ALBACETE, 4 (EUROPA PRESS)
El presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, recordó este viernes que “hasta la corona de los Reyes que se representa en nuestro escudo lleva la cruz”, pero que tales tradiciones no significan “que hemos de imponer, de cara al futuro, lo que ha sido nuestra historia” ni “tampoco que con los símbolos religiosos se debe molestar a quien esos símbolos le puedan hacer daño”.
“En España, con independencia del valor que se le quiera dar desde un punto religioso o histórico, gran parte de nuestra propia historia no se entiende si no es por la influencia de la religión cristiana”, afirmó Bono, a preguntas de los periodistas sobre la polémica de la retirada de los crucifijos en colegios públicos, antes del inicio de una ponencia que ofreció en Albacete para clausurar el seminario 'El franquismo, la transición y la Constitución Española'.
Añadió que la Constitución “no dice exactamente que España sea un país laico, sino que no es confesional”. En ese sentido, calificó como “muy razonable” que la Constitución “no sea la consagración de lo que había sido un daño, la confesionalidad del Estado” durante muchos años.
Por eso, para encaminar la situación, según José Bono, la Constitución “inteligentemente dice que se mantendrán relaciones de colaboración con las iglesias y singularmente menciona a la Iglesia católica, pero no es que lo haga por hacer un favor a la religión católica o a los cristianos, es que en España, con independencia del valor que se le quiera dar desde un punto religioso o histórico, gran parte de nuestra propia historia no se entiende si no es por la influencia de la religión cristiana”, insistió.
Así, recordó que “hasta la corona de los Reyes que se representa en nuestro escudo lleva la cruz” o que “cuando a uno le dan una condecoración grande se llama la Gran Cruz, no le llaman la gran Media Luna, ni el Gran Buda, que probablemente sería tan razonable como en otro país, pero nuestra tradición es la que es”.
A pesar de ello, aseguró que esta tradición “evidentemente no significa que hemos de imponer, de cara al futuro, lo que ha sido nuestra historia” ni “tampoco que con los símbolos religiosos se debe molestar a quien esos símbolos le puedan hacer daño”.