“Una advertencia a los cargos públicos del partido. Aquel que no haga lo que se le ordena, se le disparará como en las trincheras”. La frase fue pronunciada este sábado por el secretario general del PP canario, Manuel Fernández, en los momentos finales del comité regional que se celebraba en Santa Cruz de Tenerife bajo la presidencia de José Manuel Soria.
La advertencia del número dos sonó como un mazazo y sentó muy mal a algunos altos cargos del PP canario, según ha indicado un cargo público a CANARIAS AHORA. Pero el único que pidió la palabra para intervenir fue el siempre polémico Fernando Fernández, que acaba de dejar su acta de europarlamentario.
Fernando Fernández protestó por el tono de la advertencia al considerar que se trataba de una amenaza con claros tintes totalitarios impropios de un partido democrático. Pero el secretario general no se molestó ni siquiera en contestarle, ni lo hizo José Manuel Soria para matizar de alguna manera las palabras de su número dos.
Esta advertencia se produce en la primera reunión del órgano ejecutivo del PP canario tras la dimisión de dos portavoces del partido en otras tantas instituciones canarias, Miguel Cabrera Pérez-Camacho en el Parlamento y Carmen Guerra en el Cabildo de Gran Canaria. El primero de ellos se vio obligado a abandonar su puesto por petición expresa del presidente regional de esta formación, José Manuel Soria. Carmen Guerra, por su parte, eligió permanecer como diputada nacional por la provincia de Las Palmas aún en contra del criterio de Soria y de la presidenta del PP en Gran Canaria, Australia Navarro, que le habían pedido que se concentrara solamente en el Cabildo.