Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.
UNA TARDE CON SAM FIRSTENBERG
Más de lo mismo se puede decir del actor David Bradley, quien tomó el relevo de Michael Dudikoff en la saga del ninja anglosajón y que luego trabajaría, hasta en cuatro ocasiones con Sam Firstenberg, siendo American Samurai el mejor ejemplo de cómo se puede hacer una película con poco presupuesto y salir con bien del embrollo, justo cuando se vivían los últimos estadios de la productora.
No obstante, lo mejor de todo, no es sólo eso. Lo mejor de todo es que a Sam Firstenberg le encanta hablar de cine, del que se hacía antes y del que se hace ahora, después de más de tres décadas en este endiablado negocio y eso es algo que, en un mundo tan interesado y lleno de grises como el nuestro, se agradece sobremanera.
Foto del director Sam Firstenberg.
La conversación empieza mientras el director y yo revisamos las páginas del catálogo promocional impreso por la productora Cannon Group, Inc para el festival internacional de cine de Cannes, en su edición del año 1987. Aquel catálogo supuso, a la postre, uno de los últimos ejemplos de lo que el sello cinematográfico ofrecía antes de los problemas, la separación de ambos socios, y la desaparición de toda aquella forma de producir, dirigir y presentar los estrenos de cine.
Las primeras páginas del catálogo están protagonizadas por dos de los estrenos más esperados del momento, Over the Top -proyecto largamente anunciado, con Sylvester Stallone y Menahem Golan en el papel de actor principal y director, respectivamente- y Superman IV, última entrega del hombre de acero interpretada por Christopher Reeve, quien accedió a la propuesta del sello cinematográfico siempre que Menahem Golan y Yoram Globus dieran luz verde al proyecto de Street Smart, una de las mejores películas del desaparecido actor y que no tuvo el éxito que debiera. Y te puedo asegurar que Christopher (Reeve) puso todo de su parte.
Film Kino (FK) Sí, la película no sólo está muy bien interpretada por Kathy Baker, Mimi Rogers, Morgan Freeman y el mismo Christopher Reeve, sino que la temática y el trabajo del director, Jerry Schatzberg, tampoco desmerece.
Sam Firstenberg (SF) Mira, en el caso de esta película, 52 Pick-up, interpretada por Roy Scheider y Ann-Margret, te diré que el proyecto es anterior a la Cannon (Group, Inc). Menahem (Golan) compró los derechos de la novela cuando estaba al frente de AmeriEuro Pictures Corp. La idea original era hacer la película en Israel y cuando Menahem (Golan) invitó al autor de la novela original, Elmore Leonard, fui yo quien lo llevé por todo el país buscando localizaciones, para así poder adaptar la narración al nuevo escenario. Al final, el proyecto quedó aparcado hasta que John Frankenheimer se hizo cargo de esta versión. No obstante, Menahem (Golan) aprovechó los derechos de la novela y también produjo otra película basada en el mismo libro, The Ambassador (1984) dirigida por J. L. Thompson y protagonizada por Robert Mitchum y Rod Hudson.
FK: A eso le llamo yo amortizar la inversión…
SF: Sí (risas) Menahem (Golan) sabía cómo hacer esas cosas, aunque quien más velaba por el dinero era su primo, Yoram Globus. Esta otra película, Investigacion (película que debía haber unido a Al Pacino y Andrei Konchalovsky) nunca se rodó, como la versión cinematográfica del musical basado en la película Zorba, el griego.
FK: Eso pasaba mucho en los catálogos de la Cannon (Group, Inc). Se anunciaban muchas películas que luego nunca se llegaban a estrenar.
SF: Cuando llegaba Cannes, a Menahem (Golan) le entraba las prisas por encontrar proyectos que ofrecer a los inversores y por eso hay tantas películas que se anunciaron en aquellos años, pero que, luego, nunca se rodaron.
FK: Eso no pasó con la versión cinematográfica de la ópera de Giuseppe Verdi, Otello, dirigida por Franco Zeffirelli e interpretada por Plácido Domingo. Con mucho, el mejor ejemplo de cómo se debe adaptar una composición lírica a la gran pantalla. 1
SF: Para mí, Otello y El tren del infierno (Runaway Train. Andrei Konchalovsky, 1986) son las dos mejores películas producidas por la Cannon (Group, Inc) a lo largo de toda su historia.
FK: Totalmente de acuerdo. Recuerdo cuando vi la película del director ruso, en pase privado, previo al estreno, y todavía no se me ha olvidado la secuencia final y la sensación de desazón y tristeza que te embarga mientras ves el final de aquella tragedia.
SF: El tren de infierno es una de esas películas que nunca se olvidan, tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuentan.
FK: De todas formas, Cannon (Group, Inc) también fue responsable de crear toda una mitología, añadiendo al imaginario colectivo los ninjas, los prisioneros de guerra y, cómo no, el ninja americano.
SF: Es cierto, y sobre todo por el interés de Menahem Golan por contar historias, algo que entraba en conflicto con su labor como productor y ejecutivo. Por ejemplo, cuando terminamos de rodar La venganza del Ninja, no quedé contento con el resultado y Menahem (Golan) me dijo que no me preocupara y que rodara unas cuantas secuencias más. Luego, y tras aumentarme el presupuesto, nos fuimos hasta Japón para rodar la secuencia con la que empieza la película, rodamos la pelea en el parque y volvimos a rodar parte de la secuencia final, el principio, antes de la pelea final.
FK: La mejor de toda la saga.
SF: Sí, es una de las mejores y costó rodarla, tras una semana entera de trabajo. No obstante, lo mejor fue la actitud de Menahem (Golan) y su empeño en que las cosas salieran bien, siempre que se cumplieran unas reglas, sobre todo la duración, no más de noventa minutos. Ésa era una regla muy importante para él y siempre trataba cumplirla -salvo en el caso de Otello y El tren del infierno, la cuales, como ya te he dicho, no parecen películas de la productora. Por eso, cuando terminé de montar Avenging Force, la cual casi duraba dos horas, Menahem me dijo que redujera el metraje hasta los noventa-cien minutos y le dije que como estaba, estaba bien. Y el me dijo “Si reduces el metraje, quedará aún mejor” (Risas) 2
FK: El director de programación de unos de los festivales que se celebran en este país me dijo hace unos años que, todo aquello que no se puede contar en noventa minutos, tiene que justificarse muy bien en una pantalla.
SF: En realidad el cine más clásico, los westerns, las películas de Tarzan y todas aquellas historias que tanto me gustaba ir a ver de pequeño no duraban más de noventa minutos, incluso menos y nadie se quejaba.
FK: Ninguna de las dos partes del Guerrero americano duraban más de eso y tan bien que lo pasábamos. La fuerza de la venganza (Avenging Force) dura un poco más, pero tampoco se nota (risas)
SF: En realidad la idea que siempre estaba presente en la cabeza de Menahem (Golan) era ésa; es decir, entretener y, de paso, ganar dinero. La verdad es que él era un narrador de historias y por eso tuvo todos los problemas que tuvo, y la aventura terminó tan mal, económicamente hablando, como terminó.
FK: En mi caso particular, que crecí dentro de una sala de cine viendo todas aquellas películas, hay días que tengo la sensación de que algo se ha perdido en estos últimos treinta años. Ahora se hacen muy buenas películas, pero los sentimientos que despertaban todas estas películas, tales como Firewalker (J.L. Thompson, 1986); Masters del Universo (Gary Goddard, 1987); Allan Quatermain y la ciudad perdida de oro (Gary Nelson, 1986) o Contacto Sangriento (Newt Arnold, 1988) ya no se ven dentro de una sala de cine.
SF: Te diré algo acerca de esas dos últimas películas. Allan Quatermain y la ciudad perdida de oro, me hubiera encantado dirigirla, pero J.L. Thompson ya había dirigido la primera y Menahem (Golan) decidió seguir confiando el mismo equipo. Contacto sangriento fue la única película que rechacé mientras estaba trabajando en la productora. Todavía hoy me arrepiento, sobre todo por el éxito que luego cosechó al contar con Jean Claude van Damme.
FK: American Samurai es una gran película de artes marciales y contó con David Bradley y Mark Dacascos, lo cual tampoco está mal, la verdad.
SF: No. Esa película es un buen ejemplo de lo que ahora se ha perdido en el cine de acción. Los combates son reales y están hechos en el mismo escenario que luego se ve en la película. Hoy en día se hacen muy buenos dramas, películas independientes tan interesantes como Moonlight, pero, cuando ves una película de acción, ya no resultan tan reales como antes.
FK: Sí, como cuando ves a Michael Dudikoff trepando como un mono en una de las secuencias de La fuerza de la venganza.
SF: Sí, como también ocurre con la pelea final. Michael estaba metido en aquel pantano, como el resto de los actores, de la misma forma que Chuck (Norris) se colgaba de los árboles, o saltaba de un camión en marcha. Todo aquello hacía que las películas de acción fueran más reales, aunque, en el fondo, tenías la sensación de que solamente eran eso, películas.
FK: AL contrario de lo que pasaba cuando veías una película de Sam Peckinpah…
SF: Sam Peckinpah era un gran director, pero le gustaba la violencia y por eso la glorificaba en la pantalla. Por eso sus héroes eran como él, duros y violentos.
American Ninja © 2018 Metro-Goldwyn-Mayer
FK: Algo que no pasa con Michael Dudikoff en El guerrero americano.
SF: El personaje de Michael (Dudikoff) era mucho más vulnerable que el resto de los héroes de la productora y eso ayudó mucho a la película, lo mismo que la historia de amor entre su personaje y el de Judie Aronson, Patricia. Lo mejor es que una película como ésa, pensada para un público masculino, tuvo tantas seguidoras femeninas. Hace dos años, cuando acudí a un festival en Madrid, conocí a una chica que me dijo que había llamado a sus hijos Joe y Curtis por los personajes de El Guerrero americano. Para mí fue todo un honor (risas)
FK: Yo recuerdo muy bien la cantidad de chicas que fueron solas a ver la película y tan bien que se lo pasaban.
SF: Entonces es que algo hicimos bien.
FK: Hicieron bien muchas cosas, de eso puede estar seguro.
SF: Muchas gracias por tus palabras.
FK: Muchas gracias por sus películas y por su tiempo.
© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2018
American Ninja © 2018 Metro-Goldwyn-Mayer
1- Otello contó con la dirección musical de Lorin Maazel y la orquesta y coros del teatro Alla Scala de la ciudad italiana de Milán.
2- Al final la película duró 1 hora y 44 minutos, quince minutos más de lo normal en las producciones del sello cinematográfico.
Más de lo mismo se puede decir del actor David Bradley, quien tomó el relevo de Michael Dudikoff en la saga del ninja anglosajón y que luego trabajaría, hasta en cuatro ocasiones con Sam Firstenberg, siendo American Samurai el mejor ejemplo de cómo se puede hacer una película con poco presupuesto y salir con bien del embrollo, justo cuando se vivían los últimos estadios de la productora.
No obstante, lo mejor de todo, no es sólo eso. Lo mejor de todo es que a Sam Firstenberg le encanta hablar de cine, del que se hacía antes y del que se hace ahora, después de más de tres décadas en este endiablado negocio y eso es algo que, en un mundo tan interesado y lleno de grises como el nuestro, se agradece sobremanera.