Zakaria empezó una carrera de fondo el día que se subió en una neumática en Cabo Bojador con la meta de llegar a España para regularizar su situación y convertirse en un atleta de élite; un año después, los papeles siguen sin llegar, pero ya ha logrado subirse al podio y convertirse en campeón absoluto de Canarias de atletismo en 400 metros.
Hasta que embarcó, Zakaria Loumani corría en carreras en El Aaiún, pero, sobre todo, estudiaba y trabajaba en la tienda de comestibles de su padre, donde vendía y pesaba fruta y todo aquello que le pidieran para poder sacar adelante un hogar con cuatro hermanos.
“En Marruecos no hay tantas oportunidades para practicar deporte; en cambio, los colegios sí pueden permitirse hacer carreras”, explica este joven de 21 años a Efe, un año después de arribar en Gran Canaria en una neumática junto 26 subsaharianos y otro magrebí.
Zakaria ha interrumpido por un rato las clases de español para contar su historia a Efe en la pista de atletismo de Vecindario, uno de los lugares que ya es testigo de su logros.
El muchacho cuenta que vivía en un barrio conflictivo de El Aaiún, donde su personalidad no terminaba de encajar. Desde pequeño, se daba cuenta de que “no pertenecía a ese ambiente, tenía otra forma de ser y otros objetivos en la vida”.
Mientras estudiaba, corría y pesaba fruta, se entretenía viendo los mensajes de prosperidad que llegaban desde Europa en la tele por satélite, sobre todo, los de España, donde, asegura, “se apoya el talento y deportes como el atletismo”.
Emigrar
La idea de emigrar a España le rondaba la cabeza desde hacía años, pero siempre se había tropezado con la oposición de sus padres, atemorizados por los centenares de vidas que se hunden en el Atlántico cada año.
Sin embargo, su empeño era más fuerte que los ruegos de sus padres. Incluso, llegó a decirles que, si no tenía dinero para la patera, haría el viaje a España nadando, confiado en que sus destrezas como nadador le permitirían llegar a Canarias dando brazadas.
Al final, se cansaron de la cantinela y decidieron darle el dinero para costear el viaje. Hizo el trayecto en neumática.
Zakaria había escuchado que las embarcaciones que acercaban a los subsaharianos a Europa eran mucho más endebles que las que suelen tomar los marroquíes y que muchas no terminaban el viaje sin hundirse. “Tenía muchísimo miedo, pero era el dinero que tenía”, confiesa. El viaje fue horrible, pensó que “no iba a llegar vivo”.
Cuando lo rescataron y cumplió la cuarentena, pensaron que era menor de edad y lo desviaron a un recurso de acogida en Bandama, donde uno de los trabajadores, Enrique, se percató de su potencial.
Con el pálpito de que tenía delante a un futuro deportista de élite, Enrique le pidió a otro educador, que además es entrenador, que lo introdujera en el mundo del atletismo en Gran Canaria.
Fue entonces cuando Zakaria pudo calzarse las zapatillas de deporte y empezar su carrera en Europa. El primer obstáculo que se topó fue la lejanía del centro a las pistas donde entrenaba. Al final, logró que le trasladaran a un centro de acogida de Telde, justo al lado de una pista donde podía entrenar, donde estuvo hasta que decretaron que era mayor de edad y tuvo que marcharse.
Tras pasar por un recurso de emergencia, gestionado por la Cruz Blanca, logró una plaza humanitaria en un centro de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), al ser un perfil vulnerable que necesitaba la acogida en otro dispositivo con más medios.
Primeras carreras y primeros triunfos
En enero de este año se convirtió en campeón de atletismo de 400 metros de Gran Canaria y el 5 de febrero en campeón absoluto de Canarias de 400 metros con una marca de 49 segundos 30 centésimas, representando al club Evecan Sport-ULPGC. “Sabía que tenía potencial para correr, pero es algo que no me esperaba”, reconoce.
Ese día, habló con sus padres. Se mostraron orgullosos de la victoria, pero Zakaria confiesa que es él quien se enorgullece de ellos, “porque no les importa que su hijo no esté trabajando en España, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de la población africana, que espera de sus hijos que envíen dinero a casa nada más lleguen. Los míos quieren que me centre y consiga mis metas”.
Ahora está pendiente de una carrera en Tenerife, donde espera lograr un tiempo que le abra las puertas del Campeonato de España.
Sin embargo, el mayor obstáculo de la carrera que emprendió en Cabo Bojador es la de conseguir los papeles. “Lo principal para mí sería regularizar la situación, aunque reciba apoyo siento que hay muchísimas cosas a las que no puedo llegar por no tener mi situación en regla en el país”, se lamenta.
La técnica de acogida de CEAR Karima Bellahsan el Mimouni explica que la abogada de la ONG ha presentado una solicitud de autorización de residencia por su condición de deportista profesional, apelando a un supuesto especial previsto en la Ley de Extranjería.
Además, detalla, “se ha adjuntado un informe del club donde entrena en el que se especifica el interés especial que tiene España en Zakaria como atleta”.
Bellahasan reconoce que, hasta lograr los papeles, le espera a Zakaria un camino difícil, lleno de trámites “tediosos, pero no es imposible”. “Sabemos que tardar de un año a 18 meses la resolución; mientras tanto, está en un periodo de trámite y eso lo tiene, en cierta manera, protegido”, señala.
Lo primero, integrarse
A su lado, su entrenador Abián Milán, le mira con orgullo: “Lo primero que busco es que se integre”, asegura. “Estamos trabajando el idioma y, luego, los resultados van a llegar, porque tiene unas condiciones innatas muy buenas, además de capacidad de sacrificio y constancia”, enfatiza.
En estos momentos, el joven quiere alcanzar la barrera de los 47 segundos de marca. Su entrenador le anima, pero, sobre todo, quiere “que se divierta y que siga entrenando, porque los resultados van a llegar solos”.
Zakaria espera que el deporte le abra las puertas de Europa, aunque, desde que llegó, asegura haber sentido un vínculo especial con Gran Canaria. “Me gusta mucho la isla”, confiesa.
Cuando tenga los papeles en regla, espera poder viajar a las competiciones sin el miedo en el estómago de no poder subirse al avión, pero asegura que siempre volverá a Gran Canaria: “Aquí pienso seguir viviendo”.