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El presidente de Radiotelevisión Canaria se proclama también secretario del consejo para intentar desbloquearlo

Carlos Sosa

Las Palmas de Gran Canaria —

La situación se torna grotesca en el consejo rector de la Radiotelevisión Canaria. Su sesión de este jueves se acercó más a una película de Cantinflas que a un acto formal de una sociedad de titularidad pública que gestiona unos 40 millones de euros al año y que rinde cuentas ante el Parlamento regional. En un gesto sin precedentes en ningún órgano de esta naturaleza, el presidente del consejo, Santiago Negrín, se proclamó secretario y resolvió sin los votos necesarios (sólo obtuvo dos de los tres reglamentarios) designar secretaria interina a una funcionaria del Ayuntamiento de La Laguna, casualmente del departamento de Urbanismo, que durante años dirigió el presidente Fernando Clavijo antes de convertirse en alcalde de esa ciudad.

Pero la autoproclamación de Negrín como secretario del consejo rector de RTVC no fue el único momento pintoresco de la reunión de este jueves. Desde que se inició comenzaron las tensiones entre el presidente y la consejera María Lorenzo, designada por el Parlamento a propuesta del PSOE. Su posición contraria a que se celebrara la sesión sin la presencia de la secretaria y sus continuas invocaciones a la legalidad vigente condujeron a Santiago Negrín a un sonoro cabreo y a acusaciones directas hacia la consejera de querer “entorpecer” su gestión. Le llegó a pedir que se marchara o que, en su defecto, permaneciera allí de libre oyente.

Como era de prever, Negrín y el vocal designado por el Parlamento a propuesta del Partido Popular, Alberto Padrón, acudieron al consejo con el acuerdo de que este último aceptaría ser secretario por unas horas y, de ese modo, desbloquear todos los asuntos del orden del día. Y así fue: Padrón se dejó llevar al terreno que pretendía el presidente y desde el punto uno del orden del día tomó posesión como secretario. Pero cuando se abordaba el segundo asunto, la aprobación de las cuentas, y en plena intervención del auditor, sonó el teléfono del secretario en funciones. La llamada debía ser importante porque se proclamó un receso para que Alberto Padrón abandonara de inmediato la sala donde se celebraba la reunión; e importante debió ser lo que le dijeron al otro lado de su celular porque regresó demudado. “Lo siento, no puedo continuar como secretario, esto hay que pararlo aquí”, vino a balbucear. Efectivamente, alguien acababa de advertirle de que aceptar el cargo de secretario y actuar como tal le comprometía legalmente más de lo que se imaginaba.

De ese modo, la sesión que acababa de iniciarse quedaba suspendida y anulado lo hasta allí actuado.

Fue entonces cuando Santiago Negrín invocó la urgencia de los asuntos para poner en marcha una nueva sesión, eso sí, sin secretario. Estaba claro que María Lorenzo no iba a desdecirse tras meses acusando a Santiago Negrín de incumplir la ley y de ser incapaz de llevar al consejo un reglamento de funcionamiento que permitiera -entre otras cosas- nombrar secretario interino. Y el episodio vivido de Alberto Padrón pálido renunciando a serlo solo dejaba una salida a Santiago Negrín: investirse a sí mismo secretario. Y así hizo: secretario del mismo órgano del que es presidente, responsable de las actas de las reuniones y de certificar que lo allí tratado se ajusta a la legalidad. Una posición insostenible que sin embargo y pese a las advertencias nadie logró disuadir al atrevido Santiago Negrín.

Con los formalismos cumplidos a su entender, el presidente del consejo rector de RTVC propuso al órgano la designación de secretaria de María Jesús Ibarria Martín, la única funcionaria que, al parecer, se presentó a la convocatoria -desconocida por los consejeros- lanzada en la intranet de la Comunidad Autónoma de Canarias. Es una trabajadora pública con experiencia en el mundo del derecho urbanístico, no en vano ha sido jefa del negociado de Disciplina Urbanística del Ayuntamiento de La Laguna desde los tiempos en que Fernando Clavijo, el actual presidente de Canarias, fue concejal del ramo y, acto seguido, alcalde-presidente de aquella Corporación.

Su nombramiento, sin embargo, podría ser nulo por no haberse observado las leyes que rigen en órganos como el consejo rector de la RTVC. De entrada, por no poderse constituir sin secretario o secretaria; luego, por actuar como tal su presidente, lo que específicamente está proscrito. Y tercero, porque aunque se hubieran salvado las dos primeras dificultades, los dos únicos votos registrados (el de Negrín y el de Padrón) son insuficientes para la mayoría cualificada que se exige, es decir, tres.

El bloqueo de la Radiotelevisión Pública de Canarias es total. Por eso la consejera María Lorenzo reclamó la noche de este jueves a través de un comunicado la intervención urgente del Parlamento. “Es imposible continuar con el órgano así”, dice su comunicado. “El actual presidente ha dado ya suficientes muestras de su incapacidad para gestionar respetando siquiera lo establecido en nuestra norma de constitución. Ruego la intervención del Parlamento de Canarias”.

Las cuentas de la sociedad pública no pudieron aprobarse este jueves, último día laborable permitido para hacerlo. Tampoco pudo acordarse la prórroga por un año y por cuatro millones de euros del contrato con Abertis (antes Retevisión) para el transporte de la señal de la televisión y de la radio públicas a todo el Archipiélago. El contrato vence el 31 de agosto y a nadie en la casa se le había ocurrido hasta ahora resolverlo de otra manera que no fuera la de una prórroga que presenta bastantes lagunas, según los expertos consultados. Pero si no se renueva o se busca un parche, la tele podría irse a negro a las 00.00 horas del 1 de septiembre. Y la radio sumirse en un indeseable silencio.

Ni una película de Cantinflas.