Soñó ser de verdad el primero de la clase. Y lo fue, por méritos propios, y porque le tocó cabalgar la ola. Sacó matrícula, pero no le invitaron al baile de fin de curso. Arrastra desde entonces ese despla
Soñó ser de verdad el primero de la clase. Y lo fue, por méritos propios, y porque le tocó cabalgar la ola. Sacó matrícula, pero no le invitaron al baile de fin de curso. Arrastra desde entonces ese desplante. Y un infinito desprecio por una Canarias que no entiende.