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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Mercados Municipales para el siglo XXI

Frutería en el Mercado Central. Iago Otero.

Iago Otero Paz

Las Palmas de Gran Canaria —

Con el paso de los años todo cambia: mentalidad, sociedad y cultura. Así, si antaño los mercados fueron el centro de las ciudades, donde se hacía la vida, un lugar para reunirse y avituallar a la vivienda de los productos necesarios para alimentarse, en nuestros días varios factores han influido para que hayan perdido paulatinamente presencia en la ciudad. Por un lado, la incorporación de la mujer a la vida laboral hace que la señora que antes era ama de casa ahora tenga un trabajo que no le permite hacer la compra al mercado; por otro, los horarios que no permiten a la gente que trabaja por la mañana y tarde, o que solamente tiene libre la tarde, acercarse a la plaza de abastos a comprar. A esto hay que añadirle la fuerte competencia de las grandes superficies, unos tiburones en los que existen mayores facilidades para llegar a ellos: estrategia comercial, muchos productos, comodidades como aparcamiento o compras online y gran amplitud de horarios. Y también hay que tener en cuenta el factor que desde el 2008 no falta en ningún lado: la crisis que ha dejado a muchos de los barrios afectados por el dolor del paro que hace caer las ventas en las plazas. Es en esta encrucijada en la que se encuentran actualmente los mercados de Las Palmas de Gran Canaria, unas estrategias que los cuatro gestores de las cuatro instituciones de la capital han contado en este reportaje a Canarias Ahora, quienes están en la búsqueda de nuevas fórmulas para atraer a un público joven que se ha criado comprando en supermercados, sin perder los valores que han atestiguado en los más de cien años que llevan en la capital: frescura, calidad y buen precio.

En el año 1997, siendo José Manuel Soria alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, los mercados municipales de la capital pertenecían el 100% al Ayuntamiento, teniendo cada propietario una licencia administrativa de explotación de sus espacios y negocios por 50 años. Sin embargo, a través de una ordenanza, se reguló para privatizarlos junto a otros servicios como los cementerios o las guarderías. En el caso de los mercados, estos optaron por dos soluciones: por un lado constituir sociedades anónimas como en Altavista y Vegueta, mientras que el Puerto y el Central apostaron por crear sociedades cooperativas. De esta manera, la gestión queda en manos de los propios tenderos en régimen de concesión administrativa, además de que los cuatro mercados constituyeron una asociación de empresarios, Acomerca, que defienden los intereses corporativos de los mercados y los titulares ante los organismos públicos, y también intenta plantear propuestas conjuntas para la mejora de su competitividad. Se trata de una asociación sin ánimo de lucro que agrupa a los cuatro mercados desde la que se plantean mejoras, realizan acciones conjuntas para acceder a las sociedades de la información y que, en definitiva, buscan producir sinergias que ayuden a mejorar la competitividad.

En líneas generales, como explica el gerente del Mercado de Altavista, Iván Cacereño, la situación que atraviesan “es complicada desde hace mucho tiempo”, una opinión que comparten los otros tres gerentes de la capital. Para mejorar esta situación, desde Altavista saben que lo que tienen que hacer es buscar alternativas y estrategias para intentar dinamizarlos y darles vida. De este modo, buscan ideas en común, aunque cada uno marca su hoja de ruta que le indica qué caminos son los que van a seguir para que las plazas vuelvan a despegar como antaño.

Tal y como explica el administrador en el Mercado de Vegueta, Santiago Bolaños, el formato comercial de los mercados tiene dificultades para competir, sobre todo “con otras superficies comerciales que son verdaderos monstruos”. El formato del mercado tiene debilidades y fortalezas, destacando entre estas últimas el producto fresco, el trato directo con el consumidor, el conocimiento en el origen de los productos, siendo habitualmente local, lo que ayuda a generar riqueza en el sector primario de Canarias. Además, los precios son competitivos, y aunque el mercado no puede pelear con las grandes superficies en secciones como lácteos o el gran consumo, sí que lo pueden hacer en frutas y verduras, carnes y pescados. La transparencia en lo que se vende es otra de las señas de identidad ya que el precio es el que se muestra, el producto no viene envasado y uno puede comprar lo que solamente necesita.

No obstante, Bolaños reconoce que el formato se ha ido agotando y que hay muchos locales en las instalaciones que se han ido cerrando por la jubilación de los titulares, siendo poco atractivos para nuevos empresarios que quieran invertir y apostar por estos negocios. Mientras, Cacereño analiza que los mercados notan “una caída de tráfico y facturación derivada de las crisis y la competencia. Aunque tengamos una gran calidad de productos, ya que los mejores productos se compran en los mercados, la gente sigue utilizando los supermercados, aún perdiendo calidad y en ocasiones pagando mayor precio. No obstante –añade– no tenemos grandes quejas, lo que necesitamos es que la gente nos vuelva a probar, nos vuelva a recordar porque han perdido el uso del mercado y ya no se acuerdan de nosotros. Por tanto, volver a recordar la tradición del mercado e incluso atraer a la gente nueva a que lo pruebe, porque cuando lo hace repiten”.

Precisamente este público joven es uno de los grandes dolores de cabeza para los gerentes del mercado tradicional. En primer lugar, porque como señala Bolaños, la gente joven ha perdido los valores de elaborar comida como las de la abuela, “es muy difícil que hagan potajes y pucheros”. Por ello hay que luchar para que la gente joven comprenda que una alimentación sana es importante para tener una vida de calidad, porque en este país la principal causa de muerte está relacionada con enfermedades cardiovasculares, que están muy relacionadas con un estilo de vida poco saludable, una alimentación baja en frutas y verduras, pescados y escorada hacia los hidratos de carbono, que son más fáciles de cocinar y elaborar.

De todas formas, aunque “la cocina de la abuela” es en muchos casos olvidada por los jóvenes, desde Vegueta perciben un cambio a nivel mediático ya que se está intentando trasmitir unos valores a los jóvenes de que “la alimentación es muy importante para tener unos hábitos saludables, volver a la cultura de preparar la comida a base de frutas y verduras, la dieta mediterránea”. A ello hay que sumarle programas de televisión de cocina de alta calidad, que tanto Cacereño como Bolaños esperan que traiga resultados que les beneficie, e incluso el primero piensa que desde Acomerca deberían potenciar esto más ya que “es un camino importante que tenemos que trabajar a través, por ejemplo, de blogs de alimentación”.

En segundo lugar, y seguramente la mayor causa de que este público joven tenga olvidado estos espacios comerciales son los horarios, de siete de la mañana a dos de la tarde, que solamente dan una posibilidad a la gente que trabaja hasta más allá de las tres de la tarde: madrugar para comprar o bien esperar al sábado para hacer la compra. En palabras de Bolaños este es el coste que tiene que pagar el consumidor para optar a estos productos, “si quieres un producto de calidad a un precio competitivo, o lo pagas muy caro o asumes un coste en término de oportunidades... ¿cuál es el coste en término de oportunidades? El horario”, y recuerda que Vegueta estuvo abierto hace diez años durante 14 meses por la tarde, y hasta el 2013 abrían lunes y jueves en horario vespertino, pero tuvieron que dejar esta iniciativa. Bolaños observa que esta ampliación de horarios es un tema “muy complicado” por resolver.

De todos modos, el gestor de Altavista hace autocrítica con las pruebas que se han hecho desde los mercados de la ciudad de abrir por la tarde porque las cosas “no funcionan de hoy para mañana, hay que estar mucho tiempo para consolidar una cosa, y el esfuerzo es tan grande, porque hay que abrir el mercado y también todos los propietarios, entonces consolidarlo es mucho más complicado”. Y es que la muletilla de que los mercados por la tarde no funcionan es rechazada por Cacereño porque “nunca han estado los cuatro mercados un año entero abiertos todos juntos, no solamente uno. De esa forma a lo mejor la cosa cambiaría, si la gente oye que los mercados abren por la tarde todos los días, y cuando llega y ve todos los puestos abiertos con sus servicios, a lo mejor así la gente viene aquí...porque si cuando uno viene y se encuentra cerrado el negocio que necesita o el de su tendero de confianza, no sirve de nada. Es verdad que se han hecho acciones, pero nunca bien, y así no se va a conseguir porque el tema de las aperturas no se va a consolidar porque cada comerciante tiene libertad para hacer lo que quiera en las aperturas no habituales. Otra cosa es que se establezcan normas y se cambien los reglamentos y obliguen a abrir y se sancione a quien no lo haga”.

Cambios necesarios para rejuvenecer a la clientela

Cambios necesarios para rejuvenecer a la clientelaEn esta línea de atraer a jóvenes Iván Cacereño explica que existen ideas para facilitar esta dinamización hacia el público joven, como es el poner medios para que cuando el cliente tenga la suficiente confianza y complicidad con un negocio, no tenga que perder tiempo en ir al mercado, sino que pueda hacer los pedidos a través de un sms, un whatsapp o un correo electrónico, es decir, “modernizarse a las nuevas tecnologías, hacer compras online porque el cliente ya confía en el tendero que va a poner en el pedido los productos, al ver el nombre del cliente, tal como le gusta, y se lo va a dejar en su casa cuando pueda recibirlo...si los mercados consiguen hacer un sistema en esa línea podremos llegar a la gente joven”, insiste.

Pero sus miras van más allá del posible cliente de hoy y en Acomerca estudian cómo acercarse a los niños, que son el cliente de mañana. “Hay gente joven que nunca ha pisado un mercado –observa Cacereño– y para poder cambiar esto hay que hacer un trabajo importante desde la base, que las escuelas hablen de los mercados, que hablen de la alimentación saludable, que relacionen una cosa con otra, que haya talleres todos los años y en todo el curso, que a través de un programa específico de mercados se implanten en los colegios y estén siempre en los colegios formadores que den charlas, que los niños visiten y hagan rutas en los mercados. Seguro que cuando sean grandes van utilizar el mercado aunque sus padres no lo hayan utilizado porque lo llevan en su cultura y lo está empapando diariamente. Es un camino que debemos hacer cuanto antes. Por supuesto para esto tienen que ir los mercados todos a una junto al Ayuntamiento y deben intervenir otras instituciones como la Consejería de Educación para llevar a cabo esta acción”. Y es que muchas veces el niño es el que arrastra al padre a los sitios, por lo que si se le enseña en el colegio a los más pequeños la importancia de los mercados, el mercado ganará clientes tanto ahora como en el futuro.

Lo que está claro es que estos negocios tienen que abrirse tanto a las nuevas tecnologías como a nuevas oportunidades de negocio que atraigan, por un lado a gente joven, pero por otro también a nuevos comerciantes, porque como expresa Antonio Ramos, el gerente del Puerto, algunos como el del barrio portuario o el de Vegueta, han pasado por una crisis de desertización por muchos motivos como es la “dejación propia del tendero, la apertura de otros negocios similares en centros comerciales, la falta de formación o de continuidad en la formación...pues los llevó a perder la licencia que tenían aquí para desarrollar la actividad tradicional”. En este sentido Bolaños añade que “el mercado es un micromundo que es un reflejo de la sociedad, hay algunos hijos que siguen con el negocio familiar, y otros comerciantes que tuvieron la oportunidad de ofrecer a sus hijos una carrera universitaria y por tanto no siguen con el negocio familiar”. Por tanto, los mercados están apostando por dos corrientes: por un lado el marcado por otros espacios en la Península y el resto de Europa que se trata de abrir el abanico de ofertas al de ocio y la restauración, que tan buenos resultados le está dando de momento al Puerto y al que se añadirá en breve Vegueta con dos negocios de la restauración, al igual que el Central que tiene un proyecto para dinamizar su segunda planta. La otra opción que se presenta es la del Mercado de Altavista que ofrece oportunidades muy ventajosas a los jóvenes emprendedores que quieran abrir su negocio en un lugar ya asentado de la capital.

El Mercado del Puerto, el primer mercado transformado

El Mercado del Puerto, el primer mercado transformado

Sin duda alguna el Mercado del Puerto fue el primero en saber salir de la crisis que estaba en sus locales, con muchos de ellos vacíos y con una pérdida paulatina de clientes, a pesar de que el cliente fiel seguía sin faltar. Así, como explica Ramos, tuvieron la posibilidad de desarrollar esta idea, “se la fuimos mostrando a otros comerciantes y el Ayuntamiento nos ha ayudado en la mejora del entorno, dándonos facilidades en el desarrollo de incorporar esta nueva actividad a estos espacios, y poco a poco ocupamos esos lugares que tenemos disponibles, y luego poco a poco se han ido dando traspasos entre particulares que aceptan el nuevo proyecto”. Así, en este momento el edificio cuenta con 42 locales, de los cuales 20 son de venta y degustación. Una vez abran los dos locales que faltan por inaugurarse, desde el Mercado del Puerto seguirán tomando medidas encaminadas a la mejora del servicio y de cuidar detalles que se ajusten “a la calidad y al lugar donde queremos ir”, articula Ramos.

Aunque exteriormente el Mercado del Puerto aparenta que tiene éxito, desde la gerencia señalan que este éxito es relativo, porque el éxito del proyecto es “que perdure en el tiempo, no que sea una moda”. Además, el plan que llevan desde esta edificación abierta en 1891 es que la plaza del Puerto sea un punto de encuentro donde la excelencia y la gastronomía sea algo que les identifique y también el estar en un entorno histórico-artístico realizar ciertas actividades encaminadas, no solo a un sitio donde ir a comer y tapear, sino también donde encontrarse una performance musical o exposición cultural. Para la gerencia será un éxito cuando el Puerto se identifique como un lugar de encuentro, gastronómico, cultural y familiar.

Para ello en la actualidad están trabajando en un reglamento de régimen interno en el que se permita tener el mercado abierto de siete de la mañana a doce de la noche. Cuando este esté editado y aprobado, cada comerciante se administrará con unas normas mínimas de apertura. Lo que está claro es que cuando este reglamento se introduzca, al Mercado del Puerto se podrá ir los siete días de la semana, con la venta tradicional abierta hasta las tres de la tarde, con el fin de no perder la identidad del espacio, y el resto de negocios hasta la noche. No obstante, como el propio Ramos sugiere, el futuro será “que todo el edificio esté a pleno rendimiento de lunes a domingo. Lo ideal sería mucho público y abierto de lunes a domingo, que fuera el epicentro de la vida de barrio de actividades que queremos emprender y desarrollar del tipo cultural”.

Aparte, estas políticas permitirán hacer de este plaza de abastos un lugar de visita para los turistas. Primero, por ser el único edificio en hierro conocido de la época modernista con elementos llamativos como sus columnas con frisos corintios, pero sobre todo por estar cerca del Puerto donde desembarcan miles de cruceristas todas las semanas. Así, el entorno del Mercado está en estos momentos en obras y para junio se tiene previsto que esté listo con la nueva reordenación del tráfico, que además permitirá dar sensación de más amplitud alrededor del local. Además, permitirá también en un futuro conectar el Mercado con el acuario Poema del Mar, siendo uno de las primeras piedras para ir abriendo poco a poco la ciudad hacia el Puerto.

El Mercado Central y el de Vegueta también se suman a la oferta gastronómica

El Mercado Central y el de Vegueta también se suman a la oferta gastronómicaEl Mercado Central es el mercado más grande de la ciudad. Inaugurado en 1957, ha logrado colocarse en la decimocuarta posición a nivel nacional en términos de funcionamiento, lo que demuestra su potencia que le hace diferente a los demás. Ello no lo exime de la crisis, y como muestra de ello es que la afluencia de público ha pasado de los 7000 clientes entre viernes y sábado a los 4000 actuales, por lo que como las otras plazas de la ciudad, también busca nuevas fórmulas para captar nuevos consumidores. El hecho de buscar otras oportunidades de negocio no es nada nuevo para el Mercado Central, ya que en un principio la segunda planta estaba confeccionada para los negocios de mayoristas, que con la apertura del Mercalaspalmas se trasladaron al recinto abierto en la década de los 80, por lo que tuvo que transformar este espacio para adaptarlo también al comercio minorista. Ahora, con los cambios sociales que se producen en la ciudad, existe un nuevo proyecto para dinamizar el segundo piso. Como su gerente, Fernando García, comenta, la tendencia habitual es meter “un supermercado potente que atraiga clientela al mercado, debido también a que en el mercado no hay una serie de productos como es la alimentación seca: productos de limpieza, droguería... Es un complemente interesante y es una de las opciones que se ha estudiado”, sin embargo, esta posibilidad parece que pierde peso frente al formato de hostelería-restauración.

García explica que en esta línea de la hostelería-restauración hay una empresa inversora que está estudiando “la opción de instalarse en la planta alta, pero el tema aún no está muy fraguado ya que antes de que se materialice tienen que negociar con los titulares de los puestos de la planta alta, y una vez que hayan pactado con todos, tienen que tener el visto bueno de la obra”. Lo que podría instalarse en el segundo nivel del Mercado Central serían negocios donde se puede optar por comprar un producto y llevártelo envasado, o bien tomártelo en una zona común reservado para ello, como ocurre en el Mercado de Santa Catalina en Barcelona. El gerente declara que el Ayuntamiento ha dado el visto bueno para que se pueda cambiar la actividad, siempre y cuando se respete que más de la mitad de la superficie se mantenga como negocio tradicional. A partir de ahí, esta empresa inversora se está moviendo para conseguir la autorización del Consistorio y por otro la adquisición de los locales. Una vez que tengan esto avanzado es cuando la empresa podrá decir cuál es el proyecto, ya que ahora mismo están en los procesos de negociaciones.

Fernando García valora esta inversión como buena porque permitirá mejorar en general todo el edificio, no solo la planta alta. Para ello habrá que redactar un plan director de funcionamiento del mercado porque “no solamente se trata de mejorar la planta alta, porque si el diseño es, por ejemplo, en tonos blancos con unos carteles de un tipo, todo el mercado será así, por lo que también hay que desarrollar ese plan director y hacer un proyecto conjunto”. Además, no quita el ojo al beneficio que traería esta reforma con vistas al turismo de los cruceros, ya que el Mercado Central ofrecerá a los visitantes un sitio más al que ir porque al turista le gusta probar nuevos alimentos, “a la zona le da un estímulo importante, que junto a la peatonalización y su aparcamiento propio, puede hacer que el proyecto sea muy atractivo para los inversores, la ciudad y todo el mundo. La sociedad corporativa que son los dueños, están interesados en que esto salga adelante.”

Por su parte el Mercado de Vegueta, fundado en 1856, parece que también va a apostar por los negocios de la restauración, ya que como Santiago Bolaños anuncia, en los próximos meses está prevista la apertura de un restaurante pequeño con cocina de mercado, al que le acompañará otro inversor ya presente en el Puerto que se dedica a vender productos de encurtidos. Bolaños confía en que sea un complemento atractivo para el mercado que se añada a la oferta ya existente a la hostelería de los locales de los exteriores. El objetivo es “atraer a un cliente distinto, de un mayor poder adquisitivo, que se sienta atraído no solo por la hostelería, sino también por las ofertas de abasto del mercado, que se complemente y exista una sinergia positiva entre los dos formatos”. En ningún momento en el barrio histórico pretenden abandonar el negocio tradicional porque como la Gerencia insiste, es más fácil que el mercado de abastos tradicional soporte una oferta complementaria de hostelería que al revés. Es decir, es más fácil venir con la familia a comprar alimentación y mientras tanto comer algo, que al el ir a cenar y aprovechar para llevarse la compra. “Es por ello que queremos seguir siendo un mercado tradicional”, aunque no se olvida que “una cosa es lo que queremos y otra es lo que nos imponga la realidad”.

Para seguir atrayendo al público a comprar en el Mercado más antiguo de Canarias han creado iniciativas como dotar de carritos de la compra a la plaza para dar más comodidades a sus clientes, o disponer de un aparcamiento que los comerciantes suelen pagar a los clientes. Además, a pesar de que Bolaños ratifica que la reordenación de la Red de Guaguas les ha afectado negativamente “porque antes conectaba directamente cada uno de los barrios del Cono-Sur con el Mercado y ahora la conexión es indirecta a través del transbordo” ellos ofrecen una promoción que consiste en regalar bonos de guaguas por volumen de compras, “los clientes van haciendo sus compras y el comerciante le da una especie de ticket que equivale a una parte alícuota de un bono de Guaguas, cuando reúne un número determinado le da un bono, bien de diez viajes o bien de dos. Es una opción que al consumidor le gusta y que de alguna manera ayuda a que venga la gente”.

Altavista, una oportunidad de empleo

Si el camino en los tres mercados más antiguos de la capital pasa por dar cabida a la oferta gastronómica y de restauración, en el más nuevo, el de Altavista (creado en 1970) se ha marcado tres proyectos a corto, medio y largo plazo. El primero de ellos mostró sus resultados a finales del mes de marzo, cuando se abrieron siete nuevos negocios fruto del programa Emprendedores del Barrio, llevado a cabo por el Ayuntamiento de la capital, que lo que trataba era coger a gente joven en los diferentes barrios de los distritos de la ciudad, formarlos y asesorarlos para que llevasen a cabo proyectos e ideas que ellos tenían. Cacereño explica que muchos de estos proyectos se acercaron a Altavista para iniciar sus negocios dentro del edificio, que actualmente tiene una desocupación del 14% y que con esta política de acoger a emprendedores persigue tener la ocupación de la plaza al 100%. En la actualidad el proyecto está en el proceso de firmas de contrato con diferentes emprendedores que ocuparán siete de los once puestos libres. Por tanto, a finales de marzo la oferta del mercado del Distrito Ciudad Alta aumentó con negocios variados como la cosmética, gourmet de productos ibéricos, cupcakes, gourmet de productos canarios, productos latinoamericanos, las pastas frescas y productos italianos y productos congelados específicos. Con estos nuevos siete emprendedores quieren usar el efecto llamada que atraiga el interés de otros que vean que sigue habiendo grandes posibilidades ya que, en palabras del gerente, “es una oportunidad interesantísima para acceder a unos puestos del mercado y sacarlo para adelante”.

La idea es muy tentadora, pero más lo es cuando Cacereño muestra las condiciones para todos aquellos que quieran abrir su negocio en este Mercado ya que Altavista tiene muchas posibilidades, acceder a él es muy fácil, hoy en día querer montar un negocio en la calle cuesta mucho dinero, pero la infraestructura o la inversión inicial es más alta que en un mercado. “Si te pones a valorar precios el mercado es caro porque estamos hablando de que las cuotas de ocupación y la que pagas por el espacio siempre va a ser más caro. Pero claro, estás en un emplazamiento donde la gente viene a comprar, te estás apoyando de otros comercios que venden con normalidad y de ellos te puedes nutrir. Es bastante ventajoso, y a pesar de eso estamos dando unas condiciones impresionantes, se están formalizando contratos con un periodo de carencia durante seis meses, con cuotas reducidas durante los seis meses restantes, se puede acceder a un negocio en Altavista con una cuota muy baja, no llega a 1500 euros el primer año para iniciar ese proyecto e intentar emprenderlo”. Además de estas condiciones favorables, desde la dirección aseguran que están facilitando mucho el trabajo al emprendedor con la labor de los arquitectos que muestran infografías para que la gente se ilusione más con el puesto, con material de bajo coste, porque está planteado que se hagan con maderas de palés, o también hay otros proyectos con presupuestos para refinar los puestos por apenas 200 euros. Y es que a pesar de este pequeño porcentaje de desocupación del 14% de los locales, el mercado “es sano y está funcionando” y lo único que necesita es dinamizarlo, dando la posibilidad de acceso a un empleo, “la intención es que se genere puestos de trabajo, con los espacios que tenemos aquí, diez puestos con dos personas son veinte puestos de trabajo, más lo que se genere en la planta alta. Las posibilidades son amplias”.

Este sería el proyecto a corto plazo, ya que empezó a funcionar en el primer tercio de 2014, pero a medio plazo Cacereño comenta que en la segunda planta, actualmente vacía, quieren hacer “una especie de feria para otros comercios como los de artesanía, y a lo mejor los viernes y sábados se hagan diferentes eventos en la planta alta, un día por ejemplo feria del vino, y los vinicultores solamente tengan que traer los productos porque el mobiliario ya estaría instalado. Esa es la intención –prosigue– de uno de los proyectos que se está llevando a cabo, es un tema que nos llevará más tiempo, se está trabajando con él, se están enseñando las muestras para poder venderlos a las instituciones. Lo que se busca es intentar lograr lo que se hace en una feria, un poco en esa línea y otra es darle cabida a diseñadores independientes o que esos artesanos que en Navidades están en la ciudad puedan estar aquí el resto del año. Se pretende generar un espacio, con 22 puestos disponibles en la planta alta que se pueden convertir en el doble gracias al mobiliario de madera que se está montando”. La intención que tiene la Gerencia es que a finales de febrero esté la muestra de la planta alta terminada y que como muy tarde en abril-mayo esté funcionando. “La idea gusta mucho, el tema es que terminemos de montar y comercializarlo. Lo ideal es externalizarlo y que una agencia de comunicación lo lleve”, concluye.

En lo referido al plan director a largo plazo, actualmente está pausado debido a que necesita un desembolso económico importante, aunque Altavista es el mercado que menos reformas estructurales ha tenido de los cuatro de la capital. Hay estudiado un proyecto que dotará a la superficie de un aparcamiento en el parque que tiene delante con planta subterránea, además el parque sería reformado, mientras que las calles Juan Ramón Jiménez y Moratín serían peatonalizadas. A esto se le añadiría una remodelación de todos los puestos de la parte comercial y la reactivación de la parte alta con escaleras mecánicas y demás. Esta reforma a largo plazo está ya estudiada y Cacereño confía en que “algún día podamos sacarlo”.

Así es como abordan los cambios los mercados de Las Palmas de Gran Canaria, son los desafíos que tienen para este siglo en el que ya se está inmerso. Una época que será de transformación en los que antaño eran los núcleos de compra de alimentos para los ciudadanos grancanarios, pero que con los nuevos tiempos buscan frentes más allá de lo tradicional. Una tradición que no dejan de lado ya que son la conexión entre el sector primario de Canarias y el consumidor final, un lugar que más que de compras es el espacio donde la cultura gastronómica canaria perdurará para los ciudadanos.

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