Medio centenar de personas se ha organizado para vulnerar el toque de queda en Gran Canaria, impuesto entre las 22.00 y las 6.00 horas, con el fin de protestar contra la inmigración. Un grupo de residentes del barrio de Las Rehoyas, en Las Palmas de Gran Canaria, se ha reunido en las calles con música, alcohol y sin respetar las medidas de seguridad establecidas para frenar la propagación de la COVID-19. Desde hace algunos días, y ante la cancelación de la persecución de marroquíes convocada para el pasado fin de semana, cientos de canarios planeaban a través de WhatsApp y de distintas redes sociales esta manifestación y otra prevista para el 30 de enero. “Gran Canaria está siendo invadida [...] Este fin de semana el barrio se ha tenido que levantar en pie de guerra para defender a sus hijos”, narraba la convocatoria.
Dos furgonetas de la Policía Nacional comenzaron a custodiar la zona pocos minutos antes de las 22.00 horas. Unos 40 minutos más tarde, los agentes dialogaron con los participantes de la concentración aconsejándoles que abandonaran el lugar. Los vecinos de Las Rehoyas despidieron a las autoridades con aplausos. Después de la concentración, en los grupos de WhatsApp celebran la actitud de los agentes: “Gracias al pueblo la Policía descansa [...] Están de nuestro lado. Bravo por ellos. Hay que tratar bien a los policías y ponerlos de nuestro lado para todo de ahora en adelante”.
La crispación en el barrio de Las Rehoyas se agravó después de una pelea entre jóvenes marroquíes y residentes canarios. El enfrentamiento tuvo lugar el pasado fin de semana y ya está siendo investigado por la Policía Nacional. Desde ese momento, los habitantes comenzaron a movilizarse y a colgar carteles en los que se puede leer “Pedro Sánchez, corrupto. No hay cama pa’ tanta gente”, o mensajes xenófobos como “fuera moros”.
Al igual que otras zonas de Gran Canaria en las que han surgido reacciones en contra de los migrantes que llegan a la Isla como El Lasso o Arguineguín, Las Rehoyas también es un barrio en mal estado y con históricas carencias. Adonis Macías, que vive en la zona y forma parte de la asociación vecinal, asegura que llevan años reivindicando viviendas dignas e higiene, así como más vigilancia policial.