va con su coche, una berlingo gris, y se lleva sobre todo a marroquíes'', cuentan los miembros de la asociación. Asimismo, apuntan que intercambia alcohol y droga por sexo.
Omar (nombre ficticio) ya no está en el campamento, pero fue testigo de alguno de esos intentos. El joven cuenta que no se trata solo de uno, sino que hay varios hombres y también mujeres que llevan a cabo prácticas como esta. Uno de ellos se acercó a él y le insinuó que le daría ropa y dinero a cambio de sexo: “Cuando lo rechacé, se escapó de mí”.
Desde la Delegación del Gobierno en Canarias explican que tanto Accem como el Ministerio de Migraciones cuentan con un protocolo para cuando se dan casos de este tipo. ''Además de darles formación al respecto dentro del centro, acompañamos a las personas que pudieran estar afectadas a la Policía'', añaden.
Asimismo, desde Accem han señalado a este periódico que son conscientes de que este tipo de abusos de poder pueden darse como consecuencia de las condiciones de necesidad en las que llegan las personas migrantes. Por esta razón, ofrecen información a todas las personas acogidas en sus recursos, ''tanto en Canarias como en la Península''.
En el caso de Las Raíces, apuntan que desde 2021 algunos usuarios han comunicado a los responsables del campamento que han vivido o presenciado intentos de explotación sexual. “Lo primero que hacemos es escuchar, atender, y ofrecer acompañamiento jurídico y psicológico'', señalan desde la ONG. Asimismo, también informan a las instituciones competentes.
Accem subraya que para prevenir y actuar en estos casos cuenta con profesionales y expertos formados en trata de personas. Así, en cuanto se detecta algún indicio se comunica a las autoridades.
Condiciones de vida “muy difíciles”
Los usuarios permanecen en Las Raíces hasta que son derivados a otro punto de la Península. Durante la espera, lamentan que la situación del campamento es “difícil, muy difícil”.
Las críticas han rodeado a este campamento desde que abrió sus puertas en febrero de 2021. Se trata del recurso con más plazas del Plan Canarias y está situado en una de las zonas más frías y húmedas de Tenerife. El agua fría de las duchas, la baja calidad de la comida y la convivencia de miles de personas en carpas dieron lugar a varios conflictos en los primeros meses de funcionamiento.
En la actualidad, el número de usuarios es menor ante el descenso de las llegadas por la ruta migratoria hacia Canarias, que han descendido un 66% en lo que va de año respecto a 2022. No solo hay menos migrantes en Las Raíces, sino que también cerró hace semanas el recurso de Las Canteras, también en Tenerife.
Aunque hay menos personas, y por tanto se reduce el estrés, los conflictos y las colas para ducharse o comer, los usuarios lamentan que “hace mucho frío” y que las carpas se inundan cuando llueve, algo que se repite desde febrero de 2021.