- El diseño del fin de curso y del próximo ha desgastado al equipo. El detonante de la dimisión de la consejera ha sido que la Confederación de Asociaciones de Padres y Madres de Canarias pidiera su cese, después de hacerlo CCOO
La designación de María José Guerra Palmero como consejera de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias el pasado verano tomó por sorpresa a una parte del PSOE en las islas y de la comunidad educativa. Lejos de apostar por alguien del partido para una de las áreas más importantes, el presidente del Gobierno, Ángel Víctor Torres, confiaba en un perfil independiente, sin afiliación a ningún partido y profesora de Filosofía de la Universidad de La Laguna. Guerra se incorporaba así a la cabeza de un equipo que otros designaron para ella y donde le esperaba la labor de, al menos, cumplir con la ley canaria de educación y hacer frente a las peores cifras de España tanto en fracaso escolar como en inversión y donde no para de crecer la brecha educativa. El diseño del fin de curso y del próximo en el contexto del Plan de Desescalada ha terminado por desgastar a un equipo en el que las diferencias eran notorias. Sin coordinación ni unidad era imposible sacar adelante la gestión y la toma de decisiones en un momento crucial, apuntan fuentes conocedoras del funcionamiento de este departamento. La misma Guerra decía este lunes tras su dimisión: “Las tensiones no han sido el mejor caldo de cultivo”, pero el detonante de su decisión ha sido el hecho de que se produjera una “cascada” de peticiones para que cesara. En realidad, es algo que solo había pedido el sindicato CCOO y la Confederación de Asociaciones de Padres y Madres de Canarias.
¿Por qué no había cohesión? Varias fuentes consultadas apuntan a que las desavenencias principales se han venido generando con la viceconsejera del área, Dolores Rodríguez, con la que María José Guerra no tenía ya apenas relación. Rodríguez tiene una carrera vinculada a la docencia, con amplia experiencia como profesora en diversos centros y sí es miembro del PSOE, partido por el que ya ha sido concejala en Arrecife. Uno de los últimos desencuentros entre miembros del equipo se desató tras un malentendido por una reunión convocada por la directora general de Centros, María Candelaria González Morales, con los sindicatos y que se cambió de día porque la consejera no había sido informada. González también es miembro del partido y fue concejala en el Ayuntamiento de Güímar desde 2007 a 2013.
Guerra había amagado con dimitir desde hacía meses. Concretamente, cuando se produjo la destitución de la consejera de Sanidad en marzo tras la presión de los sindicatos y la gestión de la crisis del coronavirus, pero desde el Gobierno se le pidió cautela ya que no era asumible dinamitar a dos equipos y menos aún en plena crisis del coronavirus. Sanidad ha sido la pieza fundamental para gestionar esta pandemia, pero poco a poco se evidenciaba que Educación es otra de las áreas más relevantes y la sociedad pedía respuestas, y sobre todo “instrucciones claras”, unas concreciones que ni siquiera terminaban de llegar por parte del Ministerio. Estos espacios podían abrir desde este mismo lunes, pero la decisión de hacerlo o no dependía de cada comunidad autónoma. La Consejería autonómica trabajaba en una instrucciones que tenía listas para firmar este mismo lunes, que van en la senda de que a partir del 1 de junio regresara a los centros educativos solo el alumnado de final de etapa y que el profesorado lo hiciera con carácter voluntario. Además, con respecto a la orden que permitía cierta “autonomía a los centros”, desde la consejería afirman que se pretendía que adaptaran esa orden a su propia realidad, tanto en materia de infraestructuras como de gestión del personal.
¿Con qué apoyos sí contaba Guerra? La ya exconsejera perdía este fin de semana a una de las personas de su máxima confianza. Se trata del ya exdirector general de Ordenación, Innovación y Calidad, Gregorio Cabrera, que presentaba este sábado por la tarde su dimisión por desencuentros con “la estrategia asumida por el equipo director”. Así mismo, aclaró que su intención al igual que la de Guerra era la de abandonar la consejería desde hacía meses pero que se le pidió que se quedase hasta julio. Cabrera ha ocupado distintos cargos en la Consejería de Educación; fue asesor del equipo de Coalición Canaria en el mandato pasado y también jefe de gabinete de la viceconsejería cuando era consejero el socialista José Miguel Pérez.
No es el único apoyo que tenía la consejera. También en su defensa se encuentra Marisol Collado, la directora general de Personal de Educación y que ha liderado el peso de la negociación con sindicatos y colectivos. Se trata de un perfil que tampoco está afiliado al PSOE, pero que ha trabajado estrechamente con el actual presidente del Gobierno cuando era alcalde de Arucas. De hecho, su apoyo a través de su plataforma ciudadana Con Arucas fue clave entre 2011 y 2015 junto a Coalición Canaria para arrebatar el poder al PP en ese municipio del norte de Gran Canaria y hacer alcalde a Torres. De momento, descarta dimitir pese a la pérdida de apoyos en el equipo y tampoco se prevé que vaya a ser destituida por el Ejecutivo. Collado, que además ha admitido que mantiene una relación estrecha de amistad con la ya exconsejera, seguía trabajando este lunes y esta misma mañana contestaba en un foro en la red social Facebook a la comunidad educativa a diversas preguntas e inquietudes.
De aquel mandato que cosechó buenas críticas para el actual presidente del Gobierno por su buena gestión y que lo elevó en su carrera política, haciéndolo en 2015 viceconsejero del Cabildo de Gran Canaria y en 2019 presidente del Gobierno, Torres también rescató para el equipo de esa consejería al que fuera concejal y antaño portero de la UD Las Palmas, Manolo López, como director de Deportes.
Una de las patas de la consejería también ha estado liderada por otro partido que forma parte del pacto de Gobierno, Podemos. Al frente de la viceconsejería de Cultura se encuentra el músico Juan Márquez, que ha dedicado buenas palabras a Guerra en su marcha. Junto a él trabajan además otros responsables como Nona Perera, directora general de Patrimonio Cultural, y de Rubén Pérez Castellano, director general de Promoción Cultural. Fuentes de ese partido afirman que la consejera fue sensible con el área de cultura y que ha sido fácil trabajar con ella, dejando autonomía a la formación morada y escuchando las necesidades del sector. Sin embargo, era evidente que parte del equipo vinculado a Educación no estaba cohesionado.
Durante el estado de alarma, los sindicatos han realizado duros reproches a la consejería. El Consejo Escolar apeló entonces a que las decisiones se tomaran de forma consensuada y en estas últimas semanas se estaban celebrando reuniones con diversos colectivos para recoger propuestas hacia este plan de vuelta a las clases, de manera presencial en septiembre o en octubre y solo para clases de refuerzo a partir del 1 de junio. Las escuelas infantiles (la mayoría del Archipiélago son privadas) también habían ejercido presión para que desde la consejería se realizara un protocolo de actuación para reabrir sus centros. El sector se había molestado semanas antes por unas declaraciones de la consejera en las que afirmaba que esta etapa educativa no tenía contenidos asignados.
Educación es una de las áreas más potentes a las que los socialistas han dirigido su discurso y el presidente regional, Ángel Víctor Torres, siempre ha afirmado que es su gran apuesta. Docente de Secundaria de profesión, el socialista se había comprometido a aumentar la financiación autonómica a esta área para cumplir con la ley, que marca que en 2022 hay que llegar a destinar el 5% del PIB a esta área. Un departamento del que sus antecesores y antecesoras, con alguna excepción, como José Miguel Pérez (PSOE), no han sabido estar a la altura, según apuntan también diversos sindicatos y colectivos. El nuevo equipo lo liderará, de forma provisional, el actual consejero de Transición Ecológica, José Antonio Valbuena y le corresponde revisar la instrucción que dejó hecha María José Guerra para la vuelta a las aulas de parte del alumnado en junio y planificar el próximo curso escolar, para el que se hace evidente que será necesaria una inyección económica, contratar a más personal y hacer frente a otros retos como las desigualdades que se están acrecentando en esta crisis.