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Vázquez se estrena con el afán de liderar “un gobierno de progreso”

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 21 (EUROPA PRESS)

Convertirse en el sexto presidente de la Xunta, al frente de “un gobierno de progreso”, es el reto que ha asumido Pachi Vázquez (O Carballiño --Ourense--, 1955) en su debut como candidato en unas elecciones autonómicas. Se trata del segundo desafío que afronta desde 2009, cuando la pérdida de la Xunta le deparó la responsabilidad de hacerse con las riendas de su partido, tras la dimisión de Emilio Pérez Touriño.

En estos tres años, las cosas no resultaron fáciles para este 'animal político', como lo definen sus colaboradores, de 57 años de edad, que, tras ser aupado al liderazgo en un congreso exprés, hubo de someterse a una reválida en la que una exministra, Elena Espinosa, se presentó contra él flanqueada por los principales pesos políticos e institucionales del partido. Resultó vencedor, pero el partido había quedado fracturado.

Finalizado el cónclave del pasado mes de marzo, las batallas internas se fraguaban con la vista puesta en unas primarias que el propio Vázquez había prometido para la designación del candidato a la Xunta, si bien esta elección nunca llegó a producirse al amparo del adelanto electoral. Además, quienes se preveían sus principales oponentes, José Blanco y Francisco Caamaño, decidieron dar un paso atrás y no abrir un frente a dos meses de los comicios.

Ahora, con la “vehemencia” y la “decisión” que rigen su modo de ser y de actuar, Pachi Vázquez afronta la cita con las urnas del próximo 21 de octubre prometiendo “medidas de izquierdas”, como gravar a la banca y a los “ricos” para “blindar” los servicios públicos. De su éxito en la transmisión de su oferta y de su capacidad para atraer a un alto número de indecisos dependerá que pueda dar la vuelta a encuestas, como la del CIS, que pronostican que el PPdeG cuenta con opciones de revalidar su mayoría absoluta.

BIOGRAFÍA POLÍTICA

A su favor, como destacan en su entorno, juega su capacidad para conectar con la gente en las distancias cortas, con la “proximidad” que le confiere haber sido alcalde de su villa natal y haber ejercido como médico de pueblo.

Además, ha centrado buena parte de su programa electoral en combatir los datos económicos y en poner freno al desempleo, así como en mostrarse como “alternativa” a los recortes en los servicios públicos y los derechos sociales.

Su experiencia orgánica e institucional es otro de sus puntos fuertes, ya que, tras entrar en política en 1991, ha sido 'casi todo'. Tras un breve paso por el CDS, entre 1993 y 1995 ocupó un escaño socialista en el Pazo do Hórreo, que abandonó para liderar su ayuntamiento.

Simultaneó esta labor con la portavocía del PSOE en la Diputación de Ourense, donde se bregó en la oposición con el exbarón del PP José Luis Baltar. Hasta 2005, cuando fue llamado por Emilio Pérez Touriño para hacerse cargo de la Consellería de Medio Ambiente durante la etapa del bipartito.

En el ámbito del partido, Vázquez se encargó de la coordinación del socialismo ourensano antes de la existencia de las estructuras provinciales que él mismo puso en marcha en un momento en que su formación se encontraba dividida, nada más hacerse con las riendas del PSdeG.

VIRTUDES Y DEFECTOS

De él destacan sus compañeros de filas su perfil marcadamente político y una capacidad dialéctica que le permite “llegar por igual a un paisano que a un universitario”, ya que su “gran virtud” es ser “una persona normal”. Carece, como dicen, de “fundamentalismos ideológicos” que le sitúen en “el extremo”, y es que Vázquez conjuga la cercanía de su discurso con ambición política y pragmatismo.

También ensalzan la “firmeza” con que aplica sus decisiones, lo que le ha valido no pocos enfrentamientos dentro de su formación, por ejemplo, en la aplicación de la máxima 'una persona, un cargo' por la que impidió la acumulación de puestos de responsabilidad.

En el lado opuesto, sus oponentes utilizan su “firmeza”, como la que mantuvo para imponer la imposibilidad de compatibilizar cargos dentro su partido, para descalificarlo, criticando su “falta de cintura política”.

En cuanto a su valoración por parte de los gallegos, se sitúa más de un punto por detrás de su principal rival en estos comicios, el candidato del PPdeG a la reelección, y la distancia se amplía cuando se pregunta a la ciudadanía si prefiere a Feijóo o a Vázquez al frente de la Xunta los próximos cuatro años. No obstante, el aspirante socialista hace hincapié en las “ganas de cambio” de la población y augura “sorpresas” este 21 de octubre porque “la gente sabe bien quién le engañó”.

“ME LO CREÍ SIEMPRE”

Si bien ha asegurado en multitud de ocasiones que le habría “encantado” someterse a unas primarias en las que revalidar su condición de candidato“, Vázquez huye del ”falso pudor“ y saca pecho al recordar que salió vivo de dos cónclaves.

“Soy uno de los pocos secretarios generales que han sido renovados en toda España. Sigo ganando los congresos, sigo estando aquí”, proclamó en una ocasión, tratando de no parecer “inmodesto”. “Querría ver yo quién sería capaz de soportar tres situaciones como las elecciones autonómicas, municipales y generales y llegar en las condiciones en que llego yo aquí”, subrayó.

Así las cosas, sin querer juzgar “si eso es liderazgo o no”, reconoce que otros compañeros suyos pueden tener “grandes capacidades”, pero destaca que él tiene “mucha voluntad y mucha capacidad”. “Me lo creí siempre”, confesó en el comité nacional que decidió su designación.