El secretario general del PP, Mariano Rajoy, ha seguido este domingo con semblante serio el desfile militar de la Fiesta Nacional en la tribuna de autoridades políticas sin apenas intercambiar comentarios con el resto de asistentes, salvo con su mujer, Elvira Fernández Balboa.
Rajoy llegó a las 10.15 horas a la plaza de Colón, un cuarto de hora antes de que comenzara la parada militar. Cubierto con una gabardina para protegerse de la lluvia, que no llegó a caer a pesar del cielo encapotado de Madrid, subió a la tribuna, seguido de su esposa y saludó a algunos de los presentes.
Allí ya se encontraban entre otros el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica y el fiscal general del Estado, Carlos Conde Pumpido, con quienes intercambió algunas palabras, así como con la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Saenz Santamaría, y el del PSOE, José Antonio Alonso.
Unos breves saludos para, a continuación, sentarse junto a su esposa en la primera fila, desde la que siguió muy atento y serio el desarrollo del desfile que abandonó instantes después de que terminara y de que los Reyes partieran en sus automóviles.
Tampoco en la despedida el líder de los populares se ha extendido mucho con el resto de asistentes, si bien algunos de ellos se han acercado a él para saludarle.
La tribuna de prensa vigilaba hoy más que en otras ocasiones la actitud de Rajoy, ya que ayer, sin saber que los micrófonos estaban abiertos y mientras conversaba con Javier Arenas, dijo que tenía que asistir al “coñazo” del desfile.
Posteriormente y, “para despejar cualquier duda o mala interpretación”, Rajoy emitió un comunicado en el que reiteraba su “postura ya conocida de máximo respeto, afecto y apoyo a nuestras Fuerzas Armadas, así como a la celebración de la Fiesta Nacional”.