Un hombre ha sido detenido como presunto autor de un incendio en el templo de la Sagrada Familia de Barcelona. El arrestado estaba escondido con un mechero en la sacristía, han informado fuentes policiales. El fuego, que ha obligado a desalojar a entre 1.500 y 1.700 personas de la iglesia, ha provocado algunos daños en la sacristía y la cripta, donde se han salvado las vidrieras originales de Gaudí.
El detenido, que puede tener pertubadas sus facultades mentales, ha sido identificado menos de dos horas después de que se produjese el fuego, que tuvo lugar en torno a las 10.45 horas. “Siete u ocho” personas que visitaban la cripta sorprendieron al sospechoso de provocar el incendio y le retuvieron hasta que fue detenido. El presidente del Patronato del templo, Joan Rigol, ha declarado que el detenido es un hombre de unos 55 años, “aparentemente perturbado” y que llevaba mecheros en los bolsillos. El fuego ha sido sofocado a mediodía aunque los bomberos han seguido refrescando la zona afectada.
Según el presidente del Patronato del monumento, Joan Rigol, los bomberos han estado a punto de romper una de las vidrieras diseñadas por el genial arquitecto catalán para poder acceder a la cripta, pero finalmente han podido utilizar la puerta. Sí ha resultado dañado parte del mobiliario y ropajes sacerdotales que se han quemado. El ataque obligará, según Ripol, a restaurar totalmente la cripta, que fue rehabilitada hace poco.
Los trabajos de extinción han obligado a la Guardia Urbana a cortar el tráfico en las calles Sardenya, Provença y Marina. El Sistema de Emergencias Médicas (SEM) ha enviado dos ambulancias. Los bomberos han desplazado al lugar nueve dotaciones, con 26 bomberos. También acudieron 12 patrullas de la Guardia Urbana.
Tras el siniestro, Joan Rigol explicó además que se mantendrá el homenaje previsto a Japón el Día de Sant Jordi a pesar del incendio. El homenaje está previsto al aire libre ante la fachada del Nacimiento, por lo que se hará igualmente,. En la Diada de Sant Jordi, la Sagrada Familia celebrará un acto en solidaridad con las víctimas del terremoto de Japón, en deferencia por el interés que el país nipón muestra por la obra de Antoni Gaudí.