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La ruta migratoria hacia Canarias ha acabado con la vida de 7.692 personas en cinco años

Natalia G. Vargas

19 de diciembre de 2022 19:26 h

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La ruta migratoria hacia Canarias ha acabado con la vida de 7.692 personas en los últimos cinco años. El océano que separa África Occidental del Archipiélago es la vía más letal de acceso a España. Así lo revela el informe Víctimas de la necrofrontera 2018-2022, publicado por el colectivo Caminando Fronteras este lunes. Según este documento, la segunda ruta en la que han muerto más migrantes es la de Alborán (1.493), seguida del Estrecho (528), y de las fronteras de Ceuta y Melilla (47). 

Este monitoreo ha detectado 31 nacionalidades diferentes entre las víctimas. Entre los países de origen de los migrantes desaparecidos y fallecidos en los últimos cinco años están Marruecos, Yemen, Costa de Marfil, Senegal, Mauritania, Malí, Palestina y República Democrática del Congo.

En el caso de la ruta canaria, la mayoría de las víctimas desaparecen en el océano. Este “sistema de muerte” permite una “negación deliberada de la existencia de las víctimas”, lamenta el colectivo, empujando también a las víctimas y a las familias a una situación de “indefensión”. 

Además de la falta de vías seguras de desplazamiento y los obstáculos para obtener visados, el colectivo detecta otras razones que explican las muertes. Una de ellas es la no activación de los medios de búsqueda o su activación tardía. “Las negociaciones entre los países tienen un enfoque migratorio y no de derecho a la vida”, reza el texto.

Según Caminando Fronteras, la lentitud para determinar a qué autoridad y a qué país corresponde el rescate pone en peligro a las personas que permanecen a la deriva. El colectivo apunta también a situaciones de negación de auxilio por parte de las embarcaciones civiles como consecuencia de la “criminalización a la solidaridad en el océano”. 

Las personas como moneda de cambio

Los cambios en las relaciones entre España y Marruecos han derivado, según el informe, en más violencia hacia las personas migrantes. Caminando Fronteras ha detectado un aumento de las redadas en el territorio marroquí por razones raciales. ''Ocurren en las calles y en asentamientos informales, pero también en casas donde habitan las personas migrantes'', reza el texto.

Por su parte, las relaciones entre España y Argelia han dado lugar a una ''aceptación sistemática de deportaciones exprés por parte de Argelia y al no reconocimiento del derecho al asilo para las personas argelinas en el estado español. Al igual que en Marruecos, en el país argelino también han tenido lugar redadas por perfiles raciales. ''En muchos casos se han llevado a cabo contra personas en situación administrativa irregular, refugiadas, enfermas, menores y mujeres embarazadas'', señala el estudio.

2021, una ''catástrofe''

El 2021 en las fronteras fue una ''catástrofe''. Según los registros de Caminando Fronteras, doce personas murieron al día intentando llegar a España, el doble que el año anterior. ''El desastre que supone la tragedia de 4.639 víctimas sólo en este año convierte el dolor y la muerte en una importante oportunidad de negocio para los operadores de los sistemas de control fronterizos'', advierte el colectivo fundado por la periodista y defensora de derechos humanos Helena Maleno.

El año pasado aumentaron las desapariciones de embarcaciones completas en los trayectos migratorios más largos hacia Canarias, aquellos que parten desde Mauritania, Senegal y Gambia. 2021 también se caracterizó por el aumento de mujeres y menores en estas travesías y por la aparición de embarcaciones neumáticas en el Atlántico, que protagonizaron el 30% de las tragedias en la ruta canaria.

En 2022, Caminando Fronteras ha observado la instauración de un ''discurso belicista'' en Europa, promovido por la guerra de Ucrania. Esta narrativa vino unida al ''cuestionamiento'' de refugiados provenientes de otros conflictos, aumentando los discursos de odio y justificando la militarización de la frontera occidental euroafricana.

Este año ha descendido el número de víctimas en el mar, que vuelven a las cifras de 2020. Según el estudio, este ligero descenso obedece a la reacción social a las cifras de 2021, que ha obligado a los Estados a tomar algunas medidas. Entre ellas, la desviación de buques a posiciones indicadas por las embarcaciones hasta que lleguen los equipos de salvamento.

''Han sido años muy duros. Hemos visto morir a compañeras. Cada vez hay más crueldad, e intentamos protegernos, pero no es fácil. Han caído demasiadas, como decimos en nuestro lenguaje del camino, han caído demasiados soldados de vida en estos años'', detalla el testimonio de una superviviente recogido en el informe.