El príncipe Felipe, que junto a la princesa Letizia inauguró este martes el Palmetum en Santa Cruz de Tenerife, destacó los valores que han permitido que este parque de palmeras “que causa verdadero asombro” florezca sobre un antiguo vertedero de basuras, y esto debe tomarse “como ejemplo para afrontar las dificultades”.
“Tomamos esos valores que representan esta obra llena de vida y de belleza, y que la han hecho florecer, como un ejemplo para afrontar las dificultades que todavía frenan el desarrollo y el bienestar de tantas personas en España y particularmente en Canarias”, dijo el príncipe en el acto inaugural.
El hecho de que el palmeral se haya creado sobre un antiguo vertedero “lo hace más admirable y ejemplar”, subrayó.
“A la princesa y a mí nos encantará ver, conocer y seguir apoyando el desarrollo y evolución de este parque, o lo que es lo mismo, nos encantará venir a visitaros a Tenerife y a todas las islas, animar vuestro futuro, que es el nuestro, siempre que así lo queráis”, manifestó don Felipe.
Se mostró convencido de que esta tierra “está llena de oportunidades, de capacidad y de voluntad en sus gentes, especialmente en los jóvenes”.
“Con esfuerzo, con inteligencia y sobre todo con la necesaria formación y preparación de esos jóvenes tengo la confianza de que entre todos, solidaria y responsablemente, haremos realidad vuestras legítimas expectativas”, indicó.
Contrastó el aspecto del Palmetum con el del antiguo vertedero y subrayó que “ha costado años de esfuerzo, voluntad y recursos”, así como el trabajo y la ilusión de muchas personas.
“Lo habéis conseguido con generosidad, paciencia, visión de futuro, espíritu emprendedor y altura de miras”, aseguró.
Tras pronunciar su discurso inaugural el príncipe de Asturias procedió a plantar un ejemplar de palmera endémica de Jamaica, y que es una de las 472 especies diferentes de esta planta que se exhiben en el Palmetum.
A su llegada a este paraje enclavado en la zona de expansión urbana de la capital tinerfeña, los príncipes recorrieron las instalaciones de este emplazamiento situado junto a la costa con un paseo que iniciaron junto al “lago de Madagascar”, en el abundan los mangles, árboles acuáticos que sólo sobreviven en aguas salinas.
También contemplaron los príncipes una “tahína”, la palmera más novedosa del entorno ya que fue descubierta por los científicos del Jardín Botánico de Londres en 2008 y desde ese mismo año, el Palmetum ya contaba con un ejemplar, lo que lo sitúa a la vanguardia de este tipo de zonas verdes del mundo.
Pero es el “Octógono” el recinto que guarda “las joyas más preciadas del jardín”, según indica el Ayuntamiento de la capital tinerfeña, pues está diseñado pora proteger a las especies más delicadas procedentes de bosques tropicales y se trata de una zona sin viento ni oscilación de temperaturas.
Además, dos cascadas confieren al Palmetum una humedad idónea que lo dota de esplendor, algo visible en el “Mirador del Caribe”, en cuya confluencia los visitantes pueden observar el Auditorio que diseñó Santiago Calatrava, el parque marítimo de César Manrique y en el horizonte, la cordillera de Anaga.