Historia de cuatro décadas de cultura de pactos y de lucha por una Canarias más autónoma

Investidura de Jerónimo Saavedra. (Flickr Parcan)

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Cuando España conformó el primer gobierno de coalición de la democracia entre PSOE y Unidas Podemos, en 2019, Canarias ya arrastraba una cultura de pactos intrínseca en su ADN, tanto por su sistema electoral como por la variedad de partidos de obediencia canaria o nacionalistas que han ido apareciendo en la esfera política. Su Parlamento es y ha sido siempre reflejo de la diversidad isleña, diferencias que se aprecian incluso dentro de un mismo partido. Desde la constitución de la autonomía, en 1982 (con su primer Estatuto), se han sucedido diez legislaturas marcadas por la progresiva incorporación de las mujeres, la irrupción de nuevos partidos políticos y la última reforma electoral, que supuso ampliar el número de diputados y diputadas hasta el punto de que la sede empiece a quedarse pequeña. Mucho ha andado esta comunidad en los últimos 40 años, desde que el socialista Pedro Guerra se convirtiera en el primer presidente del Parlamento y Jerónimo Saavedra el primero al frente del Gobierno de Canarias. Acontecimientos enmarcados en la ola socialista que se vivía en aquel momento en España al ganar las elecciones generales de 1982 Felipe González. 

Mientras escribía su libro Confesiones de pasillo, la que ha sido durante muchos años cronista parlamentaria del periódico Canarias7 Almudena Sánchez (desde 2021 ujier del Parlamento, que siempre fue su casa) una de las cuestiones que le llamó la atención mientras realizaba entrevistas es que muy pocos apostaban por que esta institución fuera a tener recorrido en los próximos años desde su constitución. Destaca que síntoma de ello es precisamente que las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC) no concurrieran a las elecciones de 1983 posiblemente porque se consideraba que los cabildos eran las instituciones más oficiales por antonomasia y se miraba con reticencias al Parlamento. En un principio, cree que fue el PSOE quien apostó por esta institución y que esto puede vincularse al momento en el que el Parlamento corrió el riesgo de ser desahuciado de su sede actual. Por ello, en su libro narra cómo “los esfuerzos sobre todo del PSOE que siempre creyó mucho en el Parlamento Autonómico y su insistencia forzó a que esta situación con la sede la arreglara posteriormente un Gobierno nacionalista, el de Adán Martín”, subraya. 

En diciembre de 1982, el Parlamento Provisional de Canarias se instaló en el edificio ubicado en la calle Teobaldo Power, una infraestructura proyectada un siglo antes por el arquitecto Manuel de Oraá. Desde su instalación provisional, compartió espacio con el Conservatorio de Música, que iría abandonando las dependencias poco a poco. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1992. 

Pactos, puñales y crispación

Saavedra consiguió en aquellas primeras elecciones autonómicas 27 escaños de los 60 posibles entonces. El resto, quedó repartido en 17 para Alianza Popular, 6 para Centro Democrático Social, tres para Asamblea Majorera, dos para Unión del Pueblo Canario, otros dos para la Agrupación Gomera Independiente; uno para Agrupación Herreña Independiente, uno para Coalición Convergencia Nacionalista Canaria y uno para el Partido Comunista de Canarias. Fueron años en los que los cronistas recuerdan que había que conformar aquello que se llamaba “autonomía” y para la que aún no había experiencia. Al socialista le tocó impulsar las bases de esa autonomía. pero en junio de 1985 dimite como presidente después de que el Parlamento votara un informe negativo al ingreso de Canarias en la Comunidad Económica Europea. 

Para Salvador Lachica, otro de los destacados cronistas parlamentarios en distintos momentos de estas décadas, esta fue la primera gran crisis. Tanto él como Almudena Sánchez recuerdan que eran épocas convulsas por las tensiones entre las dos provincias y por la construcción de esa autonomía. No obstante, coinciden en que los niveles de crispación no son comparables a los insultos que hoy día proliferan en el Congreso de los Diputados, síntoma que quizás responda a que Canarias sigue exenta de extrema derecha en esta institución. A principios de los 80 sí que fue muy sonada la disputa por el agua en Canarias. Las crónicas parlamentarias de la época recogen que Saavedra se propuso “socializar” el agua ante los graves problemas de abastecimiento que se producían sobre todo en la provincia de Las Palmas. La agitada sesión plenaria, con aguatenientes a las puertas de la Cámara protestando, llevaron incluso a que el presidente tuviera que “salir por la puerta de atrás”, refleja una crónica de El País. 

Saavedra logra más tarde establecer un pacto de progreso, un período del que el periodista Enrique Bethencourt en un análisis sobre las tres décadas de esta Cámara resaltó “el enorme esfuerzo de la Comunidad Canaria, con el consejero Luis Balbuena al frente, para superar el enorme retraso educativo del Archipiélago. Fruto del mismo es la construcción de centros escolares en todas las islas y en la gran mayoría de municipios”. En 1987, las Agrupaciones Independientes de Canarias sí que se presentan a las elecciones obteniendo 11 escaños y con un pacto a cuatro (junto a CDS, AP y AHI) se coloca al frente del Parlamento a Victoriano Ríos y del Gobierno a Fernando Fernández, que se somete a una cuestión de confianza y la pierde, logrando la presidencia Lorenzo Olarte. De ese período se destaca también la lucha por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, una demanda que se reflejó en una gran manifestación en la ciudad y que finalmente salió adelante con 39 votos a favor y 20 en contra de aquel Parlamento.

Años después volvería a presidir el Ejecutivo Jerónimo Saavedra con Victoriano Ríos de nuevo como presidente de la Cámara. Precisamente, Salvador Lachica destaca que la moción de censura que vino después fue una de las cuestiones que más le marcaron sobre todo por todo lo que aconteció a su alrededor, como que el fax del Parlamento no funcionara y en él se suponía que tenía que llegar la orden del Supremo con la inhabilitación de Dimas Martín. Esa desconexión del fax hizo que el entonces diputado (inhabilitado por un delito de cohecho cuando era alcalde de Teguise) sí que pudiera apoyar la moción de censura que hizo presidente a Manuel Hermoso (AIC). 

En las elecciones de 1995 se presenta Coalición Canaria como tal y Hermoso seguirá como presidente con un pacto con el PP. José Miguel Bravo de Laguna, en aquel momento en ese partido, será entonces presidente de la Cámara Regional. En 1999 llega a la presidencia del Gobierno Román Rodríguez (entonces en CC), con un pacto entre Coalición Canaria y PP donde Bravo de Laguna se mantiene en la presidencia del Parlamento. Ese pacto se rompe en 2002 y Coalición Canaria terminó la legislatura en minoría. Un año después, Coalición Canaria pactará de nuevo con PP y Adán Martín (CC) se convertirá en presidente. Gabriel Mato (PP) se convirtió entonces en el presidente del Parlamento en esa sexta legislatura. Esa coalición se mantendrá hasta el 2005, cuando los populares son expulsados del Ejecutivo. 

En 2007, Juan Fernando López Aguilar, tras haber sido ministro de Justicia logra un resultado histórico en Canarias, con 26 escaños. Sin embargo, pese a esos resultados Coalición Canaria volvió a hacerse con la presidencia al pactar de nuevo con el PP. Fue así como Paulino Rivero se convirtió en presidente de la séptima legislatura. Entonces, ya se había producido la ruptura de CC que supuso la fundación de Nueva Canarias por Román Rodríguez, pero no logró obtener escaño hasta 2011. Antonio Castro (CC) será el presidente del Parlamento en esa y en la siguiente legislatura. Los cronistas recuerdan que fue una etapa muy crispada por la dureza de algunas intervenciones del ahora eurodiputado, “pero ni de lejos con lo que está pasando en el Congreso de los Diputados”. Lachica señala que además solo había tres partidos, dos en el Gobierno y uno en la oposición. 

En 2011, reedita la presidencia de Canarias Rivero, pero con otro, socio, el PSOE, en una legislatura marcada por el pulso con el Gobierno estatal, liderado por Mariano Rajoy (PP) y el empeño de impulsar prospecciones petrolíferas en Canarias, una cuestión apoyada por el exministro José Manuel Soria (dimitido tras su aparición en los papeles de Panamá) y que generó el rechazo de la ciudadanía isleña, con importantes movilizaciones en todo el Archipiélago. En ese año sí que irrumpe NC y se constituye el grupo mixto, con tres diputados. 

El Gobierno que nunca tuvo segura una iniciativa parlamentaria 

En 2015 varias cuestiones cambian el tablero político del Parlamento. Almudena Sánchez señala que la irrupción de Podemos acaparó todas las miradas y que dio mucha vida al Parlamento. En la Navidad de 2016 se producía la ruptura del pacto entre CC y PSOE que había aupado a Clavijo a la Presidencia. La tercera fuerza política en votos se convirtió después en la que gobernaría Canarias hasta 2019. Resistió en minoría al poder sacar adelante muchas cuestiones con el apoyo del PP, como la norma estrella de Fernando Clavijo, la Ley del Suelo. La que fuera cronista de Canarias7 apunta que “el Gobierno no tenía garantizado ninguna iniciativa legislativa que llevar a la Cámara y eso lo que provocó fue que el Parlamento tuviera muchísimo más protagonismo que en otras legislaturas, que en otros acuerdos que están previamente hechos”. 

Por ello, “hubo leyes que nada que ver el texto legislativo que había salido del Gobierno con lo que aprobaba el Parlamento”, recuerda. Y considera que la última reforma electoral, para la que tanto empujó Demócratas para el Cambio, es fruto de esa coyuntura. También se produjo un hito en esa legislatura y es que se nombró a la primera presidenta del Parlamento, la ahora ministra de Sanidad, Carolina Darias (PSOE). . 

Un pacto a cuatro

La cultura del pacto, insiste Lachica, está muy asentada en Canarias. En 2019, PSOE, Nueva Canarias, Podemos y Agrupación Socialista Gomera conformaron un pacto que hizo jefe del Ejecutivo a Ángel Víctor Torres (PSOE) tras varias décadas de gobernanza de CC. Como presidente del Parlamento se proclamó a Gustavo Matos, aunque en un principio el partido había propuesto a Teresa Cruz Oval para presidir la Cámara. Nueva Canarias había propuesto ya para la Mesa del Parlamento a Esther González mientras que Coalición Canaria propuso a Rosa Dávila y el PP a María Australia Navarro, lo que impidió designar a Cruz Oval por una cuestión de que no podía haber más de tres hombres o mujeres en la mesa. 

Durante esta legislatura, el Parlamento ha destacado por su amplio consenso para sacar adelante iniciativas importantes como la Renta de Ciudadanía de Canarias, la ley tras y de derechos LGTBI, que han salido adelante con el apoyo de todos los grupos parlamentarios. El presidente del Parlamento canario, Gustavo Matos, ha llegado a valorar la capacidad de acuerdo de los grupos representados y el clima de no crispación con que se debate. De hecho el Parlamento regional es líder nacional en este aspecto (consenso)

Comisión de Tindaya, REF o reformas del Estatuto

Si hay un episodio parlamentario que marcó a Almudena Sánchez es la Comisión de Investigación de Tindaya, que supuso la ruptura del pacto entre CC y PP en 2002. La periodista señala que todo fue “una batalla campal” de la que a día de hoy no se sabe exactamente “qué fue digamos verdad o mentira en el aspecto de la corrupción política que se achacaba en ese tema”. El pleno se tuvo que repetir y se impidió que medio gobierno acabara en tribunales. “Fue todo muy surrealista y es una pena que el diario de sesiones no recoja todas las anécdotas que están por fuera del pleno, pero en las crónicas de los periódicos se reflejó bastante bien, porque en aquel entonces éramos bastantes periodistas”, señala.  

Para Salvador Lachica, fue clave para Canarias su integración plena en la UE, para obtener fondos europeos para el Archipiélago. También menciona la primera gran reforma del REF, modernizandolo y la primera gran reforma del Estatuto de Autonomía en 1996 porque fue donde se reconoció a Canarias como nacionalidad dentro del Estado.  

El Parlamento que no tiene quien le escriba

Salvador Lachica pone de ejemplo a Canarias en cultura del pacto y también en cuestiones como las alcaldías timesharing o a tiempo compartido, como hizo José Carlos Mauricio y que en esta legislatura también se ha dado en el Congreso de los Diputados entre Pedro Quevedo (NC) y María Fernández (CC). Sin embargo, sí que lamenta que mientras el Congreso tiene un alto seguimiento periodístico presencial, en Canarias esto haya ido en decadencia. “El Parlamento no tiene quien le escriba”, dice Almudena Sánchez parafraseando el título de la novela de Gabriel García Márquez. Ambos coinciden en que se ha perdido calor humano en las salas de la Cámara y en la forma en que se cuenta el Parlamento, ya que el seguirlo por streaming se pierde el contacto y muchas cuestiones pasan desapercibidas por no estar in situ. No obstante, son conscientes de la crisis del periodismo, que viene arrastrandose desde hace años y que se acentuó con la crisis económica de 2008. 

Ambos sí que ponen como ejemplo la modernización y digitalización del Parlamento y el empeño de Gustavo Matos por que la Cámara no cerrara en pandemia. Mientras el Congreso de los Diputados tan solo se celebraban las sesiones de control para que Pedro Sánchez prorrogara el estado de alarma, el Parlamento de Canarias seguía abierto, trabajando y celebrando incluso comisiones. Es cierto que la digitalización ha permitido incluso que se pueda votar de forma telemática sin tener el diputado o diputada que estar presencialmente en la sala o adelantar su voto unos días.  Sánchez también destaca los avances en materia de transparencia durante la época de Carolina Darias, adaptando la web del Parlamento a este fin.

Para Salvador Lachica la parte negativa de esta modernización tecnológica es que “el COVID terminó de matar el periodismo parlamentario” y cree que no es que haya que volver a lo de antes, cuando él y compañeras que destaca como Carmen Merino o Carmen Ruano entre otra muchas personas dedicadas exclusivamente a la crónica parlamentaria. “Vivíamos prácticamente en el Parlamento”, afirma. Explica que entonces, había mucha vida en esos pasillos y que los periodistas entraban en las comisiones parlamentarias, hablaban con los grupos, lo que les permitía tener una composición de lo que iba a ocurrir entre otras cosas. Almudena Sánchez también insiste en que el hecho de estar de forma presencial aporta una mayor dimensión de las realidades y que el Parlamento es una gran fuente de información, que aporta además ideas para investigar muchísimos temas. La periodista ahora ha dejado de construir información para ser espectadora de ella, pero sigue estando totalmente ligada a la Cámara Regional desde otra perspectiva, desde su puesto ujier, donde también está muy contenta. “Me gusta la mirada de un ujier y la capacidad de observación que tienen”, subraya. 

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