Octubre es el mes presupuestario por excelencia. Lo que no está en las cuentas del Estado o en las de Canarias, no existe. El Gobierno central presentó los suyos, incluidas las partidas mermadas de inversión destinadas a las Islas y antes de que culmine el mes hará lo propio el Ejecutivo canario, con unos Presupuestos condicionados en gran medida por los que, negro sobre blanco, ha puesto sobre la mesa el ministro Cristóbal Montoro. Son 31 días en los que la práctica totalidad del enconamiento político gira en torno a los números, estatales y autonómicos, que certifican la realidad de las políticas a poner en marcha. Una realidad que en la presente legislatura ha estado marcada por los continuos recortes.
Cuando el vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda, José Manuel Soria, abandonó el Gobierno a finales de 2010, dejó la tarea hecha de confeccionar los Presupuestos para el año siguiente.
De hecho, la condición que impuso al presidente Paulino Rivero fue que solo contaría con el apoyo parlamentario del PP para acabar la legislatura sin sobresaltos si no cambiaba ni una coma de las cuentas autonómicas por él elaboradas.
Esos Presupuestos, los de 2011, ascendían a 6.259 millones de euros mientras que los del presente año suponen 6.084 millones, es decir, han experimentado una merma casi del 4%.
Y es que esa ha sido la tónica generalizada durante estos cuatro años. Una línea que parece que perdurará en los últimos Presupuestos de la legislatura y de Paulino Rivero como presidente del Ejecutivo.
El encargado de avisar que siguen viniendo curvas ha sido el consejero de Economía y Hacienda, Javier González Ortiz, cuando dijo que las cuentas autonómicas de 2015 serán “restrictivas” por muchos brotes verdes y luces al final del túnel que algunos vislumbren.
Y es que la mejoría económica no es tan excelente como para que pueda compensar los recortes de financiación que el Estado acomete, de nuevo, en Canarias.
No por repetidas, las cifras dejan de ser ciertas: 800 millones de euros menos cada año derivados del descenso de los ingresos y el mal sistema de financiación, que obliga a las Islas a detraerlos de otras partidas para poder mantener los servicios básicos.
“Estamos en guerra”
Cuando se elaboraron los Presupuestos canarios para 2012 (que ascendían a 6.354 millones, un 1,52% más que los que hizo Soria), el portavoz nacionalista y secretario general de Coalición Canaria (CC), José Miguel Barragán, los calificó como propios de una “economía de guerra”.
“Estamos en guerra, no mueren personas pero se destrozan familias y, por tanto, los Presupuestos son de guerra y muy difíciles de hacer”, afirmó en la tribuna de oradores del Parlamento.
Un año después, cuando vino el gran hachazo, (6.032 millones, un 5,05% menos que en 2012), el dirigente de CC los calificó “de supervivencia”. A tenor de los acontecimientos va a costarle buscar más calificativos.
Los Presupuestos de 2012, los primeros de la legislatura que concluye en mayo, contaban aún con un hándicap mayor que el resto de las cuentas autonómicas: el presidente Mariano Rajoy, que llegó a La Moncloa en diciembre de 2011, iba a prorrogar las últimas cuentas estatales de Zapatero hasta febrero, por lo que difícilmente se podría hilar fino en las previsiones de inversiones.
“Confiamos en que el nuevo Ejecutivo estatal no recorte las partidas, mantenga los compromisos adoptados por el PP en esta Cámara e invierta la media estatal o pague la deuda con la sanidad”, decía entre esperanzado e ingenuo el consejero González Ortiz.
La realidad fue peor de la esperada. Tan mala, que el Gobierno de Canarias los recurrió ante el Tribunal Constitucional.
La inversión estatal en Canarias para ese año cayó un 46% respecto a 2011 cuando ese descenso, en el conjunto de las comunidades autónomas, fue del 29%.
Además, respecto a la inversión per cápita, el Archipiélago estaba en 2011 un total de 53 euros por debajo de la media estatal, mientras que en 2012 esa franja se situó en los 93 euros, duplicándose la diferencia negativa.
El año del plante
Una realidad que no mejoró meses más tarde, cuando Montoro hizo los Presupuestos de 2013 con unos números que hicieron al Gobierno canario incumplir por primera vez la Ley de la Hacienda Pública Canaria, que obliga al Ejecutivo a presentar las cuentas autonómicas al Parlamento antes del 31 de octubre de cada año.
Fueron unos Presupuestos estatales muy dañinos para las Islas. Si en 2011 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero reservó para las Islas 1.246 millones, esa cantidad pasó a 746 millones, un 40% menos, para 2013.
Asimismo, si Canarias podía contar en años anteriores con 207 millones anuales para aplicar el Convenio de Carreteras firmado con el Estado hasta 2017, Montoro lo rebajó a 57 millones. Una cantidad que ha bajado aún más en 2014 y en las previsiones para 2015.
Fueron los de 2013 los Presupuestos estatales que también asesinaron el Plan Integral de Empleo (PIEC), pues el Archipiélago pasó de tener 42 millones anuales a sólo 10 millones.
Por esos y otros motivos, el Gobierno de Canarias no remitió los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de 2013 hasta que el Congreso de los Diputados votó las enmiendas a las cuentas del Estado el 8 y 9 de noviembre con la esperanza de que en las Cortes se arreglara el desaguisado.
El plante fue en vano y, como era de prever, las cuentas estatales no se enmendaron y las canarias sufrieron recortes del 5,05% que afectaron a los servicios públicos esenciales.
Fue tal el hachazo que hubo que dar que el PSC tuvo que dar una rueda de prensa para explicar a la opinión pública por qué se había tocado lo intocable.
La presidenta de los socialistas canarios y de su grupo parlamentario, Dolores Padrón, reconoció que “no son buenos”, pero que eran los de “la resistencia” ante el Gobierno del PP.
Padrón consideró los recortes inevitables, ya que el 62% del Presupuesto canario se financia con transferencias del Estado, pero afirmó que con estas cuentas el Gobierno de Canarias mantenía “el núcleo” de las políticas sociales sin aumentar la presión fiscal a las clases medias.
Por eso, la sanidad solamente se redujo un 1,2%, y el descenso del 8% en educación lo achacó a la reducción de la financiación estatal en esta área en 122 millones de euros.
Pese a todo, el proyecto de presupuestos incluía aumentos en las partidas para comedores escolares, cuando cada vez más niños dependen de la alimentación en los colegios, y se mantuvieron las becas de estudios para garantizar la igualdad de acceso a la universidad.
Y es que con los 170 millones adicionales que reclamó a través de enmiendas el PSOE en las Cortes en la tramitación del Presupuesto estatal hubiera sido suficiente para cuadrar las cuentas, pese a que para igualarse a la media de las comunidades autónomas Canarias debería haber recibido 812 millones de euros más.
Tan duros fueron que incluso hubo veto de diputados herreños y conatos de rebelión en el Cabildo de Tenerife, pues en las cuentas no se incluían partidas para los hospitales del Norte y del Sur.
Inflexión y esperanza
El panorama sombrío cambió ligeramente cuando se elaboraron los Presupuestos de 2014 que aún están vigentes. Con un montante de 6.084 millones de euros suponía un ligero incremento del 0,86% respecto a los catastróficos del año anterior. Aun así, fueron insuficientes para compensar la motosierra de 2013.
Con todo, el socialista Emilio Mayoral los calificó como un “punto de inflexión” que debía ser considerado “motivo de esperanza” para la salida de la recesión económica, pues protegían el gasto social y mantenían la condición pública de los servicios esenciales, y Barragán destacó que era el “mejor Presupuesto” de los últimos cuatro años.
Y eso que las cuentas del Estado para 2014 suponían “un freno al desarrollo económico del Archipiélago, da la espalda a los canarios, se desentiende de los problemas y demandas de los más de dos millones de ciudadanos que viven en las Islas y, en consecuencia, aleja a Canarias de España”, según dictaminó González Ortiz.
Las partidas globales que recibieron las Islas se redujeron este año en cerca de 500 millones de euros con respecto a 2011, lo que representa una minoración del 42% al pasar de 1.190 millones a los 693 para 2014.
Asimismo, Canarias, con una participación del 4% en el PIB nacional, un 4,5% de la población y un 33% de desempleo, recibe en 2014 solo el 3,2% del total de las inversiones estatales.
Una situación que no mejora para 2015, pues pese a que incrementan la inversión territorializada en un 8%, Canarias se sitúa como la tercera comunidad autónoma que menos crece al elevar su dotación en torno a un 4% frente al 86% de aumento que registran otros territorios.
Ese motivo, más el hecho de que el Gobierno de Canarias remitirá una comunicación al Parlamento para que se repruebe “el trato desigual que recibe” el Archipiélago en las cuentas estatales es la base de la restricción presupuestaria anunciada por González Ortiz que, el 31 de octubre se cuantificará y se hará realidad.
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