El pasado sábado 20 de marzo se formó una cadena humana “en defensa del turismo” en Playa del Inglés, San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria). La manifestación la convocó Radio Top21, emisora isleña que ha impulsado la concentración “para hacer una llamada de atención” y reclamar que “los hoteles han sido ocupados por inmigración ilegal. Y no podemos desproteger nuestra marca turística”, según subrayaron los organizadores en una entrevista en TVE. El Ayuntamiento local ha evitado pronunciarse sobre el acto, que recalcó estas mismas consignas xenófobas y alentó la participación bajo mensajes como el siguiente:
“¿De qué forma podemos solventar este mierdón que tiene Canarias? Es que encima mueren personas en el mar. (…) No tiene otro calificativo de miseria humana. Y lo digo con el mayor respeto a la vida y a los seres humanos ¿Seguimos quedándonos en casa? ¿Seguimos en la dinámica? O salimos a la cadena humana el próximo sábado como una opción u oportunidad que nos brinda la vida”.
El cartel de la concentración reza “cadena humana en Gran Canaria para decir: basta ya!”. A ella acudieron decenas de personas, así como unidades de la Policía Local y efectivos de Protección Civil, que lo hicieron para vigilar el desarrollo del acto. También se personó en el lugar el concejal de Turismo, Urbanismo, Políticas Ambientales y Recursos Humanos del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, Alejandro Marichal (Coalición Canaria), que ha defendido en sus redes sociales el mensaje de la concentración.
“Organizados, pacíficos y respetando las medidas impuestas, hemos reivindicado los intereses de nuestra tierra. Seguridad ciudadana, economía, turismo, bajada de impuestos y ejemplaridad política son algunas de las proclamas de este evento, organizado por Radio Top21”, dijo Marichal.
“Esta es la mayor miseria humana en la historia de Canarias. En la historia de nuestro país. No me pregunten después cuándo, dónde y cómo. No me pregunten después que por qué no se hizo nada más. No me preguntes por qué mañana no vas a comer. (…) Porque esto ya es inaguantable, insoportable. Para el turismo, fuente de riqueza. Para las personas que llegan y reciben esa atención y la falta de respeto… Que eso nos importa. Pero nos importa más nuestra tierra y la defensa de la misma”, dice la emisora en un vídeo compartido en sus redes. Es importante recordar que el año de la crisis de los cayucos, en que llegaron a Canarias más de 30.000 migrantes, las Islas recibieron más de 10 millones de turistas.
El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana ha confirmado a este periódico que la manifestación tenía permiso. Pero preguntado por qué no ha salido a desmarcarse de los mensajes expuestos, ha anunciado que no va a hacer declaraciones, y que se remite a los comunicados de Nueva Canarias y PSOE, dos de las cuatro formaciones políticas que conforman el Consistorio local junto con Coalición Canaria y Ciudadanos, que rechazan “cualquier proclama o consigna de carácter xenófobo y a la criminalización de las personas migrantes”.
“Nos preocupan mucho las proclamas que llevan firma de la ultraderecha y que además se esconde detrás de manifestaciones pacíficas”, señala el PSOE en San Bartolomé de Tirajana.
Este municipio turístico del sur de Gran Canaria, así como Mogán (que también ha celebrado manifestaciones a favor del turismo que han finalizado con mensajes racistas), ha sido protagonista en los últimos meses por la crisis migratoria en el Archipiélago. En agosto, los vecinos de Tunte, una pequeña localidad de poco más de 600 habitantes, levantaron barricadas para intentar detener el paso de los migrantes que habían sido desplazados al pueblo para pasar la cuarentena por COVID en el Aula de Naturaleza Virgen del Pino de Tunte. La alcaldesa, Concepción Narváez (PSOE), acusó a la Delegación del Gobierno de una “mala gestión en este traslado” y defendió que “[los vecinos] no protestan contra las personas, su enfado viene por las malas condiciones del centro y sus servicios”.
Un mes después, en septiembre, Narváez criticó la apertura de los hoteles para acoger a las personas migrantes. “No es el lugar idóneo”, dijo, “ya que las personas que se dedican a sembrar odio lo utilizarán para crear crispación social, y están de acogida humanitaria no de vacaciones”. Y a principios de año, cuando comenzaron a brotar en el Archipiélago episodios xenófobos y racistas, afirmó en una entrevista que le preocupaban las supuestas peleas y delitos de migrantes en el municipio. “Son 50 años de trabajo, de mucho esfuerzo de personas privadas y públicas para presumir de esa seguridad, que se puede ver dañada”.
Pocos días más tardes, el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, aseguró que la llegada de inmigrantes no ha provocado un repunte de la criminalidad en las Islas. Según el Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior, el total de infracciones penales en San Bartolomé de Tirajana cayó un 31,6% en 2020.