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Vivir más limpios

Estamos expuestos cada día ante noticias de corrupción, desigualdades, pérdida de derechos e injusticias, datos que desmotivan en ocasiones y hacen que perdamos la credibilidad en otros muchos. Ante todo esto también surge una información que hace que prestemos más atención e interés. Este es el caso de las conocidas energías renovables, pues en un planeta afectado por considerables crisis ecológicas y sociales han surgido este tipo de fuentes para abandonar y dejar atrás la era de la contaminación. Un tema sin duda alguno tan importante, como polémico en los últimos años. El hombre se ha centrado en realizar un aprovechamiento de las fuerzas renovables a lo largo de los siglos, como son la producida por el agua, el sol y el viento, pues se considera que estas son la mejor solución para lograr paralizar el calentamiento global y vivir en un mundo más ecológico.

Convencionales versus renovables

El auge en el uso de esas energías que denominamos inagotables se debe a varios factores, entre los que se encuentran el deterioro del planeta o una alternativa a un recurso limitado como es el petróleo. Por todo ello se ha recurrido a las energías renovables, ya que ofrecen diversas ventajas frente a las ya tradicionales, pues son limpias y permiten la autogestión. Esto quiere decir que se aprovechan en aquel lugar en el que se produce o crea, lo que sería una ventaja para aquellos países en vías de desarrollo, debido que al carecer de energía eléctrica, gracias a las renovables aprenderían a autogestionar sus recursos y comenzar su desarrollo económico. Además, tienen una gran ventaja desconocida por muchos y es que se trata de una energía complementaria, por lo que por ejemplo la energía solar produciría electricidad en aquellos días soleados y secos, mientras que la eólica se encargaría de proporcionar en los días más ventosos.

Un tipo de energía del que se considera que tiene un escaso impacto ambiental, ya que la eólica o la solar no crean residuos, ni tampoco ruidos, humo o polvo en suspensión. Estamos ante fuentes naturales que no deterioran el entorno. Actualmente contamos y tenemos a nuestra disposición un amplio abanico de tecnologías que nos permiten poder elegir entre energía, mecánica, térmica o eléctrica.

El debate está servido, asistimos a una realidad en la que luchan por un lado las energías convencionales con las renovables, las primeras mencionadas se venden como rápidas y baratas, pero sin posibilidad de renovarse, más contaminantes, causante en ocasiones de conflictos y las responsables de la lluvia ácida. Mientras que las segundas citadas no emiten CO2, pueden utilizarse en zonas más aisladas, evitan el calentamiento global y suelen ser más accesibles como es el caso de la energía solar, aunque también presentan inconvenientes como es el coste, el bajo rendimiento, la irregularidad en la producción de energía eléctrica o el impacto visual que pueden producir.

Como así ha indicado el ingeniero industrial José Manuel Gulías, especializado en energías renovables, “existe actualmente una energía que aún no es rentable y es la solar fotovoltaica. Ello se debe a que la legislación actual no fomenta precisamente que se desarrolle y mejore dicho sistema. Los paneles fotovoltaicos tienen unos rendimientos de en torno a un 40%, lo que es muy bajo y a ello se le suma que los países que cuentan con la tecnología y medios suficientes para su desarrollo como son los europeos y EE.UU. no le han dedicado ni tiempo, ni dinero. Sin embargo, esto tiene una explicación y es que hay que tener en cuenta que los países del norte de Europa no tienen la necesaria radiación solar como para valorar la posibilidad de sistemas solares y en el caso de EE.UU. pues no parece que estén muy interesados de momento en las energías renovables”.

Renovables en Canarias

Desde hace algunos años vivimos sumergidos en un panorama donde escuchamos hablar a menudo de la llamada crisis energética, debido a que asistimos a un agotamiento considerable de los combustibles fósiles, es decir aquellos que son limitados y no renovables, así como los efectos que estos causan en la atmósfera del planeta. Lluvias torrenciales en determinadas zonas, sequías en otras, son algunos ejemplos evidentes del cambio climático. En el caso de Canarias es el petróleo el principal producto de importación y ante esta situación deberíamos hacernos una pregunta ¿Qué sucedería si en las Islas se produjera un desabastecimiento o bien un aumento radical de precios en este combustible?

Unos interrogantes complejos de abordar si previamente no se tiene un claro modelo de desarrollo energético para la Comunidad. Las consecuencias pueden dar lugar a un aumento en los costes de la energía eléctrica siguiendo a ello un incremento de los costes del agua, además de una subida generalizada en los productos importados y una bajada en el turismo a causa de los costes en el transporte aéreo. Por tanto, ante todo ello se creará un desarrollo no sostenible y un aislamiento que no sólo afectará a las Islas en su conjunto, sino a cada una de ellas. Sin embargo, tampoco debemos dramatizar, ya que vivimos en un lugar que cuenta con suficientes recursos energéticos renovables donde se encuentran el sol y el viento, sumado a unas buenas condiciones climatológicas. Por ello, Canarias debe ser un modelo para otras regiones y países, vinculando el progreso a un desarrollo sostenible.

Para lograrlo será necesario fijar dos metas, entre ellas alcanzar un elevado ahorro energético y llevar a cabo una elevada implantación de estas energías, de tal manera que la dependencia de las Islas a los combustibles tradicionales se produzca en menor medida. Un ejemplo claro lo encontramos en El Hierro con la central Gorona del Viento, cuyo finalidad ha sido que el consumo de la Isla sea cubierto con energía procedente de fuentes renovables a través de un parque eólico y una central hidráulica. Ello supone un ahorra en el consumo anual de 6.000 toneladas de diésel, es decir, el equivalente a entre 40.000 y 43.000 barriles de petróleo al año. Si tomamos este plan como modelo podríamos llegar al punto donde las energías convencionales pasarían a llamarse complementarias.

¿Mito o realidad?

La cuestión que se plantea y que ha reavivado el debate surge a partir del coste que suponen las energías renovables: ¿son realmente más caras que las convencionales? Existen algunos que consideran que las renovables abaratan el coste de la electricidad para el consumidor, mientras que para otros se produce una subida por lo que se paga por ella. Temas como la energía nuclear, el impacto ambiental, su coste o su viabilidad para sustituir a los combustibles fósiles continúan creando desconfianza en la sociedad.

Para la organización de la defensa de la naturaleza (WWF o Fondo Mundial para la Naturaleza en español) según su informe Renuévate, las energías renovables ayudan en el aumento del PIB, así como disminuyen la dependencia energética exterior en combustibles fósiles. De hecho para 2020 se calcula que las energías renovables permitirán un ahorro de la importación de 25,5 millones de toneladas equivalentes de petróleo valoradas en 13.351 millones de euros. Según esta organización, las energías limpias contribuyen a crear puestos de trabajo y riqueza, al tener un potencial de crecimiento de empleo considerable, con buenos profesionales y demandados internacionalmente. Finalmente, han resaltado que en cuanto a los costes económicos, sociales y ambientales de no implantar las energías renovables serían más altos que los impactos del cambio climático que estas contribuyen a evitar.

En definitiva, la cuestión del coste depende de cómo se combinen estos elementos para cada tecnología, por lo que aquellas que estén más cercanas a la competitividad como la eólica, no son tan costosas si tenemos en cuenta los beneficios ambientales. Sin embargo, otras necesitan ser subvencionadas mucho más, por lo que probablemente no compensen los beneficios obtenidos.

Futuro y ventajas en el Archipiélago

Un modelo energético cuya implantación traería consigo una mayor autonomía para la comunidad en su conjunto. Además, las repercusiones serían en diversos sectores como el industrial, turístico y el de la construcción. El primero de ellos se vería considerablemente beneficiado por el mercado que se generaría con la creación de paneles solares térmicos y fotovoltaicos que provocaran el menor impacto ambiental, así como la instalación de invernaderos autosuficientes. En el terreno turístico mejoraría el atractivo de las islas con una imagen más amplia y atractiva de sostenibilidad y cuidado del medio ambiente. Por su parte en el sector de la construcción, mencionado modelo daría un giro al tipo de edificaciones en Canarias, para centrarse en la bioclimatización y autosuficiencia energética.

Tras lo anteriormente expuesto podemos llegar a la conclusión que una adecuada política energética supone también impulsar los sectores básicos de las islas que permitirían no sólo un cambio, sino una nueva visión de futuro. Con una correcta estrategia se obtendría una mayor sostenibilidad y nuevas oportunidades de desarrollo, llegando a ser un referente a nivel mundial.

Un aspecto fundamental es la localización independientemente del sistema ya sea solar, eólico e hidráulico, debido a que cualquier instalación puede ser rentable o no dependiendo del lugar en el que se sitúe. Por poner un claro ejemplo, un parque eólico puede ser rentable en el sur de Tenerife, pero este mismo no serlo en el norte de la misma al no darse las condiciones adecuadas. Por tanto, mencionadas energías renovables dependan de factores no controlables ni predecibles por el ser humano, sino por el sol, el agua o el viento. Por esta razón, para Gulías se deben combinar con las energías convencionales para así aportar una mayor seguridad y estabilidad en el suministro eléctrico.

En 2014 ganaron las renovables

Según datos del Sistema Eléctrico Español publicados por la Red Eléctrica de España, las energías renovables aportaron hasta el 22 de diciembre de 2014 el 42,8% de la producción eléctrica total. Por tanto, ni el carbón, ni el gas, ni la nuclear lograron hacerle competencia. Mencionado informe también desvela que la nuclear cubrió el 21,9% de la demanda; el gas un 18,9%; y el carbón, 16,4%. Así es que la demanda de energía eléctrica en la Península durante 2014 descendió un 0,2% con respecto a la demanda de 2013. Asimismo, la demanda anual de energía eléctrica en el conjunto de los sistemas no peninsulares como son Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla descendió en 2014 un 0,9% con respecto al año anterior.

En 2014 aumentó la inversión en energías limpias a nivel mundial un 16%, como así indicó Bloomberg New Energy Finance (BNEF). Los nuevos fondos para la energía eólica, solar, biocombustibles y otras tecnologías de ERNC (Energías Renovables No Convencionales) crecieron debido principalmente a inversiones de EE.UU (8%) y China (32%) en este tipo de tecnologías. No obstante, el mismo informe ha desvelado que este año la inversión no será como la de 2014, no sólo por el precio del crudo, sino porque en el último año se realizaron numerosos proyectos de generación de energía eólica, que evidentemente no se volverán a ejecutar.

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