Abandonados por vacaciones
Llegan las vacaciones y cada año miles de propietarios de perros y gatos en toda España se plantean la misma pregunta: ¿Qué hacemos con ellos? A pesar de todas las alternativas que existen hoy en día y aunque a muchos les cueste entender cómo todavía hay personas que dejan detrás a un ser vivo que muchos consideran un miembro más de la familia, lamentablemente la solución más frecuente sigue siendo el abandono.
Las cifras varían por Comunidades Autónomas pero, en total, cada año se abandonan más de 150.000 animales de compañía, unos 400 al día, lo que convierte al país en el líder absoluto de Europa en esta cuestión. Estos datos, recogidos por un informe anual que elabora el Observatorio de la Fundación Affinity, sitúan a Canarias como una de las regiones con mayor tasa de abandono de animales junto a La Rioja, Baleares y Navarra.
En Gran Canaria, el albergue insular de perros y gatos ya ha dado la voz de alarma tras la oleada de animales que han recibido en los últimos meses. El goteo de mascotas abandonadas es incesante, llegan a recibir entre 20 y 40 al día, tanto abandonados en la calle como recogidos a las puertas del albergue, pero esta cifra se incrementa notoriamente durante los meses de verano, según cuenta Teresa Perera, veterinaria auxiliar del centro. Entre abril y junio de este año han llegado a sus instalaciones más de 800 perros y 188 gatos abandonados. “Es una situación insostenible. Ahora mismo estamos al límite porque no tenemos capacidad suficiente para dar acogida a todos estos animales”, explica Perera.
Y no sólo el albergue de Bañaderos se encarga de esta labor en la isla. A nivel privado, multitud de protectoras reciben gran cantidad de animales que son encontrados en las calles, vagabundeando, heridos, hambrientos y desorientados. Gracias al trabajo de estos centros, los animales pueden tener una segunda oportunidad con la ilusión de volver a ser acogidos por una nueva familia. Sin embargo, cada año disminuye esa esperanza.
Más abandonos y menos adopciones
La Fundación Affinity elabora anualmente desde 1988 un estudio sobre el abandono de animales de compañía gracias a la información obtenida a través de encuestas enviadas a protectoras de animales y todos los ayuntamientos de España con más de 10.000 habitantes. Este informe se publica año tras año con el fin de sensibilizar a la población y hacer que esta práctica sea cada vez menos común hasta lograr que desaparezca.
De acuerdo con el último estudio de la fundación, publicado en 2013 sobre datos del 2012, las adopciones han aumentado y se mantiene estable la cifra de abandono. Aunque estos números podrían arrojar cierta luz sobre la terrible situación que sufren los animales, muchas protectoras aseguran que es totalmente al contrario: aumentan los abandonos al mismo tiempo que disminuyen las adopciones.
Así lo reflejan los datos ofrecidos por el albergue de Bañaderos. Sus instalaciones cuentan con una capacidad máxima de acogida de 400 perros y 100 gatos, que se distribuyen entre seis corrales y 53 jaulas. Teresa Perera, veterinaria auxiliar del centro, ve cómo día a día las jaulas se van llenando cada vez más con la llegada de nuevos animales, y asegura que cada vez la situación es peor: “Este año está siendo horrible. Recibimos una media de 40 perros y gatos todos los días, y el problema es que nunca llegan a ser iguales las adopciones al número de entrada de animales. Por eso estamos siempre al límite, y en verano prácticamente nos desbordamos”.
El albergue insular rebosa en verano, y los demás centros y protectoras también. Son muchas las asociaciones y ONGs dedicadas a la labor de protección y cuidados de animales abandonados. Algunas los acogen en centros propios y otras se encargan de trasladarlos a Bañaderos o distribuirlos entre casas de acogida después de recogerlos en la calle. En el caso de la Asociación de Defensa de los Animales de Gran Canaria (ADA), ellos empezaron colaborando de esa forma hasta que en 2012 decidieron fundar su propio centro. Su directora, Cathaysa Francés, cuenta que desde entonces no han parado de trabajar y el recibimiento de perros abandonados y entregados es constante. “El año pasado hubo un incremento bestial de abandonos. Pensamos que este año aflojaría, pero no”, se lamenta.
Aunque es cierto que en verano las cifras de abandono aumentan, tanto la fundadora de ADA como la veterinaria auxiliar del albergue de Bañaderos coinciden en que durante todo el año existe un nivel de abandono “tremendísimo”. La mayoría de perros y gatos abandonados son los que ya están bastante mayores o sufren enfermedades graves, “porque los dueños no quieren hacerse cargo del coste de las operaciones y para ahorrárselo piensan que la mejor opción es deshacerse de ellos”, comenta la veterinaria. Los perros adultos o de raza grande son los que más cuesta que sean adoptados, bien sea porque muchas personas que desean adoptar un animal viven en pisos o casas pequeñas o porque piensan que, teniendo ya cierta edad, el perro no podría volver a adaptarse a una nueva casa. “Esto es una tontería. Existe esa creencia pero es mentira, hemos visto perros de más de 10 años que salen del albergue súper felices y se adaptan muy bien a su nueva vida”, subraya Perera.
Juntos a los perros más viejitos, los grandes olvidados son los gatos. Al contrario de la opinión popular de que los felinos son animales más independientes y menos cariñosos, las protectoras siempre hacen hincapié en que ellos también necesitan una familia que los acoja y les dé el amor y los cuidados que necesitan. “Mucha gente se preocupa por el abandono de los perros, pero lo de los gatos es peor. Llegan aquí después de pasar años con una familia y no duran más de una semana porque dejan de comer y se mueren de pena. Es súper triste”, cuenta la veterinaria del albergue de Bañaderos.
Los voluntarios que trabajan en este tipo de centros son personas entregadas a los animales, cuya labor es absolutamente vocacional. En su día a día se mezclan emociones muy fuertes porque viven historias muy duras junto a los animales. “Al principio te hierve la sangre. La gente que hace este tipo de cosas te da rabia pero también pena, porque no saben lo que es el amor verdadero. Si eres capaz de abandonar a un ser que solo te tiene a ti en la vida, es que no conoces lo que es el cariño ni el valor de la vida. Da lástima”, opina Cathaysa Francés, fundadora de ADA.
Teresa Perera coincide en que el abandono de un animal refleja “la peor cara del ser humano”. Ella lleva once años trabajando en el albergue insular como veterinaria auxiliar, y antes de eso estuvo seis años como voluntaria. Durante todo este tiempo ha vivido situaciones muy duras: “Las mayores crueldades hacia los animales las he visto yo aquí. Algunos llegan en un estado lamentable, no sólo porque los hayan maltratado, sino por los malos cuidados. Hemos tenido gatos con enfermedades de ojos tan avanzadas que, aun operándolos, nunca llegan a recuperar la vista del todo; también llegó una vez un perro con las cuatro patas rotas, otro sin dientes... horrible”, cuenta Perera.
Los mestizos, conocidos vulgarmente como mil leches, siempre han sido los perros más característicos dentro de una perrera o una protectora. Sin embargo, con los años han ido aumentando el abandono de perros de raza. Los yorkshire, los bulldog franceses, los pitbull o los labradores son algunas de las razas que más se han vendido en los últimos años, y son los que hoy más llenan las jaulas de los albergues. “Hay gente que se gasta miles de euros en un perro para luego abandonarlo o entregarlo a un protectora. No tiene ningún sentido”, comenta la veterinaria del albergue de Bañaderos.
De todas las razas existentes, hay una que se considera la más castigada en Canarias: el podenco. Los cazadores utilizan a estos perros para sus labores de caza y no se realiza ningún tipo de control sobre la cantidad que pueden tener. “Un cazador puede tener hasta 6, 8 ó 10 perros que nadie le puede decir nada. Cuando se hacen viejos o ya no le sirven, los deja tirados y los abandona a su suerte como si fueran basura”, afirma indignada Cathaysa Francés. La directora de ADA explica que los podencos, por sus características para la caza, siempre han sido animales muy maltratados. Es por ello que se muestran muy reservados y miedosos con las personas, y cuando se encuentra a uno abandonado solamente se deja coger cuando está en estado moribundo y las probabilidades de que sobreviva una vez llegue al albergue son bastante bajas.
Según las conclusiones del estudio realizado por la Fundación Affinity, los motivos más habituales que se dan en el momento del abandono de animales de compañía son las camadas indeseadas (18,6%), factores económicos (14,5%), pérdida de interés por el animal (9,9%), fin de la temporada de caza (8,9%) y los problemas de comportamiento del animal (8,6%).
Para Teresa Perera no existe una razón válida por la que alguien daría de lado a un animal: “Ponen como excusa el tema de la crisis, pero para mí es gente sin corazón, porque lo fácil es dejar tirado por ahí al animal en vez de intentar salir adelante con él”, opina la veterinaria. Y para la fundadora y directora de ADA, las excusas tampoco son válidas: “Algunos dicen que es porque se mudan, otros se van de vacaciones, otros de repente tienen alergia... te dicen mil motivos por los que podrían abandonar a un animal, pero lo cierto es que si realmente lo quieres nunca lo harías. Si tienes dinero para irte de vacaciones en verano deberías tenerlo también para cuidar de tu animal. Ahí es donde se ve el poco compromiso que tiene aquí la gente con sus mascotas”, sentencia Francés.
¿Mascotas o juguetes?
Cada vez es más frecuente encontrar camadas enteras de cachorros abandonados en contenedores o cajas y que llegan a los centros con apenas unos días de vida. Teresa Perera cuenta que precisamente hace unos días un señor entregó en el albergue ocho cachorros de shar pei y el padre de la camada. “Durante todo el año nos llegan cachorros. La gente no es consciente de que los perros no son juguetes. Siempre están los típicos padres que le regalan un cachorro a sus hijos por Navidad y al cabo de unos meses, cuando se dan cuenta del trabajo que dan, nos los dejan aquí”, señala la veterinaria.
Es uno de los regalos más típicos por Reyes o por Papá Noel y muchos padres, por complacer a sus hijos, no caen en la cuenta de que las mascotas no son un obsequio como un patinete o un ordenador, sino que son seres vivos que necesitan cuidados, atención y mucho trabajo. La inconsciencia de muchas familias se refleja en los datos arrojados por el estudio de la Fundación Affinity, ya que seis de cada diez mascotas regaladas durante el periodo navideño acaban siendo abandonadas, entre los que se incluyen, además de perros y gatos, hurones, conejos, aves e, incluso, cerdos vietnamitas.
“Antes de comprar un animal hay que tener en cuenta muchos aspectos, ya que solo con la ilusión de tener un cachorro no cuenta, sino que hay que pensar bien si seremos capaces de ofrecerle lo que necesitará a lo largo de su vida como si fuera un hijo más”, subraya Perera. Está claro que un animal no es un juguete, ya que como ser vivo tiene una serie de necesidades emocionales y físicas que el humano debe cubrir para darle una buena calidad de vida, como es el espacio suficiente donde poder desarrollarse, tiempo para dedicar a sus cuidados y su compañía, capacidad económica para atender todo lo relacionado con su salud y su alimentación, etc. “Incorporar un animal a nuestra vida debe ser un acto meditado y asumido por toda la familia, nunca un acto de capricho temporal”, añade la veterinaria del albergue.
Por otro lado, otro de los puntos en los que se suele hacer hincapié es en la adopción en vez de la compra de animales de compañía. Pero también se han dado casos de personas que deciden adoptar un perro o un gato y al tiempo lo devuelven o lo abandonan. Es por ello que los albergues y las protectoras son cada vez más selectivas y restrictivas a la hora de dar en adopción uno de sus animales. En el caso de ADA, Cathaysa Francés reconoce que para ellos cuenta mucho la primera impresión de las personas que se interesan por alguno de sus perros, ya que en base a la experiencia de años atrás más o menos saben si puede ser una buena familia o no. En todo caso, el perro se va primero unas semanas de acogida en las que el animal sigue siendo propiedad de la protectora.
Este proceso les sirve para saber cómo se adapta la familia al perro y este a su nuevo hogar. Además, durante ese periodo cuentan con el seguimiento de la protectora y el apoyo de un educador canino que les aconseja sobre algunos aspectos a tener en cuenta con el animal recién adquirido. Después de ese tiempo, si el resultado es positivo la familia firma los papeles de adopción y se convierten en los nuevos propietarios del animal. Y en el supuesto caso de que con el tiempo quisieran deshacerse del perro, tienen que devolverlo obligatoriamente al centro, “no nos haría gracia que ninguno de nuestros perros acabara en la perrera o en la calle”, recalca la fundadora de ADA.
Y en el albergue insular trabajan de forma similar. Teresa Perera cuenta que una vez acudió al albergue una mujer con su hijo pequeño, de unos cinco años. Buscaban un cachorro, a poder ser de raza pequeña y de pelo suave, “lo que buscan casi todos”, y cuando la veterinaria empezó a hacerle el cuestionario de rigor a la mujer se dio cuenta de que ese perro, al tiempo, terminaría siendo abandonado: “Decía que quería regalarle un perro a su hijo porque le hacía mucha ilusión, pero que ella no se haría cargo de sus cuidados, que de eso se encargaría él. ¿Cómo va a cuidar un niño de cinco años a un perro? ¿Estamos locos o qué?”.
Una legislación poco 'pet-friendly'
Las leyes en España en relación a la tenencia y la protección de animales de compañía están bastante difusas. Las multas por maltrato animal varían de forma abismal según dónde se apliquen, ya que existen actualmente 17 legislaciones, una por cada Comunidad Autónoma, para la protección animal, conformando una maraña legal que finalmente repercute en que el maltrato animal suela quedar sin castigo o con unas sanciones irrisorias.
Todas establecen un rango sancionatorio en función de la gravedad de la infracción, aunque la clasificación de lo que es grave o no tanto es divergente. Las sanciones leves suelen estar relacionadas con aspectos de registro, censo, identificación, documentación del animal, transporte o venta, mientras que las graves y muy graves tocan temas relacionados con la integridad física y la salud del ejemplar. En Canarias se rige bajo la Ley 8/1991 del 30 de abril. Es de las más antiguas y desfasadas de toda España, tanto que las cantidades de las sanciones figuran en pesetas. Cualquier maltrato o abandono se considera muy grave y susceptible de recibir la sanción máxima, de 1.502 a 15.025 euros, pero en ningún caso contempla la posibilidad de ir a prisión, como sí ocurre en otros países de la Unión Europea.
Son muchas las protectoras que llevan años solicitando al Gobierno central la elaboración de una legislación que proteja a los animales ante el maltrato y el abandono, así como el endurecimiento de las sanciones para aquellas personas que incumplieran dicha ley. La plataforma online change.org está llena de peticiones sobre este tema que han recogido miles de firmas a favor de un cambio en las leyes españolas. Por su parte, la Federación de Asociaciones Protectoras y de Defensa Animal (FAPA) ha hecho entrega al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de 1.300.000 firmas solicitando la creación de una ley marco de protección animal.
Aunque de momento dicha petición no ha recibido una respuesta definitiva, la ministra Isabel García Tejerina ha presentado un anteproyecto de ley sobre comercio y tenencia de perros y gatos que contempla la prohibición de la venta de estos animales en las tiendas y regularía la tenencia de perros de caza, entre otras medidas. De esta forma se conseguiría más control y regulación sobre un sector que presenta muchas lagunas legales, con el objetivo de que la compra-venta de animales se haga de forma responsable y se reduzcan los abandonos.
Este anteproyecto pretende arreglar la imagen de España frente a Europa para que deje de estar a la cabeza de los países que más abandona y maltrata a sus animales cada año, y copiar así el modelo de otros como Alemania donde está prohibido vender mascotas en las tiendas de animales. “Deberíamos coger ejemplo de estos países. Recibimos con un aplauso tremendo el hecho de que por lo menos se estén planteando prohibir la venta de animales, es un gran paso”, opina Cathaysa Francés.
Otras de las medidas que aplaudieron también en su momento fue la implantación de la normativa que obligaba a todos los propietarios a identificar a sus mascotas con un chip registrado en la plataforma Zoocan del Registro Canario de Identificación Animal. Aparte de facilitar la localización de los animales en caso de pérdida o de robo, esta medida pretendía fomentar la propiedad responsable, ya que si un perro abandonado tiene chip, se puede encontrar fácilmente a su propietario e interponerle una multa.
Sin embargo, las protectoras aseguran que esto tampoco ha frenado el número de abandonos. Tanto en ADA como en el albergue insular reciben animales con el chip incorporado y el número de rastreo dado de alta. Cuando llaman a los dueños para pedirles explicaciones aseguran que siempre dan excusas como que lo habían perdido y no se habían dado cuenta o que ese perro o gato se lo habían regalado a otra persona y ya no era responsabilidad de ellos. “Total, que al final siempre pasa lo mismo y nos los terminamos quedando nosotros”, comenta Teresa Perera. ¿Y se puede denunciar a la policía? “Sí, pero en caso de que pongan una multa será de 20 euros, y si ya es por temas de maltrato tarda hasta dos años en llegar la denuncia. Parece una tomadura de pelo, no es de extrañar que la gente siga haciendo lo que le dé la gana”, sentencia la veterinaria.
De vacaciones con tu perro
Siendo conscientes de que cada año el albergue insular sufre los mismos problemas en verano, la Concejalía de Salud Pública del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria puso en marcha a principios del mes de julio la campaña 'De vacaciones con mi perro' para fomentar entre los propietarios la tenencia responsable de estos animales y evitar su abandono durante la época estival.
Actualmente los propietarios de mascotas disponen de una gran abanico de alternativas para organizar sus vacaciones sin tener que echar por la borda a sus animales: residencias caninas, paseadores, casas de acogidas, amigos o familiares que se ocupen de nuestro perro o gato, hasta incluso cada vez hay más apartamentos y hoteles 'pet-friendly' que admiten la estancia de mascotas con sus dueños. Por ejemplo, en la web hotelesperros.com se pueden encontrar todas las ofertas alojativas que permiten la entrada de nuestros compañeros de cuatro patas. También disponen de la plataforma bibulú.com que pone en contacto a propietarios de perros que estén disponibles para alojar en sus casas a las mascotas de otras personas a cambio de un módico precio, desde 8 euros la noche.
“Las vacaciones también son para disfrutarlas con nuestras mascotas”, aseguraba la concejala Mimi González en la presentación de la campaña 'De vacaciones con mi perro'. Se trata de una iniciativa que cuenta con la colaboración de numerosos colectivos y plataformas como el Colegio Oficial de Veterinarios de Las Palmas y la Fundación Affinity y que promueve la convivencia con las mascotas durante la época estival a través de un concurso en el que los participantes podrán enviar una foto o vídeo de sus vacaciones con su perro o gato, demostrando así que el abandono nunca debería ser una opción.
[Este es un contenido Premium de CANARIAS AHORA SEMANAL. Hazte Lector Premium para leerlos todos y apoyar a sus periodistas]