Cae una red que vendía en Senegal motores de pateras sustraídos en Arguineguín
La Guardia Civil y Vigilancia Aduanera de Las Palmas han desmantelado una red a la que se acusa de sustraer hasta 208 motores de pateras y cayucos llegados en 2020 al muelle de Arguineguín (Gran Canaria) y venderlos luego a compradores senegaleses con ayuda de documentación aduanera falsa.
En esta operación, se ha detenido a 14 personas e investigado a otra más, a quienes se imputan supuestos delitos contra la administración pública y los derechos de los ciudadanos extranjeros, pertenencia a grupo criminal, contrabando, apropiación indebida, receptación, falsedad documental y simulación de delito.
Los hechos se iniciaron a raíz de que la Oficina de Análisis e Investigación Fiscal de la Guardia Civil del Puerto de Las Palmas de Gran Canaria y la Unidad de Análisis de Riesgos de Aduana Marítima de la Agencia Tributaria abrieran un contenedor marítimo en el que hallaron 52 motores fueraborda de idénticas características a los utilizados por los cayucos procedentes de los países africanos de los que parte la ruta migratoria que conduce a Canarias.
Este hallazgo llevó a la Guardia Civil a relacionar el origen ilícito de los mismos con una denuncia interpuesta en el cuartel de la Guardia Civil de Puerto Rico en la que se aseguraba que “autores desconocidos habían sustraído cerca de 100 motores fueraborda perteneciente a pateras, además de 30 garrafas de combustible y una embarcación neumática”, informa el instituto armado en un comunicado.
La investigación abierta para esclarecer esta denuncia permitió constatar que su autor, junto con otro empleado de la empresa responsable del muelle de Arguineguín, auxiliados por un vecino de Santa Lucía de Tirajana, trasladaban motores fueraborda depositados en el recinto portuario hasta un depósito externo, ajeno a la empresa.
Las gestiones policiales realizadas confirmaron que la vendedora de estos motores era la pareja sentimental del vecino de Santa Lucía de Tirajana.
A esta mujer se les responsabiliza de haber vendido 208 motores a ciudadanos mayoritariamente de origen senegalés, con ayuda de unos exportadores.
Todas estas pesquisas permitieron detectar “tres subgrupos perfectamente organizados, cuyas tareas diferenciadas consistían la obtención y posterior traslado de motores fuera del muelle de Arguineguín, así como su venta a terceras personas”.
Un subgrupo, conformado por ocho exportadores, se dedicaba a trasladar los motores hasta Senegal y otro, compuesto por personas vinculadas al ámbito aduanero, se encargaba de expedir certificados de buen funcionamiento de motores y de falsificar la documentación aduanera necesaria para efectuar sus exportaciones.
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