Durante esta nueva campaña electoral vivimos un nuevo enfrentamiento, una lucha desigual entre ciudadanos (en minúscula) y políticos (en minúscula también). Como si fueran quijotes enfrentados a molinos de viento, una parte cabreada de la ciudadanía isleña lucha contra las vallas publicitarias que invaden los márgenes de las carreteras, especialmente la autovía del sur de que enlaza la capital grancanaria con la Maspalomas turística.
Lo primero que ve el turista que llega por avión a Gran Canaria es un paisaje desolador y caótico repleto de plásticos de invernadero, casas abandonadas, cables de alta tensión, cobertizos opacos, vertederos ilegales, escombreras, cartelería visualmente contaminante y muros grafiteados.
Eso ya lo ve el visitante desde el aire cuando el avión inicia sus maniobras de aterrizaje. Pero cuando ya pisa tierra y se dirige o bien a la capital grancanaria para disfrutar del turismo de congresos o al sur turístico para instalarse en hoteles de cuatro o cinco estrellas junto a la playa, no le queda otro remedio que contemplar la basura visual que nos inunda, a no ser que recorra todo el trayecto con los ojos vendados, como la gallinita ciega.
La Asociación para la Defensa del Árbol y del Paisaje de Gran Canaria (Adapa), nacida el año pasado como reacción a una tala indiscriminada de eucaliptos en la carretera del Centro, está indignada por la pasividad y el descuido de las instituciones grancanarias ante el deterioro de la isla, aunque sus miembros también denuncian la complicidad de sus habitantes.
El presidente de Adapa, el técnico comercial y economista del Estado Rafael Molina Petit, ha mostrado ese malestar en compañía de algunos miembros de la asociación, personas independientes, profesionales liberales, artistas e intelectuales preocupados por el deterioro paisajístico que está sufriendo Gran Canaria en los últimos años.
Esta asociación ha dicho “basta ya” a la negligencia de las autoridades y ha anunciado su “tolerancia cero” a los desmanes perpetrados contra la naturaleza de la isla. Los representantes de Adapa advierten que denunciarán a los partidos políticos que usen las vallas publicitarias localizadas a lo largo de la Autovía del Sur en la campaña electoral “porque son ilegales según la legislación vigente”, señala Molina Petit.
Redes sociales versus papel
Las redes sociales y las nuevas tecnologías van ganando paulatinamente el terreno a los medios convencionales de publicidad y propaganda política. Quizá por eso aun se entiende menos que los partidos se hayan quedado tan rezagados y sigan empleando recursos un tanto obsoletos y periclitados en las nuevas campañas electorales.
Estos quijotes del siglo XXI luchan por la eliminación de carteles anunciadores y otros elementos de contaminación visual. “Estamos preocupados por Gran Canaria, especialmente por los temas del paisaje. Pensamos que es un asunto importante y hasta la fecha apenas ha sido tenido en cuenta. Es una vertiente vital para los grancanarios porque influye en nuestra calidad de vida, en nuestra autoestima y en nuestra actividad económica”, añade su presidente.
Adapa trata de proponer y fomentar medidas de protección y alternativas de mejora en el terreno medioambiental, paisajístico y visual para nuestro entorno. Los campos de trabajo en los que se centra se relacionan básicamente con las grandes vías de comunicación insular, “a lo largo de las cuales se hace más palpable cualquier deterioro, pero también cualquier acción positiva de restauración, limpieza o reforestación”.
Según la asociación, las grandes vías no son medioambientalmente más importantes que otros espacios, pero sí poseen un mayor valor pedagógico y ejemplarizante. “Una de las acciones que se considera básica en Adapa es la educativa, la de transmitir la ilusión y la participación en la lucha por un paisaje digno y dignificante para el isleño y para el visitante”.
Contaminación visual de carteles
De momento Adapa se ha centrado principalmente en los siguientes apartados: enfiladas de árboles a lo largo de las carreteras y conformación de bóvedas arbustivas, evitar las talas e incentivar la plantación de especies, escombreras y vertidos ilegales que ocasionan un fuerte deterioro del paisaje y un visible impacto negativo desde las vías de comunicación y eliminación de carteles anunciadores y otros elementos de contaminación visual.
Molina Petit insta a los partidos políticos para que no utilicen las vallas publicitarias que están en los márgenes de la autovía del sur para colocar sus carteles electorales “ya que además estarían incurriendo en una ilegalidad pues conculcaría la vigente Ley de Carreteras. Estamos muy preocupados porque las vallas publicitarias afean el paisaje y es desgraciadamente lo primero que ven los turistas cuando aterrizan en nuestra isla, vayan a la capital o a los hoteles del sur turístico”.
“Es una incongruencia de los partidos políticos, que nos presentan en sus programas un mundo mejor, que se vayan a publicitar en vallas ilegales. Es una contradicción en términos. En algunos casos se ha denunciado el alojamiento de políticos en hoteles ilegales; pues esto sería más grave porque atenta contra el medio ambiente”, añade Molina.
La abogada Isabel Saavedra, una de las juristas de Adapa, anunció que la asociación interpondría acciones judiciales contra los partidos que vulneren esta ley y coloquen carteles electorales en las vallas que flanquean la autovía del sur. “Los juristas que formamos parte de la asociación nos planteamos que, si no se movilizan las instituciones, denunciaremos la situación como movimiento ciudadano de la sociedad civil. No podemos permitir que se ocupen esas vallas ilegales con propaganda política”.
“Estamos preocupados por la falta de respeto a la naturaleza en nuestra isla, no solo a los árboles, que se talan sin ton ni son sin reponerlos, sino también por escombros, vertidos y basureros ilegales que están por todos los rincones de la isla. Esto es culpa de nosotros, los grancanarios, y de las instituciones, que no toman las medidas coercitivas adecuadas”, afirma el exmaestro internacional de ajedrez José Miguel Fraguela, también miembro de esta asociación.
El expresidente de la Federación de Ajedrez de Gran Canaria recordó que Adapa nació hace un año para defender los árboles. “La isla es razonablemente bella, pero la parte más expuesta a los visitantes es la peor en materia de paisaje, tanto para los que llegan en avión para ir al sur de la isla como los que van a la capital a quedarse en sus hoteles o a coger un barco de crucero en el puerto”.
ULPGC, Gobierno y Cabildo
Afortunadamente, las relaciones con la corporación del actual Cabildo de Gran Canaria son buenas y están en sintonía, según valoran, pues coincidieron con el presidente Antonio Morales en sus planteamientos en una reunión celebrada recientemente. Varios miembros de Adapa han mantenido reuniones con el rector de la ULPGC, José Regidor; la consejera de Obras Públicas, Ornella Chacón, y el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, en las que han acercado posiciones.
“Las primeras imágenes que tiene alguien que llega a la isla buscando sus vacaciones idílicas es la de palmerales secos, tierras abandonadas con escombros e invernaderos deteriorados con grafitis”, recalca el ingeniero Juan José Pons.
“Estamos tan acostumbrados a ver estos paisajes tan deteriorados que ya ni nos llaman la atención. La asociación quiere mover a los poderes públicos y a los ciudadanos por auto dignidad y auto respeto. Es como si nos acostumbráramos a lo feo. Como cuando uno entra siempre en un coche sucio y al final te acostumbras a la suciedad y a la fealdad. Una cosa lleva a la otra y al final nos adaptamos. No podemos permitirlo”, dice Rafael Molina.
Adapa trata de proponer y fomentar medidas de protección y alternativas de mejora, “tanto medioambiental como paisajísticas y visuales para nuestro entorno”. Los campos de trabajo se centran en las grandes vías de comunicación insular, pero también en acciones de restauración, limpieza y reforestación. La asociación lucha por un paisaje “digno y dignificante” tanto para los grancanarios como para los visitantes.
En los últimos tiempos ha habido una tala múltiple y repetida de grandes ejemplares arbóreos, algunos bicentenarios, que ocupan los márgenes de las carreteras insulares. Su destrucción, con gran impacto en la opinión pública, produce un notable deterioro de las cualidades paisajísticas de la isla, sin olvidar el empobrecimiento económico que trae el desprecio a la sensibilidad general y a la del turismo.
Conservación del paisaje
“Nacimos en 2015 con el firme objetivo de luchar por la conservación y mejora del paisaje de Gran Canaria como valor intrínseco de esta tierra que todos debemos cuidar y mantener. Nuestro firme objetivo es lograr que la sociedad de Gran Canaria y las autoridades públicas tomen conciencia de la importancia de nuestra imagen paisajística como seña de identidad y así ponerla en valor”, dicen los socios fundadores.
“Hoy nuestra principal lucha de concienciación es la mejora urgente de la autovía GC-1, que une la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y el sur de la isla con diferentes municipios en esos tramos. El abandono al que se ha llegado es lamentable y no podemos consentir que las personas que llegan a esta isla de Gran Canaria y que entran por el aeropuerto se encuentren con la desidia y abandono del paisaje a lo largo de toda la carretera tanto en dirección sur como camino de entrada a nuestra ciudad”, añaden.
“Es urgente y necesario que nuestras autoridades públicas tomen conciencia de la importancia de una imagen que queda grabada en la retina de quienes nos visitan y de los propios habitantes de esta isla”, concluyen.
Envenenamiento de eucaliptos
Antes incluso de la fundación de Adapa, varios de sus hoy integrantes ya luchaban contra la tala y destrucción de árboles, especialmente grave en la carretera del Centro de la isla. En septiembre de 2014 vecinos del Monte Lentiscal denunciaron el supuesto envenenamiento de tres eucaliptos centenarios que se encontraban frente al hotel Santa Brígida y al restaurante Bentayga.
A los denunciantes les sorprendía que “solo sean esos tres árboles los que hayan enfermado en las últimas semanas, mientras los demás que se encuentran en las márgenes de la carretera del Centro sigan gozando de buena salud”.
Los vecinos atribuían este “sospechoso deterioro” a supuestos “intereses personales o empresariales de negocios situados en las inmediaciones que quieren sacarse de encima a esos eucaliptos porque les molesta para la ampliación de su local”. Sin embargo, Francisco, encargado del restaurante Bentayga, manifestó que su local “es de los más perjudicados porque los eucaliptos sirven de barrera de seguridad ya que la carretera está pegada a la terraza”.
“Hace poco vinieron a arreglar el suelo de la terraza y el pavimento, aunque no creo que los árboles hayan enfermado por esa causa. Personal de conservación de carreteras vinieron a aplanar las raíces de los eucaliptos para allanar el pavimento. Eso fue hace dos o tres meses y los árboles se han secado hace tres semanas”, explicó.
Francisco dijo que se enteró del problema porque unos clientes se lo comentaron. “Es verdad que las hojas no son verdes, como los otros árboles, sino que se han puesto marrones. Nosotros seríamos los más perjudicados si mueren. Tendrían que poner unos bolardos para proteger a los clientes de la terraza”, añadió.
El encargado recordó que hace años un coche se empotró en el restaurante O Sole Mío, también en la recta del Monte Lentiscal, y sus dos ocupantes fallecieron. “Lo recuerdo porque yo trabajaba en ese restaurante en aquel entonces. La suerte es que fue un martes y estaba cerrado. Pero los dos ancianos murieron”, rememoró.
Un portavoz del Ayuntamiento de Santa Brígida afirmó desconocer las razones del deterioro de esos tres eucaliptos, y que trasladaría la denuncia al Cabildo, “que es el organismo competente”. Técnicos de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria mostraron su extrañeza porque “la supuesta enfermedad botánica solo afecte a tres eucaliptos cuando en la carretera del Centro hay más árboles que además tienen muchos años de antigüedad”.
Un ingeniero del Cabildo manifestó que el eucalipto es una especie muy resistente. La única forma de acabar así es abriendo con un taladro hasta el fondo del tronco y echarle bastante herbicida. “Las podas severas los debilitan, pero no es el caso”, dijo.
“No tengo conocimiento que esté actuando ahora algún virus con estos árboles. Hay un insecto, la Phoracantha, que proviene de Australia y que puede afectar a los eucaliptos, pero éstos tienen que estar ya débiles y dañados. He visto esos tres eucaliptos frente al Bentayga y me han causado extrañeza porque no conocemos ahora ningún virus ni agente patógeno que esté afectando a estos ejemplares. Es mucha casualidad que se encuentren en el mismo sitio. A mí me suena más a la mano del hombre, pero no tengo pruebas para acusar a nadie”, respondió otro experto botánico.
Aunque hay gente que combate los eucaliptos porque entienden que es perjudicial puesto que sus raíces se introducen en casas y levantan el pavimento, técnicos de Medio Ambiente los defienden. “Dan sombra y protegen las carreteras. Son árboles singulares que debemos proteger. Otra cosa es que sean necesarios tantos. Es posible que sobre el 60%, pero debemos conservar los grandes ejemplares. Es el precio que hay que pagar por tener carreteras arboladas”, afirmó.
Protesta de vecinos y ecologistas
Incluso años antes, en 2012, vecinos de El Madroñal y colectivos ecologistas mostraron su rechazo a la tala de una docena de eucaliptos localizados en el paso de la carretera general del Centro por ese barrio de Santa Brígida.
Esta tala la hicieron operarios del Cabildo de Gran Canaria para evitar que las raíces de estos árboles rompieran el asfalto de la carretera. No es la primera vez que la corporación insular toma esta medida drástica que rechazan vecinos y ecologistas.
La líder de la oposición municipal de Santa Brígida y portavoz de Cambio por Sataute, Guadalupe del Río, manifestó que “cuando bajaba de una entrevista en Radio San Mateo, me llevé una desagradable sorpresa cuando vi talados al menos nueve eucaliptos de gran porte, en la carretera general, a la altura de la subida a El Madroñal”.
Tras el paso de la cuadrilla de operarios del Cabildo, solo quedaron los muñones de los eucaliptos que hasta días antes adornaban la cuneta de la carretera general del Centro entre Santa Brígida y San Mateo.