La desgana y la desilusión tiñen de gris una soleada jornada electoral en La Aldea de San Nicolás (Gran Canaria). Como si de un domingo cualquiera se tratara, los vecinos y vecinas de este municipio se han centrado más en sus quehaceres que en celebrar la fiesta de la democracia. Cuando el reloj marcaba las 12.00 horas solo un 20% del censo había votado. Un dato que, según los interventores de varios partidos, es notablemente menor que anteriores encuentros. “Gracias a las personas mayores”, coincidían. “Ellos son quienes realmente valoran el significado del derecho a voto, y más en nuestro pueblo”, manifiesta una apoderada del Partido Socialista.
La identidad del pueblo de La Aldea siempre ha estado marcada por las incansables luchas. Es el municipio más alejado de la Isla e históricamente ha sufrido las consecuencias del aislamiento. Hasta hace apenas dos años, la carretera que llegaba a la localidad estaba calificada como una de las más peligrosas de España. Sus 365 curvas y sus continuos desprendimientos hacía que sus más de ocho mil habitantes se vieran limitados. Fue en julio de 2017, con la inauguración de la primera fase de la nueva vía, cuando comenzó un nuevo ciclo en el pueblo que aún está por cerrarse con la segunda etapa de la obra que acaba de comenzar y se prevé que finalice en cinco años.
Esta ha sido de una de las reivindicaciones más notorias del pueblo aldeano sin dejar a un lado las repetidas manifestaciones de las mujeres por la defensa del sector agrícola. “Las mujeres han sido muy importantes en la historia de nuestro municipio y es ahora cuando se les está reconociendo su labor, ni un paso atrás”, apunta Fran Rodríguez que acompaña a su abuelo de ochenta y tantos años a votar. “Aquí estamos una vez más, mientras pueda seguiré viniendo”, decía Paco Rodríguez mientras presentaba a su nieto, que trabaja en otra localidad, con orgullo.
“Esta es una de las pocas formas que tenemos de alzar la voz para no perder lo que tanto nos costó conseguir”, expresa Carmen Rodríguez. “Las ganas son pocas pero hay que votar siempre”, insiste. Estas elecciones ha caído bastante la participación, a las 13 horas, tres puntos menos que en el 28A en toda Canarias, y en los colegios electorales han echado de menos a históricos vecinos que, por sus condiciones, no han podido ir a votar. “Mi madre tiene 101 años, en las elecciones municipales votó y fue elogiada por todos en el barrio, pero ahora está delicada de salud y sacarla de casa es una agonía”, cuenta uno de los vecinos al salir de depositar su voto mientras otros le preguntaba por ella.
Cristóbal González sí que no podía faltar a su cita. A sus 89 años se acercó al colegio electoral para votar al mismo partido que ha votado siempre, reconoce. “¿Para qué cambiar? Lo importante es que se pongan de acuerdo y haya gobierno ya”, exclama. Otros vecinos tenían dudas hasta el último momento, “voy a entrar a la cortina y allí decidiré bien, pero no voy a darle el voto al mismo que en las últimas elecciones”, aseguraba un vecino que no quiso dar su nombre por ser militante de un partido en el municipio. Al salir reconoció que votó a otro partido, pero sin irse de su línea ideológica. “Para el Senado marqué a los dos que conocía, no di muchos rodeos”.
Los votos por correo también son protagonistas en el municipio en este día. En alguna mesas representaban hasta el 10% del censo. Muchos jóvenes viven fuera del municipio y lo solicitaron para evitar desplazarse en este día hasta el oeste de Gran Canaria. “Yo que no tenía muchas ganas de votar, lo hice por correo que era lo más cómodo, si no podía venir hoy estaba tranquila. Voto por mis abuelos”, apunta Sara Suárez.
En las mesas electorales, los presidentes y vocales reconocían que había sido una jornada “muy aburrida”. “Esto no lo paga el dinero, deberían sacar a gente que esté desempleada para que tengan la oportunidad de ganar algo”, reclaman.
Hoy era un domingo bastante normal en La Aldea. Los restaurantes y locales de la playa recibían a los visitantes que llegaban como cualquier otro fin de semana para conocer esta zona del oeste de Gran Canaria. Los motoristas eran los protagonistas de la vía. “Hoy me apetecía más dar la vuelta la Isla que ir a votar, a la tarde cuando llegue veo lo que hago”, apuntaba uno de ellos dejando ver su indignación por la repetición de elecciones.
Con la esperanza de que durante el día remonte la participación, en La Aldea de San Nicolás los representantes de diferentes partidos confían en que la juventud se acerque a los colegios electorales y ejerzan el tan preciado derecho al voto.