“El Comité de Expertos para el Estudio del Cambio Climático y Fomento de la Economía Circular y Azul en Canarias ha trasladado hoy al Gobierno regional que el archipiélago atesora un gran potencial para liderar políticas que palíen los efectos del calentamiento global y generen economía”. Así comenzaba la reseña de la agencia Efe distribuida este viernes tras ese encuentro formal en la sede de Presidencia del Gobierno en Las Palmas de Gran Canaria, con la presencia de su titular, Fernando Clavijo, y la consejera de Política Territorial y Sostenibilidad, Nieves Lady Barreto.
Se trata del segundo intento del Ejecutivo de Clavijo por poner en marcha un órgano que le asesore sobre cambio climático y calentamiento global después del fracasado observatorio que tardó dos años en ponerse en marcha y que feneció en noviembre pasado sin ninguna acción destacable después de seis meses escasos de existencia.
Es uno de los agujeros más preocupantes de la gestión ambiental de Fernando Clavijo y su equipo que trata de resolverse con acciones aisladas siempre divulgadas con grandes titulares de gabinete de prensa que se sofocan solos ante la actuación de sus responsables. O peor aún, con sus propias palabras, como el reconocimiento expreso que el pasado mes de diciembre de 2017 hizo la consejera del ramo, la palmera Nieves Lady Barreto, de que, para este Gobierno, el cambio climático “es un tema que no nos hemos querido tomar en serio [porque] en realidad [no lo hace] ningún cargo y ninguna administración, no la canaria, en el mundo”. Dicho por la consejera en un pleno del Parlamento de Canarias en respuesta a preguntas de la oposición adquiere la dimensión de una auténtica declaración de intenciones. Y los hechos la vienen avalando.
La consejera ha reconocido que la participación de Canarias en las distintas cumbres sobre calentamiento global ha sido puramente simbólica. A casi todas ellas ha acudido la viceconsejera de Medio Ambiente, la tinerfeña Blanca Pérez, prácticamente de vacaciones. No ha sido vista por nadie en ninguno de los paneles, ni ha presentado comunicación alguna en representación de un Archipiélago que, como han dicho los nuevos asesores presidenciales, debería ser “una plataforma tanto en Europa como en el mundo en la materia porque en las islas hay unas condiciones meteorológicas y de mar que no existen en otro sitio”. Incluso en la Unión Europea “se considera a Canarias como un referente en este nivel”, algo que se conoce desde hace una década y que ahora se ha convertido en noticia gubernamental gracias a este comité asesor.
El flamante Comité de Expertos para el Estudio del Cambio Climático fue presentado solemnemente por Fernando Clavijo en febrero pasado como “un comité de expertos, no un comité político”, que habrá de reunirse al menos cuatro veces al año “para aportar el trabajo realizado e informar de sus nuevas propuestas para garantizar un futuro sostenible para nuestro territorio”.
Mientras este nuevo órgano realiza esas tareas de asesoramiento no político (sic), la consejera Barreto sigue hablando del Observatorio para el Cambio Climático, descabezado desde noviembre de 2017, cuando acabó el contrato de asistencia técnica del que fue designado su coordinador, el ambientalista Ezequiel Navío. En una reciente comparecencia parlamentaria, la consejera ha anunciado la elaboración de una Ley de Cambio Climático que será llevada en julio al observatorio para luego tramitarla en la Cámara legislativa canaria. Se ignora por el momento si en la redacción de esa ley ha tenido alguna intervención el comité de expertos que se estrenó este viernes o si se han tomado en consideración algunas de las recomendaciones dejadas por escrito por Ezequiel Navío antes de que desapareciera engullido por la apatía el famoso observatorio del que todo el mundo habla pero nadie conoce.