La portada de mañana
Acceder
Peinado multiplica los frentes del ‘caso Begoña’ sin lograr avances significativos
El miedo “sobrenatural” a que el cáncer vuelva: “Sientes que no consigues atraparlo”
OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

¿Caminaban largas distancias los aborígenes canarios? Los huesos del pie así lo indican

Efe / Ana Santana

0

El estudio de dos huesos del pie, el talón y el astrágalo puede contribuir a identificar el parentesco en personas enterradas en grupo y aportar rasgos de la vida cotidiana de los individuos. De hecho, muestras analizadas en Gran Canaria revelan que los aborígenes probablemente caminaban largas distancias a diario.

No se trata de una afirmación extensiva a todos los aborígenes sino a las muestras que analizó el osteoarqueólogo Samuel James Cockerill para su tesis doctoral en la Universidad de La Laguna Diferentes caminos de muerte: rasgos del calcáneo y del astrágalo en aborígenes canarios y otras poblaciones históricas en Canarias, de la que habla en una entrevista con EFE.

El investigador, natural de la localidad británica de Rugby y residente en Tenerife desde los 13 años, subraya que “los extranjeros pueden aprender mucho de los aborígenes canarios. Canarias es un lugar rico en cultura y datos científicos muy interesantes”.

Y ¿por qué estudiar específicamente estos huesos del pie? La respuesta la ofrece Cockerill: al realizar un máster de antropología física y forense en Granada sobre restos humanos islámicos medievales se encontró con que algunos esqueletos estaban incompletos o mal conservados, y el investigador recuerda además que en muchas ocasiones los yacimientos arqueológicos han sido expoliados.

Por ello intentó analizar qué nuevos métodos podían ayudar a documentar las variaciones anatómicas y se percató de que los huesos calcáneo (el talón) y astrágalo, los más grandes del pie, son los que mejor se conservan al ser muy compactos.

También se dio cuenta Cockerill de que los arqueólogos conocen pocas variantes óseas en sus estudios, que normalmente se efectúan con el cráneo y el post-cráneo, por lo que creó un atlas anatómico especializado en variantes anatómicas y afrontó el objetivo “ambicioso” de desarrollar una forma alternativa de detectar relaciones familiares entre individuos enterrados en grupo, utilizando variantes anatómicas junto con rasgos de actividad, ya que las familias suelen compartir el mismo estilo de vida.

El expolio en Canarias

En Canarias es frecuente que el arqueólogo se encuentre en una situación en la que no se conservan bien muchos huesos y hay esqueletos sin cráneo (por expolios de siglos pasados), por lo que esta investigación supuso “un desafío” al que se añadió el objetivo de sacar información de dos huesos del pie (talón y astrágalo) para indagar en la actividad y la vida cotidiana de poblaciones del pasado en Canarias.

Se trata de esclarecer por qué aparecen las diferentes variaciones en los huesos (algunas de ellas pueden indicar el estilo de vida) y que pueden deberse a tres factores: el medio ambiente, la dieta y la actividad.

Para ello Samuel Cockerill estudió siete colecciones de huesos, por un lado dos de carácter histórico, las del convento de San Francisco en Las Palmas de Gran Canaria, del siglo XVII-XVIII, y los enterramientos en la iglesia de La Concepción de Santa Cruz de Tenerife correspondientes al siglo XVIII.

Además estudió las colecciones óseas de aborígenes de la cueva de Punta Azul en El Hierro (siglo X-XII) y de La Guancha-El Agujero (siglo XI-XV), El Hormiguero (siglo X-XIII) y el lomo de Maspalomas (siglo XII-XV), todas en Gran Canaria y en concreto la última, considerado uno de las mejores yacimientos arqueológicos del archipiélago.

Para poder interpretar los datos de Canarias el investigador utilizó como referencia una de las mayores colecciones de huesos humanos del Meditérraneo, la de La Universidad de Atenas, que tiene datos sobre la edad, sexo y ocupación, entre otros.

Añade Samuel Cockerill que los análisis estadísticos aplicados han mostrado que la mayoría de los rasgos aparecen en el hueso provocados por movimientos del tobillo durante las acciones de la vida cotidiana y se detectaron nuevos aspectos relacionados con su posible etiología, que deberán ser estudiados en investigaciones futuras.

En las muestras prehispánicas tanto de Gran Canaria como de El Hierro se identificaron dos grupos de rasgos: el primero asociado a actividades de poca movilidad y el segundo a acciones que requieren un mayor movimiento del tobillo.

En la muestra de Gran Canaria el grupo de mayor actividad del tobillo es el de los jóvenes, mientras que el grupo en el que predominaba una actitud más sedentaria corresponde a individuos de mayor edad. Esto posiblemente indica un cambio de roles socioeconómicos a lo largo de la vida.

En la muestra prehispánica estudiada de El Hierro, los individuos masculinos mostraron mayor actividad en el tobillo que los femeninos durante la infancia.

Por otro lado, en la misma muestra, las actividades que requieren la posición en cuclillas, como por ejemplo la recolección de malacofauna, aparece de forma equivalente entre hombres y mujeres.

En el sur de Gran Canaria se observaron cambios en el calcáneo y el astrágalo probablemente causado por inversión/eversión frecuente del tobillo, lo cual puede deberse a actividades como la de caminar largas distancias. Las muestras analizadas de Gran Canaria presentaron además mayores rasgos de sedentarismo en los individuos de mayor edad que las de El Hierro.

Un 'eureka' por los restos en La Concepción

En cuanto a los enterramientos en época histórica, Samuel Cockerill precisa que el hecho de que el calcáneo y el astrágalo se conservan bien lo demuestra el hecho de que los restos depositados en la iglesia de La Concepción de la capital tinerfeña se hallan en malas condiciones por las inundaciones que ha sufrido el templo, pero los del pie en general están en buen estado.

La muestra de La Concepción fue “clave” para la tesis porque el investigador advirtió que había grupos de personas sepultadas juntas que tenían la misma combinación de rasgos óseos, lo que podía indicar no solo una relación entre ellas sino un mismo movimiento particular del tobillo o una misma postura, un patrón particular. Fue un eureka, revela el investigador.

Junto con su tutora, Matilde Arnay de la Rosa, intentó determinar si había diferencias en el estilo de vida entre los individuos enterrados más lejos del altar y los más próximos, previsiblemente en una cercanía condicionada por el prestigio, la influencia social y política o una posición religiosa de alto rango.

La respuesta que dieron los huesos del pie fue clara: los enterrados más lejos del altar mostraban una mayor actividad en el tobillo y mayor presencia del rasgo que indica una postura de pasar mucho tiempo agachado, lo cual podría estar indicando un trabajo diario en esta posición.

En cuanto a las muestras analizadas en el convento de San Francisco de la capital grancanaria se halló un mayor número de rasgos indicativos de la presencia del pie plano, lo que puede deberse al calzado, pues previsiblemente los enterramientos corresponden a frailes que calzaban sandalias humildes y que no sujetaban bien el pie en calles adoquinadas.

Los huesos analizados también revelan una gran presencia del rasgo de la posición de cuclillas, posiblemente debido a la postura para rezar y realizar trabajos manuales en la huerta.

Al respecto, detalla Samuel Cockerill que en este convento hay esqueletos infantiles bien conservados excepto, precisamente, los pies, que al ser de pequeño tamaño muchas veces son más frágiles y se pueden perder durante la excavación.

Una hipótesis sobre la presencia de estos enterramientos infantiles es que eran niños abandonados o que fueron recogidos en el convento, precisa el ostearqueólogo.