La Audiencia Nacional considera probado que Abdelkader Ayachine defendía ideas de “grupos terroristas afines a Al Qaeda”
MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
La Audiencia Nacional ha absuelto al presunto islamista Abdelkader Ayachine, que regentaba una carnicería musulmana en Burgos, de los cargos terroristas que le imputaba la Fiscalía, al considerar que a pesar de que tenía “ideas violentas propias de un islamismo radical”, no había pasado “del plano del pensamiento al de la acción”, por lo que su actuación no merece reproche penal.
Así consta en una sentencia dictada por la Sección Segunda de la Sala de lo Penal, a la que ha tenido acceso Europa Press, en la que se absuelve por falta de pruebas a Ayachine, para el que el fiscal Daniel Campos y la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) pidieron en julio pasado diez años de cárcel por un delito de integración en organización terrorista.
Los magistrados Ángel Hurtado (presidente y ponente), Julio de Diego y José Ricardo de Prada sostienen que “el mantenimiento de ideas violentas propias de un islamismo radical, incluso las relaciones con otras personas que participen de esas mismas ideas, en principio, no constituye delito”. Para ello, argumentan, es “necesario la realización de alguna actividad o manifestación externa reveladora de que se pasan a hacer efectivas esas ideas”.
En el caso de Ayachine el tribunal considera probado que era “afín a ideas radicales a la ideología salafista-yihadista patrocinada por diferentes grupos terroristas, como Al Ansar, que se mueven dentro de la órbita marcada por Al Qaeda, cuyo objetivo es el establecimiento de un estado islámico universal bajo el amparo de la Sharia, utilizando para ello la Yihad”.
También considera acreditado que el acusado llevó a cabo reuniones en la carnicería en la que se visionaban vídeos sobre atentados terroristas, se comentaban discursos de Osama Bin Laden y se hacía “proselitismo” sobre la Yihad, aunque este delito no había sido incorporado al Código Penal en el momento de los hechos, por lo que no se le puede atribuir.
NO HAY GRUPO TERRORISTA
En su sentencia, el tribunal acepta las tesis de la defensa, ejercida por el letrado Pablo Lucena, y señala que Ayachine no puede ser considerado miembro de una organización terrorista a partir de contactos con otros presuntos islamistas radicados en Suecia o Dinamarca o de reuniones en los que se visionaban vídeos de contenido radical porque a ninguno de los asistentes se le ha realizado esta imputación. “La organización terrorista que se pretende con la acusación quedaría reducida a un solo individuo”, dicen los jueces.
El fiscal sostenía que la célula comenzó a operar en el año 2000 tras la detención de Bouchaib Magher, primer propietario de la carnicería y condenado por su participación en los atentados de Casablanca de mayo de 2003. En su informe definitivo de conclusiones pidió una sentencia condenatoria argumentando que la Justicia “no puede esperar a cuando se produce el atentado y están los cadáveres en el Anatómico Forense” para actuar contra este tipo de células.
Tras la detención de Magher, Ayachine se habría hecho cargo del comercio y habría asumido el papel de líder de la célula junto a su lugarteniente, Wissan Lofti, que fue condenado a cinco años de cárcel por la Audiencia Nacional por colaboración con organización terrorista al recaudar fondos para la mujer de Magher. El Supremo, sin embargo, le absolvió al considerar que enviar dinero a familiares directos de presos para que atiendan a sus gastos mientras están en prisión “no es, obviamente, financiar el terrorismo”.
UN “CHISTE MALO” EN UN “FORO PRIVADO”
Por esta misma razón los jueces de la Audiencia Nacional absuelven a Ayachine del delito de colaboración con banda armada. Además, le exoneran del de enaltecimiento al considerar que los comentarios que propagó en internet defendiendo la Yihad tuvieron lugar en un “foro privado”, por lo que no contaban con el componente de “expresión o difusión pública” que exige este tipo penal.
El acusado escribió un discurso en el que manifestaba su deseo de que los “aviones de Bush y Sharon se cayeran” y se produjeran “catástrofes en sus tierras”, aunque en el juicio explicó que se había tratado de “un chiste malo”. También aprovechó su última palabra para manifestar que “está en contra de toda violencia” y añadir que por culpa de esta operación había perdido su “vida”, su “negocio” y sus “hijos”.