Las palabras del rey Felipe VI sobre migración en su tradicional mensaje de Navidad han generado reacciones muy dispares entre las distintas formaciones políticas. Las manifestaciones del monarca han sido aplaudidas, aunque por distintos motivos, por PSOE, PP y por Coalición Canaria (CC), mientras que han sido muy criticadas por Sumar, para quien ese discurso se sitúa en “el marco reaccionario por excelencia”, y por Podemos, que le acusa de “comprar los marcos culturales de la extrema derecha”
Felipe VI dijo que la migración es un “fenómeno complejo y de una gran sensibilidad social que responde a causas diversas”. “Sin los movimientos de población a lo largo de la historia no podrían explicarse las sociedades del presente, que son sociedades abiertas e interconectadas”, manifestó antes de pronunciar las palabras que han provocado las críticas de la izquierda. “Siendo, por tanto una realidad cotidiana, las migraciones pueden derivar, sin la gestión adecuada, en tensiones que erosionen la cohesión social”, sostuvo.
El rey agregó el “esfuerzo de integración corresponde a todos”, así como “el respeto de las leyes y las normas básicas de convivencia y de civismo y el reconocimiento de la dignidad que todo ser humano merece” son “los pilares que deben guiarnos a la hora de tratar la inmigración, sin olvidar nunca la firmeza que requieren las redes y las mafias que trafican con personas”.
Según Felipe VI, “la manera en que seamos capaces de abordar la inmigración, que también precisa de una buena coordinación con nuestros socios europeos, así como con los países de origen y tránsito, dirá mucho en el futuro sobre nuestros principios y la calidad de nuestra democracia”.
Elizabeth Duval, secretaria de Comunicación de Sumar, expresó la preocupación de este partido, “en medio del auge global de la extrema derecha”, de que el discurso del rey “camufle detrás de un elogio superficial a la diversidad lo que en realidad es el marco reaccionario por excelencia: la migración como problema a tratar a través de la mano dura, el orden y la seguridad”.
Por su parte, María Teresa Pérez, portavoz adjunta de Podemos, lamentó que Felipe VI abordara la migración “como un problema”. “Demostró que ha comprado los marcos culturales de la extrema derecha, hablando de desorden social, vinculándolo con las mafias de la trata, sin focalizar en lo verdaderamente importante: que ninguna persona es ilegal, que se deben proteger los derechos humanos y respetarles como ciudadanos que forman parte de nuestro país”, ha manifestado.
En cambio, tanto el PSOE como el PP y CC han defendido las palabras del monarca (ni Vox ni Nueva Canarias se han pronunciado). La presidenta de los socialistas, Cristina Narbona, quiso destacar la referencia del rey al “reconocimiento de la dignidad de todos los seres humanos, hayan nacido donde hayan nacido y vengan de donde vengan”. “Ese reconocimiento de su dignidad, junto con la lucha incansable contra las mafias que trafican con los migrantes y la colaboración con los países de origen y de tránsito son los elementos básicos que compartimos”, ha añadido.
El PSOE considera que el mensaje del rey está “claramente diferenciado” de los discursos xenófobos “que hoy proliferan y que sólo pueden ocasionar más tensiones sociales”.
El PP, a través de su secretaria general, Cuca Gamarra, ha aplaudido el mensaje íntegro de Felipe VI, calificándolo como “su discurso más cercano de esta década”. “Nos recordó los principales desafíos que tenemos que afrontar, como el acceso a la vivienda, la exclusión social y la inmigración, cuestiones que afectan profundamente a nuestra esperanza como país”.
“Sólo a quienes rechazan el bien común, la solidaridad y la serenidad puede disgustarles un mensaje así”, ha concluido Gamarra.
Por su parte, el secretario de organización nacional de CC, David Toledo, ha calificado de “realista” el mensaje de Felipe VI, ha destacado su llamamiento a “una gestión migratoria eficaz” y ha coincidido en reclamar “sensibilidad del Estado y de Europa para afrontarlo”.
“Necesitamos un acuerdo de Estado que también implique a todas las comunidades autónomas”, ha recalcado Toledo, quien ha abogado por un pacto de convivencia “alejado del clima de crispación y ruido que impera en la política estatal”.