El corredor sahariano es una pequeña ave esteparia cuya distribución reproductora dentro del territorio español se limita al sureste peninsular y las islas de La Graciosa, Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria. Llanos del Matorral suponía la única y última localidad grancanaria en la que se reproducía, pero a lo largo de los últimos meses este rincón ha sido arrasado con la instalación de parques eólicos y plantas fotovoltaicas.
Las poblaciones canarias figuran como Vulnerables en el Catálogo Regional de Especies Protegidas, misma categoría en las que la recoge el Catálogo Estatal. Además, la Directiva Aves, una herramienta de conservación europea, las incluye en el Anexo I, que tiene como objeto garantizar medidas de conservación especiales en cuanto a su hábitat, con el fin de asegurar su supervivencia y reproducción en su área de distribución.
Por si fuera poco, la extensa superficie afectada, y casi dos tercios de los llanos sedimentarios del sureste grancanario, están declarados Área prioritaria de reproducción, alimentación, dispersión y concentración de las especies amenazadas de la avifauna de Canarias.
Esta extensa llanura aluvial fue, no hace tanto, un auténtico paraíso para animales y plantas propios de ambientes semidesérticos. Cabe destacar que, apenas un siglo atrás, era habitada incluso por la avutarda hubara. Primero la agricultura intensiva, más tarde un urbanismo devastador, y ahora, la instalación masiva de infraestructuras para la conversión de energías renovables, han puesto en la picota a numerosas especies.
Juan Carlos Illera, profesor titular de universidad y miembro de la Asociación Canaria para la Conservación de la Biodiversidad (ACBC), manifiesta que “la ampliación de los campos eólicos previstos en la zona es incompatible con la conservación de las especies citadas, y solicita que se considere ubicarlos en otro lugar menos dañino para la avifauna amenazada canaria”.
Por su parte, Josefa Díaz y Liberto Herrera, observadores de aves y grandes seguidores de la actividad migratoria y la situación de las poblaciones locales en este sector de la isla, expresan lo siguiente: “Sentimos una gran tristeza al pasar por el lugar y ver como van desapareciendo poco a poco todas las especies”.
A pesar de ser un territorio severamente degradado, continúa siendo hábitat de máxima importancia para las aves esteparias que sobreviven en la isla. De continuar el actual ritmo de consumo y destrucción del territorio, es posible que varias de ellas terminen por desaparecer.