El cabo primero de la Guardia Civil José Manuel Rodríguez, imputado en la causa de presunta corrupción urbanística de Arona, intentó en 2008 que el Partido Socialista de la localidad cambiara su posición de acusación por la de cómplice. Actuaba en favor del alcalde, González Reverón (CC) y del empresario Pedro Suárez. Rodríguez debía conseguir que el portavoz socialista, el denunciante de la trama, Francisco García Santamaría, votara a favor de licencias con informes técnicos y jurídicos desfavorables.
Diversas reuniones que se sucedieron entre abril y mayo de 2008 han hecho sospechar a la Guardia Civil que el cabo de ese cuerpo, actualmente apartado del servicio, actuaba de aglutinador y en nombre de algunos empresarios y de los principales encausados en la presunta trama delictiva, para conseguir que el PSOE se convirtiera en cómplice y abandonara el papel de acusador y de denunciante.
Los investigadores creen incluso que el cabo Rodríguez podría contar con información comprometedora del portavoz socialista, García Santamaría, que pudo conducir a que el concejal llegara a comprometerse ante el alcalde, José Alberto González Reverón, ante varios concejales del grupo de gobierno y ante el empresario sureño Pedro Suárez, a votar favorablemente licencias urbanísticas sin el aval jurídico y técnico necesario.
La Guardia Civil tiene acreditada una reunión, celebrada el 9 de abril en la que, “entre otras personas”, pudieron estar presentes el alcalde, el concejal de Urbanismo, Antonio Sosa; el también concejal Sebastián Martín, conocido como Tata; el portavoz socialista, Francisco García Santamaría; el empresario Pedro Suárez y el cabo primero de la Guardia Civil José Manuel Rodríguez.
Pero hubo más reuniones entre el 2 de abril y el 18 de mayo de 2008. La Guardia Civil tiene localizadas varias en Arona, concretamente en el restaurante El Ancla o en el restaurante Casa Mario, sin descartar que en todas ellas hubiera representantes políticos sin identificar.
En todas esas reuniones siempre estaban el alcalde, el concejal Sebastián Martín y el cabo primero José Manuel Rodríguez. Y en al menos dos de ellas, el empresario Pedro Suárez. Tras la última de esas reuniones, la Guardia Civil detectó una conversación telefónica entre el alcalde, de Coalición Canaria, y Sebastián Martín, Tata, en la que queda de manifiesto que el concejal socialista García Santamaría pudiera haber cambiado de opinión y no acceder a votar favorablemente las licencias urbanísticas que a aquellos interesaban.
Es entonces cuando el cabo Rodríguez dirige sus pasos hacia José Segura. En uno de sus oficios, foliado con el número 8.550, la Guardia Civil transcribe una conversación sostenida entre el cabo Rodríguez y el ex delegado del Gobierno en Canarias, José Segura, por entonces diputado nacional del PSOE por Santa Cruz de Tenerife.
Segura se encontraba en Gran Canaria asistiendo a la boda del hijo de un amigo, y tras varios intentos de llamada por parte del cabo, es el diputado quien telefonea al agente. Tras las salutaciones de rigor, que llevan a los investigadores a creer que no se conocían, Segura anuncia a su interlocutor que estará en el sur de Tenerife el fin de semana siguiente, concretamente los días 16, 17 y 18, lo que le comunica a efectos de poder verse.
El diputado socialista insiste al cabo primero que no deje de llamarle el sábado 17 para reunirse “el domingo por la mañana”, ya que aquel sábado había un acto de la Guardia Civil en Santa Cruz de Tenerife.
Segura y Rodríguez vuelven a hablar por teléfono el 1 de junio de 2008, pero en esta ocasión el delegado del Gobierno remite a su interlocutor a verse “un día de estos”, cuando pasara una mala racha de enfermedades personales y familiares que acuciaban al político tinerfeño.